Juego de Tronos poco a poco se aproxima al ecuador de su séptima temporada con The Queen's Justice, un episodio repleto de conclusiones en el que se suceden grandes acontecimientos que serán relevantes para lo que está por venir en la serie, junto a otros excesivamente previsibles, y otros totalmente inesperados. Otro episodio que muestra, sin duda, la solidez de una serie que tiene muy claro qué es lo que quiere contar y cómo, sin dejar cabos sueltos e incluso dándole la oportunidad de despedirse a algunos personajes que ni siquiera tendrían por qué hacerlo.
La acción de The Queen's Justice se ha repartido principalmente en dos escenarios, en los que han tenido lugar acontecimientos clave aunque, como decimos, esperados. Primero, en Rocadragón hemos sido testigos del primer y turbulento encuentro entre Daenerys y Jon, algo que en cierto sentido nos ha pillado por sorpresa. ¿Quizás esperábamos que se hicieran amigos a la primera de cambio? Porque no ha sido así en absoluto: la tensión entre ambos salta desde el primer momento en el que Jon no la reconoce como reina y Daenerys le llama rebelde por apoderarse de un reino que cree suyo. Aunque Jon no quiera ser Rey, tampoco quiere ser Guardián. Por otro lado, tampoco esperábamos que la historia de los Caminantes Blancos fuera difícil de creer, pero sin prueba alguna de su existencia Daenerys se niega a darle su ayuda, mucho menos cuando recibe la noticia de la caída de la flota de Yara y la venganza se convierte en su primer objetivo. Mientras, Melisandre se oculta de Jon y planea su retirada a Volantis aunque predecimos, como ella, que eso es algo que nunca pasará porque, de ser así, no la hubiéramos vuelto a ver.
Más interesante ha sido, sin duda, el reencuentro de Jon y Tyrion, que se conocieron hace tanto tiempo que apenas lo recordábamos. Esta amistad podría ser más importante que la alianza entre Jon y Daenerys, ya que la influencia del Lannister sobre la irascible Targaryen es mucho más importante (y segura) que la potencial amistad entre esta y el Rey en el norte. Tyrion es quien, al final, convence a Daenerys de que lo que dice Jon es verdad y, aunque se niegue a ayudarle militarmente, presta Rocadragón para la extracción de vidriagón. Ahora bien, sabemos que esta alianza no se quedará solo aquí: ¿cómo avanzarán en ella? Solo nos queda especular, pero quizás haría falta que los Caminantes Blancos hicieran acto de presencia para que la madre de dragones reaccione.
En Desembarco del Rey, por su parte, también están muy ocupados. Toca celebrar la victoria de Euron y el haber capturado a Ellaria y Tyene Arena, así como a Yara Greyjoy (a estas dos últimas no sabíamos si las habían matado ya). Cersei se congratula con su victoria, "promete" casarse con Euron tras la guerra ante un incómodo Jaime, y consigue su venganza por la muerte de Myrcella. Todo en uno. Nos despedimos de las Arena y saludamos a una Cersei henchida de poder, que se acuesta con Jaime cuando y como quiere (si bien no me olvido de cuando este la violó delante del cadáver del hijo que tenían en común). Por otro lado, nos sorprendemos con la visita del representante del Banco de Hierro, Tycho Nestoris, quien ha regresado para cobrar el préstamo que le hizo a la corona, y que inesperadamente se convierte en el enemigo más peligroso para Cersei por su posible alianza con Daenerys.
Pero la guerra avanza, no lo olvidemos. Daenerys planeaba atacar Roca Casterly, ciudad de los Lannister, y mandó a Gusano Gris y a los Inmaculados a tomarla en su nombre. Muchos mueren en una invasión que, para su sorpresa, era innecesaria, ya que los Lannister están en otra parte: atacando Altojardín, capital de los Tyrell y último estandarte de la alianza de las tres reinas. La ciudad de las rosas se rinde rápidamente y, mientras el siempre caballeroso Jaime le da a Olenna Tyrell la oportunidad de morir bajo los efectos de un indoloro veneno, esta le reconoce, ya bajo los efectos del mismo, que fue ella quien envenenó a Joffrey. Esta sí que era toda una reina.
Al otro lado de Poniente, y como punto central del episodio, somos testigos de un reencuentro esperado pero que nos ha sabido a poco: Bran llega a Invernalia y se presenta ante una emotiva Sansa que lo reconoce como hermano y legítimo heredero del trono norteño (¿una estrategia posterior a su conversación con Meñique o puro sentimiento?), pero este se niega al ser ahora el Cuervo de tres ojos, quien sabe mucho más sobre su hermana de lo que ella está dispuesta a reconocer. La escena nos deja de hielo, casi tanto como la súbita recuperación de Ser Jorah, quien ahora está dispuesto a recobrar a su reina. Como si nos hiciera falta verlo.
Con todo esto, el futuro de Juego de Tronos se presenta incierto. ¿Cómo avanzarán las tramas centrales? ¿qué trucos se sacarán de la manga?
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