Taboo se ha convertido indudablemente en una de las series del 2017. El ambicioso proyecto iniciado por Tom Hardy y coproducido por la BBC y FX ha generado una gran expectación, además de cosechar muy buenas críticas debido, principalmente, al reparto de estrellas que maneja, tanto a nivel productivo (Steven Knight, Ridley Scott y Tom Hardy) como interpretativo (el propio Hardy, Jonathan Pryce, Michael Kelly, Oona Chaplin). Tras el final de la primera temporada con la emisión del octavo episodio y una vez confirmada la renovación para una segunda entrega, llegó la hora de analizar los puntos fuertes y débiles de la gran apuesta de la BBC para este 2017.
Puntos fuertes
1. Género mixto con gran personalidad
Taboo en sus primeros episodios no dejaba claro si se trataba de una serie de aventuras, de un drama político o histórico o si sucumbía al género fantástico/místico y, realmente, podríamos decir que es una mezcla de todas ellas. En primer lugar porque se centra en la vida y figura de James Delaney, es decir, relata las aventuras de un hombre que no le teme a nada ni le rinde cuentas a nadie. Por otra parte, como drama político ha sido capaz de representar la corrupción, mentiras y engaños de la Compañía de las Indias Orientales, la empresa de comercio más privilegiada de la época. Si bien es cierto que el valor como serie histórica queda bastante limitado, sobre todo en lo referente a Nutka y su papel en esta historia como enclave estratégico de comercio.
Pero Taboo no se limita a lo verosímil y también sumerge al espectador en un mundo fantástico repleto de misticismo. A lo largo de los capítulos vemos como la serie oculta una parte mística, empezando por los desconcertantes flashbacks de indios y esclavos que han marcado la estancia de Delaney en tierras africanas, seguido de los perturbadores sueños eróticos de Zilpha. Este misticismo también lo apreciamos en la extraña conexión que tiene Delaney con los espíritus, algo que confirmamos en el último capítulo, cuando aseguró que si su hermana estuviese muerta en el río “la oiría cantar y lo sabría”. Todo lo referente a esta trama espiritual no se terminó desvelando y es más que probable que sea uno de los puntos fuertes de la segunda temporada que ya ha sido renovada.
Por último cabe destacar el enorme simbolismo de Taboo. Temas como el agua, la muerte, la transfiguración o incluso el papel de los animales en el mundo natural están de alguna forma insertados en la construcción del relato, siendo elementos muy importantes en la creación de la historia. Entre ellos resalta el papel del agua, los ríos y los mares, lugar donde se desarrollan los sucesos capitales de la acción y que cobran importancia desde el inicio de la serie, incluso en la propia intro.
Por último cabe destacar el enorme simbolismo de Taboo. Temas como el agua, la muerte, la transfiguración o incluso el papel de los animales en el mundo natural están de alguna forma insertados en la construcción del relato, siendo elementos muy importantes en la creación de la historia. Entre ellos resalta el papel del agua, los ríos y los mares, lugar donde se desarrollan los sucesos capitales de la acción y que cobran importancia desde el inicio de la serie, incluso en la propia intro.
2. Exquisita ambientación
Taboo maravilla a los espectadores gracias a una recreación bastante coherente y acertada de un periodo complicado y ominoso en la historia británica, que abarca los primeros años de 1800, concretamente el periodo de la regencia inglesa (1811-1820). Se refleja una etapa oscura y caótica de la ciudad londinense, en donde los conflictos con tierras americanas eran constantes y las convenciones y usos de las clases sociales, muy polarizadas, más que arcaicos eran oscurantistas. El danés Kristoffer Nyholm, quién dirigió los cuatro primeros episodios y el director finlandés Anders Engströn, encargado de los cuatro últimos, supieron realizar en base al texto una recreación visual bastante acertada a nivel estilístico e histórico del escenario. A partir de la iluminación con tonos fríos, la niebla y las magníficas localizaciones para la ambientación, consiguieron una estética oscura y sucia donde es muy fácil ver el contraste entre la Revolución Industrial (sus tonos grises, grasosos y perversos) y la burguesía británica (bella, impoluta y brillante). Gracias a esto consiguieron recrear una atmósfera singular que, junto a la más que conseguida representación de los vestuarios, la gran calidad de los escenarios, la increíble fotografía y la maravillosa banda sonora de Max Richter, sirvieron para alcanzar una ambientación exquisita capaz de trasladar a cualquier espectador a la época.
3. Un Tom Hardy inigualable
Si hay que escoger un solo motivo para ver Taboo ese es Tom Hardy. La presencia del actor inglés en la creación, producción e interpretación de la serie es el principal aliciente para sumergirnos en esta oscura e inquietante historia. Hardy hace lo que mejor sabe hacer; de chico duro que impone, intimida y a la vez cautiva, a pesar de su falta de apatía inicial. El actor realiza un trabajo de expresión corporal llevado a su máximo esplendor, donde no son necesarios grandes diálogos o monólogos, sino unas pocas palabras y los gestos más breves para trasmitir los sentimientos de distanciamiento moral de Delaney con el resto del mundo. Sus constantes gruñidos y el alzamiento del dedo índice en señal de amenaza ya se han convertido en un sello de identidad del personaje y su pasado perturbador lo han convertido en un ser que, a pesar de sus acciones, parece sensible y vulnerable, generando así una imagen entrañable.
Por si fuera poco, no podemos olvidar la presencia de otros actores de la talla de Oona Chaplin, Franka Potente, Stephen Graham, Michael Kelly, David Hayman, Mark Gatiss y Jonathan Pryce, que realiza un más que excepcional papel como el vil Sir Stuart Strange.
1. Los malos nunca son tan malos ni los buenos tan buenos
Con Taboo tenemos la sensación de que los roles de personaje malo y bueno ya están establecidos desde el principio. Si bien es cierto que el personaje de Tom Hardy no causa mucha empatía en el inicio, pronto se convierte en el “héroe” que guiará a su séquito de excluidos sociales hacia la libertad. A lo largo de los capítulos vemos como la larga lista de enemigos de James Delaney (la Indian East Company, la Corona, la Sociedad de Correspondencia Secreta de América y hasta el mismísimo marido de Zilpha) se posicionan claramente en el bando de los malos con actitudes más que despreciables e inmorales. Esto contrasta enormemente con la posición de Delaney y sus aliados que, a pesar de sus conductas desdeñables, generan una gran simpatía en el espectador. Por no mencionar el hecho de que un hombre tan tenebroso y misterioso como el protagonista encuentre el apoyo ideal e incondicional de un grupo de lo más variopinto (el científico loco, el asesino con alma de escritor, el drag queen infiltrado, la madrasta de armas tomar…) que lo ayudan a llevar a cabo su plan. Un plan que, por si no fuera bastante complejo, acaba saliendo a la perfección gracias a los poderes de predicción del protagonista, quién siempre va un paso por delante de sus enemigos.
2. Ritmo lento y carente de acción
Tengo que reconocer que dudé al establecer este argumento como un punto débil porque, personalmente, no lo considero así. Sin embargo, los datos de audiencia demuestran que una parte importante de los espectadores que empezaron a seguir Taboo la abandonaron en los primeros capítulos. En el Reino Unido, por ejemplo, tuvo un estreno seguido por 8,5 millones de espectadores y se despidió con casi 5,6, una pérdida considerable a pesar de no ser un dato malo. ¿El motivo? la lentitud y la falta de acción. Muchos argumentaron que, al menos en los primeros capítulos, no ocurría nada interesante y las escenas y diálogos transcurrían con tal lentitud que los adentraba en una espiral de aburrimiento de la cuál era imposible escapar.
Lo cierto es que si buscas una serie repleta de acción, suspense y giros argumentales al más puro estilo de Juego de Tronos, Taboo no es la mejor elección. La serie de Tom Hardy está hecha para sumergir al espectador en la Londres previctoriana. Este es quizás el motivo por el cúal los primeros capítulos tienen un carácter tan descriptivo, en donde la ambientación cobra gran importancia. Es una serie para sentarte en tu sofá y disfrutar con cada escenario, cada diálogo y cada fotografía que nos proporciona la brillantez de un productor como Steven Knight. Esto no quita que los capítulos no estén cargados de suspense e intriga, si bien es cierto que tuvimos que esperar hasta la apoteósica batalla contra el ejército inglés del capítulo final (probablemente el mejor de todos) para presenciar una gran escena de acción.
Lo cierto es que si buscas una serie repleta de acción, suspense y giros argumentales al más puro estilo de Juego de Tronos, Taboo no es la mejor elección. La serie de Tom Hardy está hecha para sumergir al espectador en la Londres previctoriana. Este es quizás el motivo por el cúal los primeros capítulos tienen un carácter tan descriptivo, en donde la ambientación cobra gran importancia. Es una serie para sentarte en tu sofá y disfrutar con cada escenario, cada diálogo y cada fotografía que nos proporciona la brillantez de un productor como Steven Knight. Esto no quita que los capítulos no estén cargados de suspense e intriga, si bien es cierto que tuvimos que esperar hasta la apoteósica batalla contra el ejército inglés del capítulo final (probablemente el mejor de todos) para presenciar una gran escena de acción.
3. Subtramas sin desarrollar y abiertas
El oscuro pasado de James Delaney en África, las decisiones políticas del repulsivo rey Jorge, la relación incestuosa del protagonista con su hermana, el conflicto de esta con su marido, el hundimiento del Cornwallis cargado de esclavos… con esta cantidad de subtramas era de esperar que a los productores les resultase imposible abarcar todos los temas y darle explicación a cada una de las historias en tan sólo 8 episodios. Tramas que en un principio parecían principales, como la relación amorosa de James y Zilpha, fueron perdiendo protagonismo y otras como la relación de ésta con su violento marido acabaron de la forma más fácil.
El final de temporada ata los cabos justos y deja un final relativamente cerrado con James Delaney zarpando rumbo a las Azores, pero aún así quedan muchas tramas abiertas que esperan resolución en los 8 capítulos que tendrá la segunda temporada. ¿Qué habrá pasado con Zhilpa?, ¿Estará Stuart Strange muerto?, ¿Qué oscuros secretos perturban a Delaney?. Habrá que esperar hasta el 2018 para volver a disfrutar de Tom Hardy y compañía.
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