La décima temporada de Supernatural ya está aquí y nos trae a nuestros Winchester por separado. Tal y como finalizó la novena temporada, era de esperar que Dean iba a unirse a Crowley, ya que ahora es un demonio más. La nueva pareja está disfrutando de una vida monótona en un bar, donde Dean siempre hace lo mismo: beber, cantar grandes clásicos de los ochenta (mientras le abuchea la gente) y disfrutar con una nueva amiga. A su vez, su amigo Crowley le envía demonios, seguidores de Abbadom para que se mantenga en forma y no se aburra.
Por su parte, Sam no ha parado de buscar a su hermano, a pesar de que este le dejo una nota diciéndole que le dejara ir. Descubre que Dean ha matado a alguien en una gasolinera y se encarga de averiguar todo. Pero en media investigación es capturado por un nuevo personaje, un militar que tiene una larga historia con Dean e utiliza a Sam para acercarse a él, pero no lo consigue, puesto que Dean está muy rebelde está temporada.
También Castiel va por separado esta temporada, sobre todo porque está totalmente debilitado tras perder su gracia. Aunque parece seguir teniendo fuerzas para luchar por los suyos y ayuda a Hannah a recuperar a los ángeles que no quieren volver al cielo, pero de momento ha sido un acto fallido. Esta trama parece algo floja, esperemos que se vaya reforzando a lo largo de la temporada.
En resumen, se nos presenta una temporada bastante dividida y con nuestros tres chicos dispersos. Aún así podemos ver que cada uno tiene su parejita, ya que el nuevo personaje podría unirse a Sam en busca de su hermano.
La parte de Cass es la más aburrida, esperemos que mejore y supongo que mas temprano que tarde los Winchester se volverán a reunir.
ResponderEliminarA mi me gustó ver a Dean llevando la vida que tenía en las primeras temporadas. Viviendo la vida sin demasiada preocupaciones, solo que ahora tiene a Crowley como compañero, aunque este último ya se está cansando de la vida sin sentido que llevan.