Dime si eres más de Jay o de Gloria. Dime si eres de los que dan por hecho
que Julia Louis-Dreyfus va a morir imbatible en los premios Emmy o si todavía
vives con miedo de que sigan nominando a Jim Parsons. Dime si eres una Carrie, una Samantha o uno de los de Entourage, si es que te sabes alguno de
sus nombres. Probablemente todas las decisiones te aproximen a la
conclusión de que una protagonista femenina tira más en comedia que un hombre.
Párate a pensar: de los títulos de comedia más aplaudidos del último par de
años, ¿cuántas están encabezadas por un
señor? Louie, House of Lies, Master
of None, Silicon Valley. Quizás
un Last Man on Earth o un Shameless si me apuras muy mucho. Los
Frasiers, los Cheers, los Seinfelds son todos cosa del muy pasado.
De los monologuistas más o menos judíos de los ochenta —por no remontarnos
a los seriales primigenios de cuando aquí no había ni UHF— a los repartos
corales en constante ampliación, los amigotes, la familia y los workplaces… toda esta progresión acaba desencadenando
en semanas como ésta en la que nos encontramos. Finales de temporada de Girls y Broad City tras el lanzamiento de la segunda temporada de Kimmy Schmidt y calentando motores para
el retorno de Veep e Inside Amy Schumer.
No es que en una semana se alineen los astros y los programadores de las
cadenas del cable, no. Es que estamos hablando de actrices, productoras y guionistas que con estas series han terminado
de coronarse y convertirse en iconos de la cultura pop casi equiparables a
un Heisenberg o a un Winter is Coming. En sus versiones más gamberras e
ingeniosas, sí, pero igualmente dignas de formar parte de nuestro vocabulario
referencial doméstico.
En estas cinco series encontramos el denominador común que por suerte cada
vez es más frecuente: la protagonista no
necesita de un hombre o de una relación sentimental para generar una trama.
Llámalo una carencia de sentido de la vergüenza, dos huevos más gordos que el
caballo de Espartero o un afán por hacer de su excentricidad un arte, pero
estas señoras y señoritas hacen su trabajo muy bien y un bien por la sociedad aún
mejor.
Mires donde mires, el personaje
femenino tiene un porcentaje mayor de éxito y de originalidad cuando se
trata del humor. Algo tienen que nos atraen más. Grandes hostias de Netflix: Flaked y The Ranch con Will Arnett y Ashton Kutcher respectivamente. Enfréntalas
a una Kimmy Schmidt o a unas presidiarias
de naranja —dependiendo si estamos en una semana en la que se las considera
comedia o toca drama hasta el lunes—. Otro ejemplo flagrante: en la CW el 100%
de la comedia es de corte femenino y bendita Jane y bendita Rebecca.
Por éstas y por todas las que vinieron antes. Por las cuatro grandes de
Showtime; por Amy, por Tina y por Mindy; por el trash de las 2 Broke Girls o por la Deschanel
anulando una temporada entera por su embarazo, sin importar cuantos hombres le
hagan los coros en New Girl.
Ahora
dímelo con sinceridad, ¿de qué (yass)
queen eres?
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