Todos los años tenemos series cómicas nuevas que se desmarcan del resto por ser algo más raras, complejas, ligeramente perturbadoras y no aptas para todo tipo de públicos. Es cierto que no a todos los espectadores les gusta el mismo tipo de humor, les hacen gracia las mismas bromas o encuentran hilarantes las mismas situaciones. Todo tiene que ver con el bagaje personal y cultural de cada uno, su entorno social y sus predilecciones más privadas o íntimas.
De ahí que haya comedias más mainstream, hechas para conquistar a un público amplio, y otras mucho más bizarras y minoritarias, para segmentos de espectadores concretos y perfectamente definidos. Eso sí, con esto no apoyamos la tesis que identifica a estas últimas como productos cultos para intelectuales y las series generalistas como shows para mentes menos formadas o exquisitas. Es una ridiculez y existen decenas de ejemplos en la televisión contemporánea para demostrarlo.
Con este artículo simplemente queremos reseñar algunas comedias televisivas recientes que destacan por su aroma bizarro y por contener premisas, tonos y personajes que bien seguro no harán gracia a todo el mundo.
Un ejemplo claro son las series de Ricky Gervais, incómodo pero agudo humorista inglés que ha triunfado internacionalmente con varios shows: The Office, Extras o Derek. En concreto este último, emitido en Channel 4 entre 2012 y 2014, está protagonizado por un autista de 50 años con prognatismo que trabaja en una residencia de ancianos. Un personaje que Gervais creó muchos años antes y que rescató después para este programa, en el que cuenta con algunos grandes amigos humoristas. En realidad Derek es la serie de los parias sociales y los excluidos, ya que junto a él tenemos a un manitas con un peinado muy cuestionable, un pervertido sin hogar y una ristra de abuelos y abuelas de los que nadie (excepto los trabajadores y voluntarios del centro) quiere saber nada.
Derek es feo, rarito y lleno de manías, pero muy dulce y generoso con los ancianos y sus amigos. Y es que los personajes poco agraciados físicamente muchas veces son rechazados por los espectadores que, incómodos, no saben cómo tolerarlos cuando están en pantalla. Que se lo digan a Louie, venerado por muchos y odiado por otros tantos. Pelirrojo, calvo, gordo, padre de dos niñas, divorciado y algo tímido, se viene arriba cuando está sobre el escenario, convirtiéndose en un humorista incisivo y soez que hace comedia de lo inimaginable. ¿Cómo íbamos a saber que sus bromas sobre el racismo o la pedofilia nos iban a arrancar carcajadas?
Louie, creada por el polifacético cómico Louis C.K, es una serie extrañamente divertida que presenta situaciones de lo más inverosímiles y retorcidas. Eso sí, a veces muy cotidianas pero llevadas al extremo para provocar sonrisas incómodas, de esas muchas veces esbozadas a medias y con pudor. Visitas al proctólogo, retortijones en la calle, rollos con mujeres de apetitos peculiares, encontronazos con mendigos, incómodas reuniones sociales o inesperados encuentros en el ascensor. Todo es germen de buena comedia para Louie y sirve para reflexionar sobre problemas de la vida moderna o dramas y anhelos compartidos por todos.
Broad City, o la desequilibrada vida de Illana Glazer y Abbi Jacobson en Brooklyn, es también una serie muy personal, que no ha conquistado todo tipo de corazones. Eso sí, los que son fans, lo son hasta la médula y lloran cada vez que acaba una temporada y tienen que esperar meses para volver a ser testigos de sus locas andanzas por la ciudad. Estas dos veinteañeras han sido todo un revulsivo para la comedia norteamericana. Comparada con Girls, pero mucho menos pretenciosa y más desenfadada, Broad City nos relata episodios demenciales y divertidísimos de la vida de dos jóvenes universitarias que luchan por sobrevivir con trabajos penosos y mal pagados, sueños rotos y hombres que no están a su altura. Dos grandes feministas contemporáneas que hacen y dicen lo que quieren sin pudor y con mucha mucha gracia.
Muchos de los productos de HBO son para públicos muy concretos y reducidos. Desde la clásica Curb your Enthusiasm, el show de Larry David, el irreverente y honesto creador de Seinfield que se paseaba por Hollywood cabreando al personal, hasta las recientes Silicon Valley, Looking o Togetherness.
También Portlandia, la serie de Carrie Brownstein y Fred Armisen, es una rara avis en la comedia estadounidense. Una rareza deliciosa pero que puede que sólo encuentren divertida aquellos espectadores familiarizados con las modas hipster y los ambientes modernos y culturetas. Su pareja creadora no deja títere con cabeza a la hora de ridiculizar estos ambientes, con sketches grabados en la ciudad de Portlandia (Oregon, EEUU) en los que muchas veces colaboran grandes estrellas de Hollywood. Es quizás la comedia actual con más cameos desde el final de Entourage.
Portlandia ha logrado que amemos a su plétora de personajes, nos riamos de nosotros mismos y, por supuesto, ahorremos para sacar un billete de avión a Portland algún día.
Terminamos el análisis con la serie raruna del momento, aunque no podría competir en calidad con el resto, todo hay que decirlo. Angie Tribeca es una parodia de las series y pelis de policías salida de la mente del actor Steve Carell. Una especie de Agárralo como puedas protagonizado por Rashida Jones que se mofa de los cánones, estereotipos y lugares comunes de las clásicas buddy movies. Un producto cuya primera temporada acaba de estrenarse en España a través del canal TNT y que en Estados Unidos va ya por su segunda entrega.
Y para vosotros, ¿cuáles son vuestras series raras favoritas?
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