Oliver corre a borrar el teléfono, no ha dudado ni un solo momento. Deja clara su lealtad a la jefa y pronto regresa a la mansión Keating a dejar caer el móvil. Allí se encuentra con Bonnie y una nueva noticia: hay otra persona en la casa, herida pero con vida. Es probable que se confirme su identidad la semana que viene. Seguimos sin saber por qué Annalise quiere ir a prisión. ¿Escapa de alguien o trama algo?
Volvemos al pasado y nos olvidamos de la mansión. Jamás pasaron tanto tiempo fuera de casa, y es que ahora que Nate se ha mudado allí, las tramas han de desarrollarse en exteriores para dejarle de lado. Vaya mueble, éste sí que es un hombre florero. Si no fuera policía, Annalise ya le habría mandado más alto que la veleta de Santa María de una patada.
Wes ha tenido sexo con Santa Meggy, y eso es todo. Asher, como siempre, ha abierto la boca en el peor momento y Bonnie ya sabe que se acuesta con Michaela. ¿No habrá consecuencias? Además, han descubierto que el exprometido de Miss Pratt se casa con otra. Despecho bífobo.
Superada ya su mala racha veraniega, Michaela sigue siendo la típica alumna que se apunta a capitanear todos los saraos. Podría haberle salido bien lo de ser primera silla; sin embargo, no ha habido oportunidad de abrir la boca. No ha tenido la suerte de encontrar un cliente bueno e inocente, y su conciencia le ha impedido actuar. Annalise ha tomado el control del asunto y, en ese punto, sumando el resentimiento hacia su ex, no le ha costado nada olvidarse de su conciencia y robar dinero del cliente para jugárselo en el casino. Esperemos que su ex no vuelva a reclamar el anillo que ha tenido que empeñar.
Bonnie tampoco lleva bien el caso de esta semana. Están defendiendo gratis a un asesino y hay, a falta de una, dos chicas muertas que le recuerdan a su niñez. Al menos, por una vez, la victoria de Annalise pasa por el abofeteamiento y encarcelamiento de su defendido. ¿Cuántos fiscales hartos de Annalise habrá en esta ciudad?
Bonnie tampoco lleva bien el caso de esta semana. Están defendiendo gratis a un asesino y hay, a falta de una, dos chicas muertas que le recuerdan a su niñez. Al menos, por una vez, la victoria de Annalise pasa por el abofeteamiento y encarcelamiento de su defendido. ¿Cuántos fiscales hartos de Annalise habrá en esta ciudad?
Connor quería que Oliver se llevase un buen recuerdo de Atlantic City, pero el recuerdo prefería irse con Connor. Un malentendido le ha dejado a la altura del barro y, para rematar, el recuerdo se ha marchado sin dueño. No se merece lo que le está pasando. Triunfará el amor y Coliver perdurará.
El padre de Laurel ha pasado por quirófano y su cambio de aspecto le ha endulzado el carácter. En el pasado prefirió el dinero de su tecnología y sus drones y sus bombas al bienestar de su hija. ¡Fue secuestrada! En cambio, ahora parece estar decidido a recuperar la relación paternofilial que alguna vez tuvieron. Eso sí, contrato mediante; que Roma no se construyó en un día. ¿Es casualidad que Annalise escogiera como una de los Keating Five y como la nueva Bonnie a la hija de un gran empresario experto en espionaje? Pobre diabla.
Annie & Bonnie la convencieron para utilizar el imperio de papá para encontrar a Frank, y éste llamó justo a tiempo y habló demasiado. ¿Ha escuchado papá la conversación? Laurel sabe dónde está y ha decidido guardarse la información. ¿Puede confiar en su profesora o no? ¿Qué pretende hacer Annalise cuando le encuentre? ¿Qué bando elegirá Bonnie cuando sepa la verdad?
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