Que el amor sea la clave de Fringe y que no lo sea todo lo que la serie encierra es una declaración simplista pero que no carece de fundamento. La cuarta temporada de la serie está haciendo hincapié en ello con absoluta insistencia, incluso revalidando todas las premisas que ya conocemos de la serie a través de este hecho. Lo mejor de todo es que tiene un total sentido. Menos amor muestra la audiencia, como ya sabemos, tan poco que el episodio de esta semana marcaba de nuevo mínimos para la serie (con un rating demográfico que no merece la pena ni comentar) tras el parón de cuatro semanas. No obstante, la confianza en la renovación de la serie se mantiene, como expusimos no hace mucho tiempo.
Del amor también nos habla el caso semanal, protagonizado por un tétrico personaje (Michael Massee, FlashForward) cuya historia recuerda demasiado a la de El Perfume, ya que se dedicaba a matar parejas para crear un perfume que recreara la sensación del amor, algo que su aspecto físico le impide tener. El seguimiento del caso, aunque muy por encima, nos ha dejado con grandes escenas como la de Olivia y Lincoln teniendo una curiosa conversación con la mujer de una de las víctimas. ¿Y qué decir de Lincoln? El pobre está evidentemente enamorado de Olivia y me da pena que jamás pueda tenerla, aunque la escena final con Peter y Olivia es para forzar que te olvides del pobre Lincoln.
Un episodio más que correcto y que personalmente me ha parecido estupendo, en la línea de la gran temporada que nos están ofreciendo. Ahora bien, con Peter y Olivia juntos de nuevo... ¿les impedirá alguien permanecer unidos? ¿volveremos a ver a September? ¿Fauxlivia también está recordando a Peter? ¿por qué es Olivia la única que le recuerda? Será por preguntas.
Qué bonito el final. A mí, como siempre cursilona máxima, se me puso la piel de gallina. Me gustó mucho el capítulo.
ResponderEliminarDespués de verlo siempre me voy a lavacadefringe a leer los facebooks de Peter y Olivia y reirme un rato. Esta vez eran especialmente divertidos :P