Once Upon a Time S01E14. Dreamy

Hace unas semanas descubrimos que los enanitos eran ocho y no siete como todos pensábamos desde nuestra más tierna infancia. En ese mismo capítulo, Gruñón (Grumpy) nos contaba su triste y fallida historia de amor, pero hoy hemos descubierto (aparte de que nacen de huevos, que eso sí que no me lo esperaba) que los enanos no pueden amar (y lo de las enanas es un mito, tampoco existen), así que en dicha historia hay algo que no encaja. Y ya puestos a descubrir, ¿os imagináis a Gruñón llamándose Soñador (Dreamy)? Porque antes de ser el cascarrabias que todos conocemos, ese era su nombre, y es entonces cuando su historia de amor ocurrió. Fans de Harry Potter, venid a mí, la varita elije al mago, ¿verdad? Aquí el pico nombra al enano, un concepto similar que mucho nos recuerda al mundo de J.K.Rowling. Os invitamos a uniros a nosotros en nuestro análisis de este capítulo que, si bien no ha sido una joya en cuanto a trama o en interés con respecto a la historia principal, ha estado muy curioso. No todos los días aprendemos tanto sobre la vida en la mina.

Nova es un hada, aprendiz del Hada Azul, que año tras año sueña con convertirse en Hada Madrina de alguien, pero nunca pasa de recolectar y repartir polvo de hada. Su problema es que es muy, muy, muy (extremadamente) torpe. Sin querer, un puñado de polvo de hada se derrama y acaba cayendo en el huevo del que saldría Dreamy, un enano, que, sin saber cómo, sueña con ella y no puede olvidarla. Pasado un año, Nova vuelve a por el suministro de polvo de hada, formado por diamante que recolectan los enanos, y se encuentra con Dreamy, que la reconoce. Empieza entre ellos entonces una historia de amor (gracias a Bella que aclara el concepto) que no acaba como querrían, ya que Dreamy es convencido para que no se fuguen juntos. Enfadado, usa su pico con tanta fuerza que acaba por romperse, teniendo que usar uno nuevo, que inevitablemente la cambia su nombre. Después de lo que ha vivido, nunca más será Dreamy, sino Grumpy.

Mientras, en Storybrooke, Emma investiga la desaparición de Abigail, que parece conducirle a David a quien acaba arrestando muy a su pesar (y delante de todo el pueblo, para alimentar cuchicheos). Además, la venta benéfica de velas hechas por las monjas está a punto de comenzar, y Mary Margaret, debido a su condición de "ramera del pueblo", ha perdido todos los voluntarios con los que contaba. Sólo Leroy se apunta tras conocer a Astrid, una monjita de lo más torpe que, sin querer, estropea todo lo que toca, haciendo al convento perder el dinero del alquiler. Tal y como le ocurrió a su "otro yo" se enamora de quien no debe y hará todo lo que esté en su mano para ayudar a las hermanas a conseguir el dinero. Al final del día y tras conseguir todo el dinero, hasta Mary Margaret mejora su situación cuando Granny (la abuelita de Caperucita) le ayuda dándole luz. Poco a poco las cosas se van arreglando para ella, pero, ¿qué pasará con David? ¿Dónde está Abigail? Y sobre todo, ¿cómo ponen huevos los enanos?

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