El regreso de Mindy Kaling y su The Mindy Project en octubre gracias a la mano divina que la salvó de la
cancelación de FOX nos dejó recelosos. El expediente Community aún estaba muy presente en nuestras cabezas y el fracaso
del rescate de Yahoo (y posterior quiebra de todo su proyecto televisivo)
sentaba un precedente agorero para Mindy.
Hoy, 26 episodios después y unos cuantos retoques al reparto más, podemos decir con absoluta tranquilidad que
Mindy Kaling es eterna.
Más larga que una temporada habitual, la cuarta de Hulu se ha permitido
explorar las caras más oscuras de la comedia romántica. El desengaño, la distancia y el reconocer al antagonista en tu mismo
coprotagonista. El cuento de hadas de la más histriónica de las obstetras
se volvió realista, agridulce en ocasiones y se garantizó una nueva fórmula que
la hace aún más tridimensional y capaz de aguantar más años de los que en
principio le vaticinamos.
Danny Castellano empezó a transformarse en un ogro retrógrado poco después
de su visita a la India. A medida que la temporada ahondaba en sus paleozoicas
concepciones del matrimonio y la maternidad, nuestra percepción del personaje
giró hacia el más visceral de los rechazos.
El desamor que compartimos y penamos junto a Mindy Lahiri. Danny, aquel
príncipe azul de las primeras temporadas, convertido en un machista cincuentero
al que temíamos tener que soportar durante innumerables episodios.
Ahora bien, el valor de cercenar su personaje, pegarle la patada y
divorciarnos de él fue tanto un movimiento con precedentes shondianos como la
solución a los problemas de la serie: esto no es una historia de chico conoce a
chica, The Mindy Project es una
historia de chica domina su mundo, su vida y su drama. Danny Castellano se une al club de hombres que no necesita la televisión.
Por muy reacio que sea a terminar de irse de la serie.
Al igual que la muy sonada viudedad de la Dra. Grey, la Dra. Lahiri
anulando su matrimonio con Danny la catapulta a la palestra de la serie. En el
más absoluto de los liderazgos, se acabó
eso de que una trama romántica la lo vertebre todo. Mindy es madre soltera,
mujer trabajadora, amiga, hermana y caos en sí misma. El resto de pretendientes
e intereses sentimentales quedan claramente supeditados a un segundo plano y
siempre con un pie en la puerta. El único asiento blindado es el suyo.
La incorporación de Garrett Dillahunt en el papel de Jody Kimball-Kinney
nos devolvía al punto de partida de la tensión sexual no resuelta. Apuesto
madurito cae prendado de los encantos de la Lahiri en lo que ella navega las
tempestuosas aguas del mercado de la soltería. ¿Fue un acierto o un error buscar tan rápido un reemplazo para Danny?
Definitivamente, acierto. Con su correspondiente lista de fracasos antes que
él, Jody se plantea para la quinta temporada como un personaje recurrente que
pueda durar más o menos, pero sin posibilidad de equipararse a la reina.
La moraleja de
toda de esta retahíla por la mujer independiente es que con o sin hombre, pero
especialmente cuando ha estado por su cuenta, Mindy ha sido capaz de producir
la carcajada como ninguna. Con sus one-liners, su patetismo sin complejos y su
ausencia del sentido del ridículo. Tras cuatro años, sigue siendo uno de los mejores personajes de comedia que tenemos y
todavía queda otro mínimo de 16 episodios para disfrutarla.
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