Cuando en septiembre se estrenó The Good Place, esta marcianada del creador de Parks & Recreation, Michael Schur, pensamos que sería nuestro nuevo lugar feliz, en la línea de cosas como Cougar Town, pero más literal. Después de todo, su protagonista estaba en el paraíso. No podíamos estar más equivocados: su primera temporada ha sido indudablemente divertida, pero la vida de sus personajes no ha hecho más que complicarse episodio a episodio hasta llegar a la revelación del capítulo final, que comentamos, por supuesto, con spoilers.
Tras meses esforzándose por encajar en el ‘sitio bueno’, esta especie de cielo fabricado a medida del consumidor, Eleanor descubre que tanto ella como sus amigos y vecinos han estado desde el principio en el ‘sitio malo’. Un infierno en el que no hay llamas, latigazos ni monstruos que les torturen, sino donde se torturan unos a otros con toda una serie de secretos y compromisos que les atormentan diariamente.
Es una de esas revelaciones a lo Shyamalan que han estado tanto tiempo delante de nuestras narices que es increíble que no se nos haya pasado antes por la cabeza. Y encaja a la perfección con lo contado hasta el momento, haciendo evidente que era un giro pensado desde el primer episodio. Schur ha sido francamente inteligente y ha conseguido que una serie que no apuntaba a tener mucha proyección más allá de la primera temporada se despida con la promesa de una segunda temporada muy emocionante, con Eleanor, Chidi y el resto de personajes divididos y sin recordarse (creo que no soy el único que ha pensado en el final de la tercera temporada de Fringe).
Porque, si por algo ha destacado The Good Place, es por quemar trama a la velocidad de Flash. Eleanor tardó poco en confesar su secreto, lo cual permitió que conociéramos al encargado del 'sitio malo': Trevor, un "demonio" interpretado por Adam Scott, misógino y dado a hacer chistes malos continuamente.
Pese a solo aparecer en un par de episodios, Trevor ha sido uno de los grandes secundarios de la temporada, junto a la robaescenas de Janet (esa inteligencia artificial a disposición de los usuarios del 'sitio bueno'), que cada vez se veía implicada más en la historia, y de formas más absurdas y desternillantes. Jianyu, cada vez más estúpido, y Tahani, cada vez más humana, han sido el contrapunto perfecto a Eleanor, con cuyos esfuerzos por intentar ser mejor persona era muy fácil conectar.
Es por eso, y no por sus momentos más locos o sus referencias a la cultura pop del mundo real, por lo que The Good Place ha funcionado tan bien: tiene mucho corazón, y es demasiado fácil cogerle cariño a todos esos personajes imperfectos bajo un manto de perfección. En sus momentos más entrañables se nota que tenemos detrás al creador de Parks, mientras que cada cliffhanger nos demuestra que Schur no mentía cuando contó que se inspiró en Lost para escribirla.
Afortunadamente, la serie acaba de ser renovada y tendrá una segunda temporada de 13 episodios.
Afortunadamente, la serie acaba de ser renovada y tendrá una segunda temporada de 13 episodios.
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