Jackie y el karma

Hace unas semanas, la enfermera más peculiar de la televisión regresó a nuestras pantallas. Nurse Jackie es una serie que se estrenó con mucho éxito en el canal Showtime en 2009, pero que la temporada anterior fue renovada por los pelos dando carpetazo a otra serie del mismo canal, United States of Tara. La tercera temporada fue realmente floja, la historia se convirtió en algo aburrido y pesado, pero en el último episodio supieron cómo sorprendernos con algún que otro detalle.

Hasta ahora, la hipocresía, el sexo, las mentiras y las drogas (o medicamentos en exceso) se adueñaron de la vida de Jackie Peyton. Es decir, todos sabemos que abusaba de unos determinados medicamentos, los cuales los conseguía gracias a sus relaciones sexuales con el farmacéutico del hospital, siéndole infiel a su marido. Evidentemente todo tiene un por qué, y es que Jackie padece de un dolor lumbar crónico que,  añadido a su hostil relación con su primogénita, la empujaron a abusar de los medicamentos creando una adicción que ya no podía controlar. Todo ello, adornado con mentiras tanto a su familia como a sus compañeros de trabajo, quienes piensan que tiene otra vida distinta. Como veis, es la pescadilla que se muerde la cola, un bucle que todo espectador sabe que no va a acabar bien, y es lo que ocurre en esta temporada.

Al final de la temporada anterior, Jackie no sólo rompió con su amante, sino que rompió con su propio marido ya que este le confiesa que fue infiel, y es aquí donde empieza la cuarta temporada. Con un nuevo corte de pelo (todavía no me acostumbro a verla así), Jackie tiene que hacer frente al karma. Unos cuantos detalles muy desafortunados hacen que nuestra protagonista se dé cuenta de lo que está haciendo con su vida y con la de su familia, y se traga su orgullo pidiendo ayuda. Así es como decide ir a lo que denominará “Disneyland”, un centro de rehabilitación para dejar de lado su vida como drogodependiente y volver a recuperar el control de su vida.

Jackie debe permanecer en Disneyland 28 días, pero lo que en un principio cree que será pan comido se convertirá en un auténtico infierno del que intentará salir antes de tiempo. Sin contar que hará trampas en todo el procedimiento, ya sea llamando por teléfono, engañando a su hija mayor para ir a verla, o chivándose de otros compañeros. La rehabilitación no es fácil, y menos para una madre con niñas pequeñas, y al salir se encuentra con detalles que no le gustan, como son que su hija empiece a usar maquillaje y empiece a ligar con chicos, que su antiguo amante le haya contado todo a su marido, o que su éste quiera quitarle la custodia de las niñas.

Otra novedad de esta temporada son los cambios que hay en el hospital All Saints. Aparece un nuevo personaje, el doctor Miguel Cruz (Bobby Cannavale, Will & Grace) que se encargará de administrar el hospital haciendo varios cambios. Por ejemplo, el de bajar de categoría a la gran Akalitus. Por otro lado, tendremos en un futuro un nuevo personaje en la serie, ya que la doctora O’Hara va a dar a conocer su embarazo.

Para finalizar, mi opinión personal de esta cuarta temporada es que ha cambiado bastante a la temporada anterior. Y es algo que se agradece, ya que ha vuelto a resurgir en mi el interés que esta serie me hizo engancharme en sus orígenes. La temporada anterior estuvo a punto de hacerme tirar la toalla y abandonarla, y por el momento, no me ha hecho arrepentirme de no haberlo hecho. Todos los domingos tenemos una cita con esta enfermera y sus nuevas historias.

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Teaser de la cuarta temporada