La mujer de la casa de enfrente de la chica en la ventana es mucho más que la serie con un título exageradamente largo de Netflix. Es una miniserie (en teoría) que pretende ser una parodia (en teoría) de los thrillers psicológicos, y que para lograrlo trata de moverse entre el suspense, el misterio y la comedia negra. De toda esa reacción química resulta una serie muy entretenida, con una recta final de infarto y con un final abierto que quizás anime a Netflix a tachar miniserie y llamarla primera temporada.
La serie funciona por sus elementos de suspense. Kristen Bell interpreta a Anna, una mujer divorciada que perdió a su hija de una manera muy bizarra. Para tratar de superar el dolor, se pasa el día altamente medicada, mezclando las pastillas con enormes cantidades de vino y sufriendo inquietantes alucinaciones. Son precisamente esas visiones perturbadoras las que hacen que no queramos dejar de mirar. Descubrir qué parte de lo que vemos a través de sus ojos es cierto o no es el aliciente que necesitamos para tratar de descubrir el crimen que cree haber presenciado desde la ventana.
La vida de Anna cambia por completo cuando se muda a la casa de enfrente Neil (Tom Riley, The Nevers) un hombre viudo, aparentemente soltero con una adorable niñita. La posibilidad de recuperar lo perdido se convierte en una pequeña obsesión en la que los guisos, la pintura y el vino son los ingredientes principales.
La mujer de la casa… patina a la hora de hacernos reír. O como mínimo de hacernos gracia. El tono de suspense y misterio es tan alto que los alivios cómicos, que no son muchos, se notan forzados y muy anticlimáticos. Alguno funciona bien, como su llegada al colegio en bata, su pánico a la lluvia o el manitas más lento de la historia; pero tiene otros tantos muy mal aprovechados, como la supuesta costumbre de la protagonista de forzar un acento británico que no vemos más allá del primer episodio. Si tu intención es ser paródica, no tengas miedo a excederte. No tengas miedo a ser mamarracha y pon toda la carne en el asador. Go hard or go home.
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