De finales de verano pasamos a mediados de Diciembre. Que la temperatura sea más baja no significa que el ambiente se enfríe, y es que nos encontramos en medio del proceso judicial de Daniel Grayson. Los meses transcurridos que no hemos visto no han hecho más que dejar brotar la semilla de la duda que Victoria plantó en su hijo, ya que ahora la fidelidad de Emily es puesta en entredicho por éste, quien desconfía de su prometida cada vez más. Estar bajo arresto domiciliario no ayuda a que la situación de la pareja mejore, sino que no es más que un factor añadido a que los celos de Daniel se disparen, sobre todo cuando Jack (que no ha conseguido encontrar a su adorada Amanda) vuelve a la ciudad y acude a Emily. Si es que la casa Grayson está muy bien situada, pero esto no siempre es bueno...
El juicio tiene lugar, y los perjurios están a la orden del día. Declan, pese a su amor por Charlotte, niega haber visto a nadie en la playa y la acusa de estar bajo los efectos de las drogas y el alcohol, protegiendo así a su hermano, pero echando a su ahora ex-novia a los brazos de Adam (Robbie Amell, Alcatraz), que ahora además, es su proveedor de pastillas. Ante esta situación, Jack se encuentra entre la espada y la pared: sigue teniendo la sudadera con la sangre de Tyler, pero si la usa su hermano será declarado culpable de perjurio, y si no, un inocente será condenado. Cuando Emily se entera, irrumpe en casa de Jack y se lleva la susodicha sudadera haciendo parecer que han robado, cosa que los Porter no se creen, ya que nada de valor ha desaparecido.
Cuando Emily llega a casa, un borracho Daniel la está esperando y la acusa de adúltera ("Quizás mi madre estaba en lo cierto sobre ti. Quizás Tyler lo estaba también", me ha matado ese momento), de tener una aventura con Jack, y justo en ese momento, la policía llega para detener al joven Grayson, que ha violado su arresto domiciliario. Por los pelos la sudadera no se descubre, pero no tarda en salir a la luz, ya que es colocada estratégicamente en el coche de Lee, el matón de Victoria, quien es detenido y, misteriosamente, se suicida en prisión. Ya es la segunda vez que nos hacen pensar que el muerto es Daniel. Al principio no le conocíamos, pero ahora le tenemos cariño, ¿ya vale, no? Pobrecito, por la que está pasando sin tener culpa ninguna...
Mientras Victoria se lamenta por la partida de su amado pintor (a quien Conrad "amablemente" invitó a irse), su marido mantiene una conversación telefónica la mar de interesante, que a Emily dejará completamente en shock. La muerte de Lee no es un accidente, pero tampoco lo fue la de David Clarke. Lo que siempre se pensó fue una pelea entre presos, fue algo premeditado: los Grayson mataron a su padre. ¿Cómo se tomará esto Emily? ¿Cambiará sus planes de venganza? ¿Recuperará la confianza de Daniel? Y, por si os habíais olvidado...¿dónde están Amanda y Takeda?
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Emanda está un poco floja, a ver si su nuevo descubrimiento saca a relucir aún más su bitch glare y la lía como solo sabe hacerlo ella.
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