¡Ya es Navidad en Netflix! El servicio de streaming ha decidido traernos un regalo inesperado y se ha sacado de la manga un especial de dos horas de una serie con la que ya no contábamos hasta el año que viene: Sense8: A Christmas Special. La serie de las hermanas Wachowsky, reconocidas creadoras de The Matrix y V for Vendetta, no volverá oficialmente para una segunda temporada hasta el próximo 5 de mayo, pero gracias a este capítulo doble podemos saciar la sed de cluster por un tiempo. La primera temporada fue una maravilla y, a mi parecer, uno de los mejores productos originales que ha sacado Netflix hasta la fecha. Basta decir que la noticia de que iban a sacar un especial de dos horas puso la estrella en lo alto de mi árbol de Navidad estas fiestas. Afortunadamente, y tras muchos nervios, puedo decir que A Christmas Special no me ha decepcionado lo más mínimo. La calidad del año pasado no sólo se mantiene, ha incluso mejorado, y todo lo que nos enamoró de esos encantadores ocho protagonistas y sus respectivos personajes de soporte sigue ahí, más presente que nunca.
La secuencia inicial, un montaje que sirve para ponernos al día de la situación actual de todos los sensates después de los acontecimientos de la temporada pasada, ya es la primera muestra de que aquí nadie ha bajado el nivel. ¡Qué montaje! Una de esas escenas que necesitan nada y menos para hacerse un hueco entre nuestras favoritas, en la que podemos ver a todo el grupo saltando de un escenario a otro y compartiendo realidades. Las Wachowski se vuelven a ganar al espectador en los dos primeros minutos de metraje, recordándonos por qué la primera temporada nos encandiló como lo hizo. Una cinematografía que sólo puede describirse como un espectáculo visual, unos personajes que hacen saltar chispas cada vez que interactúan en pantalla, y todo ello coronado por la guinda del pastel indiscutible de la serie: una delicia de banda sonora que también en este especial de Navidad se mantiene on point (ya haremos referencia a Demons más adelante). Repetiré, ¡qué montaje!
Como decíamos, el episodio (que aunque dure dos horas sigue el formato serial habitual) empieza con un breve repaso de las circunstancias de cada sensate. Con ocho protagonistas y 120 minutos de cinta, está claro que hay mucho terreno por cubrir y a lo mejor nos lleva un rato. Pongámonos a ello.
Por su parte, Wolfgang se ve envuelto de repente en la trama de The Godfather. Ahora que Felix ha despertado y sus enemigos ya no son un problema (supongo que no habréis olvidado que los reventó a todos con un bazooka, ¿no?), sería lógico pensar que Wolfie puede finalmente tomarse un respiro. Pues no. Resulta que al matar a su tío, reconocido capo mafioso, y al heredero de éste, ha llevado a la ciudad al borde de una guerra entre clanes. El resto de mafiosos se disputan el territorio que ha quedado libre y, sin nadie para defenderlo, el imperio que la familia de Wolfgang había erigido se tambalea. La poca familia que le queda le suplica que ponga solución al asunto asumiendo su lugar como líder y, en sus mismas palabras, rey. Al final del capítulo aún no estamos completamente seguros de qué camino elegirá.
Sun sigue encerrada en prisión por el crimen que cometió su hermano, aunque la noticia de que su padre ha muerto en extrañas circunstancias (sin duda asesinado por el propio Joong-Ki) ha hecho que cambie su actitud totalmente. Ahora se pasa los días entrenando en su celda, esperando el momento adecuado para llevar a cabo su venganza. No sintáis mucha pena por ella; el resto de sensates ya se encarga de que no se sienta sola y de que pueda ver el mundo más allá de las cuatro paredes que la encierran a través de sus siete pares de ojos. Esto es lo que hace una familia.
La situación de Nomi no ha mejorado mucho desde la última vez que la vimos. Aunque ella y Amanita han logrado permanecer juntas y refugiarse en San Francisco, la organización para la que trabaja Whispers les sigue pisando los talones. Ya desde el piloto de la serie Nomi ha sido parte integral del cluster y en este episodio especial su personaje actúa como eje central de las interacciones de grupo. Seguramente se debe a que ya recibió mucha atención la temporada pasada, pero su trama individual con Amanita ha quedado un poco aparcada en pro de dar más minutos al resto de personajes. No os preocupéis, veremos muchísimo más de Nomi y Amanita a partir del 5 de mayo.
A todo esto, en una realidad muy distinta gobernada por focos, cámaras y chismorreos, Lito vive sus propias penurias. Cumpliendo con su palabra, el ex de Dani ha publicado las fotos en las que aparece en la cama con Hernando y ahora no hay persona en el mundo que no sepa que es gay. Al principio su publicista le recomienda negarlo todo, pero Lito se mantiene firme en su decisión de no volver al armario. México no es precisamente una ciudad muy "progre" y esto le pasa factura, pero su mayor preocupación es la reacción de su madre. No debería haberse preocupado tanto, porque al final ésta no le da ninguna importancia al asunto.
No me atrevería a nombrar fan favorites; aquí, quien más quien menos, todos los sensates han tenido su minuto de gloria. El trío maravilla formado por Lito, Hernando y Daniela, sin embargo, despierta un cariño especial en la audiencia que es difícil de imitar. Todos los personajes secundarios de Sense8 están bien estructurados y aportan algo a la historia, pero (con el permiso de Felix) Hernando y Dani son entrañables y su relación quasi a tres bandas con Lito es de las tramas más novedosas a las que se ha atrevido Netflix hasta ahora.
Kala
Cuando vemos por primera vez a Kala, la científica del grupo está de luna de miel en el paraíso. Aunque no descubrimos los detalles hasta mucho más adelante, enseguida vemos que no es Wolfgang el que está a su lado. No, Kala ha decidido sentar la cabeza en vez de escuchar a su corazón y ha acabado casándose con Rajan, tal y como estaba previsto desde hacía meses. Pero nuestro chico malo alemán no es sino persistente. Aunque Kala sigue intentando convencerse a sí misma de que ha tomado la decisión correcta, está claro que no puede dejar de pensar en Wolfgang; tan claro como que él tampoco puede dejar de pensar en ella. Ésta trágica historia de amor que tan enganchados nos tiene no encuentra una conclusión en este especial de Navidad, así que sin duda veremos mucho más de Kala y Wolfgang en la próxima temporada.
Wolfgang
Sun
Nomi
Lito
No me atrevería a nombrar fan favorites; aquí, quien más quien menos, todos los sensates han tenido su minuto de gloria. El trío maravilla formado por Lito, Hernando y Daniela, sin embargo, despierta un cariño especial en la audiencia que es difícil de imitar. Todos los personajes secundarios de Sense8 están bien estructurados y aportan algo a la historia, pero (con el permiso de Felix) Hernando y Dani son entrañables y su relación quasi a tres bandas con Lito es de las tramas más novedosas a las que se ha atrevido Netflix hasta ahora.
Capheus es el que menos minutos tiene en este episodio. Después de los acontecimientos de la temporada pasada (i.e. hacer trizas a un montón de pandilleros con un machete) se ha convertido en una especie de ángel protector de su pueblo. El mafioso al que ayudó le ha comprado un autobús nuevo, otro Van Damme, y mientras las vidas del resto de sensates se derrumban él sigue viviendo felizmente con su madre. Fin. Seguro que poco le dura el happy ending al de Nairobi a partir de la próxima temporada, pero no adelantemos acontecimientos. No está de más comentar que han cambiado al actor (Toby Onwumere ha sustituido a Aml Ameen) e incluso hay una pequeña broma meta escondida en su primera escena. La mayoría de series nunca hacen referencia a esta clase de sucesos cuando ocurren, así que es de agradecer el guiño al espectador que nos brindan las Wachowski.
Mientras el resto de sensates se enfrentan a sus propios demonios, Will sigue viviendo una pesadilla de la que es imposible despertar después de sacrificarse por el bien común. Menos mal que al menos tiene a Riley a su lado para ayudarle a soportar la carga de ser un héroe. Aunque ha encontrado la manera de mantener a Whispers fuera de su cabeza sin necesidad de estar inconsciente todo el tiempo, la situación no se ha vuelto precisamente más sencilla. Ahora Will necesita recurrir a las drogas constantemente, tal y como vimos que lo hacía Angelica en el episodio piloto. Pero está claro que el policía de Chicago es más listo que el hambre y ha aprovechado que la conexión con Whispers es una calle de doble sentido para meterse en su cabeza e investigar por su cuenta, descubriendo así que tiene esposa e incluso una hija. Toda ventaja que había ganado, sin embargo, se esfuma cuando descubre que Whispers ha encontrado a su padre y amenaza con matarle.
En este especial de Navidad Sense8 no ha perdido ni un ápice de la magia que convirtió la primera temporada en una de las propiedades más bien valoradas de Netflix, con una fan base incondicional que ya quisieran otras series que llevan mucho más tiempo en antena (o en streaming; esta expresión está quedándose desfasada rápidamente). Está claro que las hermanas Wachowski han aprovechado que éste es un episodio especial para divertirse y hacer un poco de fan service. El montaje donde todos los personajes salen bailando es random hasta decir basta y poco aporta a la trama, pero ¿a quién no le gusta ver a estos encantadores sensates pasándoselo bien en coloridos escenarios a cada cual más bonito?
Hablando de cosas que todos queríamos ver, ¿os gustó la orgía al ritmo de Demons de Fatboy Slim que vimos en la primera temporada? Bien, pues estáis de suerte porque A Christmas Special también incluye una. La verdad es que a estas alturas ya ha perdido un poco el factor sorpresa y la banda sonora en esta ocasión no es tan acertada, pero está claro que hay mucho esfuerzo y horas de rodaje detrás de esta escena. Nunca es tarea fácil coordinar una secuencia de sexo entre ocho actores rodada en varios escenarios distintos (¡incluso algunos al aire libre!), más teniendo en cuenta que esta clase de escenas en Hollywood siempre están coreografiadas al milímetro.
El premio a la escena cómica del episodio se lo lleva sin duda la que protagonizan Kara y Wolfie justo después de la multitudinaria orgía. Kara está finalmente dispuesta a acostarse con Rajan y consumar su matrimonio, pero cuando finalmente da el paso se encuentra al alemán en su cama en vez de a su marido. Creo que el subconsciente te ha traicionado aquí, Kara... ¿en quién estabas pensando?
No creáis que todo son risas, sexo y bailoteo. ¡Nada más lejos de la realidad! Las escenas de acción de esta serie, por favor. ¡Las escenas de acción, señor@s! Ya me contaréis cuando veáis la de Sun en la sala de interrogatorios, ¡memorable! Uno de los elementos más originales de la temporada pasada y que más críticas positivas recibió, tanto por parte de fans como de expertos, fueron las escenas de acción en las que los sensates se iban intercambiando para poder ayudar al resto, cada uno aportando sus propias habilidades. A Christmas Special está lleno de estos pequeños detalles.
Precisamente a propósito de esto último, cabe decir que otro de los puntos fuertes del episodio es el considerable aumento de interacciones entre los ocho sensates, esta vez de forma consciente y no accidentalmente como había sido hasta ahora. Esto tiene una razón de ser muy lógica, que los guionistas además han sabido aprovechar teniendo en cuenta las preferencias de los seguidores. La primera temporada sirvió de introducción, tanto para la audiencia como para los mismos protagonistas. En el piloto se produjo el nacimiento del cluster y los personajes fueron descubriendo más detalles acerca de la nueva conexión que les unía a lo largo de los once episodios restantes. Cuando empezamos este especial de Navidad, en cambio, los sensates ya han tenido tiempo suficiente para comprender y adaptarse a la situación, y ahora ya saben cómo aprovecharse de todas las ventajas que ésta conexión supone. Los guionistas nos muestran precisamente esto incluyendo muchas más interacciones y escenas de grupo, de esas en las que todos los sensates colaboran para resolver algún contratiempo y que tanto nos gustan. Visualmente impecables, por cierto.
En lo que a estética se refiere, la fotografía de Sense8 sigue siendo sensacional. Hace tiempo que los artistas detrás de las cámaras han encontrado la paleta de colores perfecta para jugar con todos estos escenarios y personajes distintos. Creo que nadie se atrevería a discutir que, al menos a nivel visual, esta serie es simplemente inmejorable. Al principio de este review hemos hablado del montaje inicial con el que abre el episodio, pero para montajes el de Nochebuena que llega más adelante, perfectamente enmarcado por una versión lacrimógena de Hallelujah que es ya un clásico de estas fechas. Francamente, no sé ni cómo empezar a explicarlo.
Hay una regla primordial que es lo primero que se enseña en las escuelas de cine a todo aspirante a director o guionista: "Show, don't tell". No siempre ocurre, pero cuando un artista toma consciencia de las herramientas que tiene y de cuál es la mejor manera de usarlas para contar lo que quiere contar, entonces es cuando se hacen verdaderas virguerías. La televisión, a fin de cuentas, es un medio audiovisual, así que incluso con mis mejores esfuerzos las palabras se me quedan cortas para describir la emotividad de esta secuencia. Para la mayoría, la Navidad es sinónimo de familia. Esta escena nos viene a decir que, incluso si una está en una cárcel de Seúl y otro en una iglesia de México, nuestra pequeña familia de ocho siempre estará unida. Simplemente miradlo, por favor.
Hay una regla primordial que es lo primero que se enseña en las escuelas de cine a todo aspirante a director o guionista: "Show, don't tell". No siempre ocurre, pero cuando un artista toma consciencia de las herramientas que tiene y de cuál es la mejor manera de usarlas para contar lo que quiere contar, entonces es cuando se hacen verdaderas virguerías. La televisión, a fin de cuentas, es un medio audiovisual, así que incluso con mis mejores esfuerzos las palabras se me quedan cortas para describir la emotividad de esta secuencia. Para la mayoría, la Navidad es sinónimo de familia. Esta escena nos viene a decir que, incluso si una está en una cárcel de Seúl y otro en una iglesia de México, nuestra pequeña familia de ocho siempre estará unida. Simplemente miradlo, por favor.
Supongo que ha quedado ya bastante claro que me ha gustado el episodio, pero también hay un par de aspectos no tan buenos que no sería justo pasar por alto. En primer lugar, el nuevo Capheus no es ni la mitad de carismático que el original. Aml Ameen fue un descubrimiento y con su Capheus nos brindó una pequeña joya, pero parece ser que el actor no es tan adorable como el personaje al que daba vida. Aunque la versión oficial es la tan concurrida excusa de "diferencias creativas", en su día las malas lenguas señalaron que Ameen había sido despedido a mitad de rodaje por hacer una serie de comentarios homófobos que, obviamente, no encajan en absoluto ni con el mensaje de Sense8 ni con todo el equipo implicado. Total, que se puede quedar donde sea que esté y nosotros ya encontraremos el puntillo al nuevo.
Por otro lado, hay una cantidad importante de escenas completamente random que no tienen ningún propósito real más que hacer contentos a los fans y convertirse en material para gifs de calidad, de esos que quedan tan bonitos en tu página de Tumblr. Nadie dice que no sea divertido ver a todos los sensates bailando juntos el día de su cumpleaños, pero alguno de estos momentos roza la cursilada extrema.
En resumen, Sense8: A Christmas Special es un episodio doble precioso, entretenido y, para qué negarlo, con mucho fan service. En la mayoría de casos añadiría esto como un apunte negativo, pero en esta ocasión podemos perdonarlo e incluso apreciarlo. Después de todo, se trata de un especial, una pequeña anomalía que aporta contexto a la segunda temporada pero en ningún caso la sustituye, y que surge de la voluntad de las hermanas Wachowski de homenajear esos clásicos especiales de Navidad que emitían en la televisión cuando ellas eran unas niñas. Sin duda han hecho un gran trabajo, recomendaré esta serie y cuantos especiales hagan hasta quedarme sin voz.
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