Una semana más, The Big Bang Theory nos ofrece diversión y entretenimiento con uno de sus nuevos episodios. El quinto de la nueva temporada, no obstante, mantiene nuestro interés y otorga buenas dosis de humor pero no consigue ninguna proeza o superación con esta nueva entrega. En mi opinión, un capítulo bastante corriente.
Quizás la culpa sea de Howard, uno de los principales protagonistas de The Russian Rocket y que se ha visto en esta ocasión fuera de su papel habitual. Su proyecto de ingeniería será llevado al espacio y le han ofrecido viajar hasta un transbordador espacial durante tres semanas. Como es lógico, el chico accede encantado pero se olvidó de pedir opinión (o permiso) antes de su prometida, Bernadette. La chica en un principio pone pegas por esto pero cuando Howard recapitula y le pide su aprobación, ésta se niega porque teme que le pase algo en el viaje. Aunque sea por amor, el que se niegue será muy mal visto por sus amigas además de por su novio (que incluso se contentaría con un poco de sexo), pero cuando ve que no puede evitar que Howard vaya al espacio se lo cuenta a su madre. La ya famosa voz se opone rotundamente, pero cuando Howard y Bernadette se reconcilian ella será el último obstáculo que deberán atravesar... o rodear, según se mire. Una trama demasiado seria y que muestra una faceta de Howard como adulto que apenas conocíamos.
Por otro lado, tras una intensa negociación con Stuart por una réplica de la espada de Jon Nieve de Game of Thrones, Will Wheaton reaparece para invitar a Sheldon y Howard a una fiesta en su casa. Cuando el segundo decide que quiere ir a la fiesta del peor enemigo (de 61, según un disquete de 1989) de Sheldon, éste le acusa de traidor y actúa de forma bastante bipolar con él. Cuando le dicen que Brent Spiner también irá a la fiesta, Sheldon decide asistir en el último momento e incluso Wheaton le regala la figura de Wesley Crusher firmada que tanto deseaba, algo que incluso consigue arrancar al científico uno de sus escasos gestos de aprecio. Lástima que Spiner apareciera, destrozara el envoltorio original de la figura y consiguiera un hueco en la lista de enemigos de Sheldon.
Como véis, un capítulo sin mucha sustancia que incluso resulta decepcionante cuando pasa por alto las legendarias escenas de odio de Sheldon hacia Wheaton. Pero como sabemos, The Big Bang Theory siempre acaba demostrando su grandeza tarde o temprano.
A destacar:
- Amy Farrah Fowler, abre la boca y me río. Tan simple.
- El abrazo que recuerda a cuando Penny le regaló la servilleta de Nemoy.
- Lo que manda Bernadette sobre Howard.
- La negociación.
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