¿Es The Last of Us la maravilla que dicen los fans del juego o es una serie buena sin más? Si eres como yo, que no conocía la historia del juego (he jugado 5 minutos y no del inicio), probablemente te hayas encontrado ante este primer episodio con las expectativas por las nubes. Desde que se anunciase el proyecto, no hemos parado de esperar la serie que iba a salvar al panorama seriéfilo mundial. Pero ¿lo hace?
Si entras en Internet estos días, te encontrarás con un mar de opiniones y con un millón de spoilers de los jugadores más majos que se empeñan en compartir cada clip y cada muerte del juego. Hay cierto sector del fandom de este juego empeñado en vender como grandiosa la adaptación simplemente porque "guau, han mantenido hasta la misma camiseta", que como argumento de calidad es más bien flojito.
Tampoco deberíamos alabar una adaptación por ser una copia a pies juntillas del material original. Todas las adaptaciones deberían respirar un poco de aire fresco para sorprender al espectador. Y lo hacen todos: Game of Thrones, House of the Dragon, The Walking Dead o los Bridgerton se han tomado licencias por el bien del formato seriado y por sorprender a unos fans que se creen los más listos del lugar.
Nos hemos lanzado a escribir sobre The Last of Us después del visionado del segundo episodio porque necesitábamos la mayor información posible para saber si la serie podía resultar tan buena para los no jugadores o si esa experiencia nirvánica está reservada solo para gamers.
El primer episodio nos había parecido correcto, y queríamos darle un poco de tiempo a la serie de mostrarnos hasta dónde podíamos llegar. La premisa de la historia viene a ser la de casi todo el universo zombie, lo interesante esta vez ha sido ese opening del programa de tertulia en el que nos avisaban de las consecuencias del cambio climático. Lo más terrorífico del episodio sin duda.
Estos zombies surgen de una especie de mutación fúngica que la serie ha adaptado de forma un poco diferente al juego para que los actores no tuviesen que llevar mascarilla el 90 % del tiempo, un ejemplo claro de que una adaptación puede tomarse licencias y seguir siendo buena; del mismo modo que el personaje de Sarah podría haber tenido una camiseta amarilla y seguir siendo una buena adaptación aunque no fuese una copia fotograma a fotograma.
Los 80 minutos de primer episodio se justifican por la buena intención de la serie de presentar el conflicto con tiempo y mimo. Por comparación, también hemos visto clips en Youtube del planteamiento de la historia en el juego, y gracias a la serie nos hemos podido encariñar con Sarah, la hija de Joel, antes de su trágica muerte. Por cierto, Nico Parker, la actriz que la interpreta, es la hija de Thandiwe Newton, de Westworld.
Mr. Daddy Pascal, más conocido como Pedro Pascal (Game of Thrones, The Mandalorian), interpreta a Joel, el líder de la trama, que debe sobrevivir al duelo por la muerte de su hija y a un apocalipsis que pone patas arriba a la sociedad. Parece que usarán los cold openings para rellenar los vacíos, porque nos hemos saltado veinte años de repente y necesitamos flashbacks.
En estos 20 años, Joel ha conocido a Tess, interpretada por Anna Torv (Fringe), a la que vemos bastante poquito en el primer episodio. Después de planear su huida de la zona de cuarentena de Boston durante semanas para tratar de encontrar al hermano de Joel, que lleva un tiempo sin responder a sus mensajes, acaban siendo traicionados por el vendedor de baterías de coches, que también acaba estafando a los "Luciérnagas", una agrupación rebelde que pretendía salir el mismo día del recinto con Ellie, Bella Ramsey (Game of Thrones), una niña bastante malhablada que parece ser inmune al virus, por lo que creen que puede ser clave para la elaboración de una cura.
Las circunstancias de la vida llevan a Joel y Tess a acabar convertidos en los compañeros de viaje de Ellie.
Es así como arranca el segundo episodio de la temporada, con los tres aventureros recorriendo edificios de la ciudad como si estuviesen superando misiones del juego. Vamos al hotel, vamos al museo... solo nos ha faltado guardar pantalla en cada tejado que han pisado antes de lanzarse al siguiente reto.
Muchos de los planes son habituales de los videojuegos, esas conversaciones a tres bandas con plano americano en el que todos tienen hueco en pantalla resultan muy curiosos y hacen que lo que veamos, al menos visualmente, no sea algo habitual. Las escenas en las que los vemos enfrentarse a estos zombie-hongos son otro aspecto en el que vemos la intención de parecerse a los juegos. La manera de esconderse o incluso la mala puntería que tienen todos, como si acabasen de empezar la partida y no tuviesen la experiencia suficiente.
Quitando esos guiños visuales, no creemos que la serie haya descubierto la pólvora. Estos dos episodios no dejan de ser introductorios. De hecho, agradecemos que el segundo episodio haya sido unos 20 minutos más corto, porque su intención no era otra más que enseñarnos cómo funcionan estos zombies un poco. ¿El cliffhanger final ha resultado sorprendente? Sí, pero no creo que a estas alturas sean suficientes 5 minutos para catapultar al episodio al cielo de las series. Sin duda tiene potencial, y la historia original parece lo suficientemente rica, pero tendremos que esperar para poder sentir a The Last of Us como esa gran serie de la que hablan.
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