El penúltimo episodio de la sexta temporada nos ha metido de lleno en la guerra que se avecina contra los Salvadores. Rick y compañía ya empiezan a sospechar que han jodido a los tipos equivocados y el cliffhanger no sólo cumple con lo que esperábamos, sino que parece que sólo es el principio de lo que hará tambalearse a todos los personajes de The Walking Dead.
El inicio del episodio, con momentos musicales y haciendo un barrido por la felicidad de los habitantes de Alexandria, anticipa que East iba a ser clave en el futuro de muchos personajes, sobre todo de los que están emparejados, tradicionalmente maltratados en este tipo de series y que esta vez parece que no será una excepción. Así, tras lo acontecido, el futuro de Glenn, Michonne, Rosita, Morgan, Carol, e incluso Maggie y su aborto espontáneo, quedan en una posición muy delicada para la season finale. Y después está lo de Daryl.
Daryl y Carol. Quién nos iba a decir que los prolegómenos de la carnicería que esperamos ellos iban a ser lo que pusieran a todo el pueblo en peligro con sendos viajes a ninguna parte que han obligado a otros a ir en su busca. Llama la atención cómo de un tiempo a esta parte en The Walking Dead las acciones de algunos personajes no están correctamente planteadas y parecen arbitrarias, incoherentes o que no tienen en cuenta precedentes en los que actuar de esa forma simplemente no fue válida.
En el caso de Carol, su transición de asesina implacable casi sádica a discípula de la iglesia de Morgan y su mantra “toda vida es preciosa” no ha sido todo lo progresiva que debiera, no recuerdo exactamente en qué momento cambió de opinión, aunque en líneas generales podemos aceptar su evolución. Pero resulta curioso que decida abandonar Alexandria en un momento en el que hay una amenaza conocida por las carreteras y los bosques. Si su intención es no volver a matar, irse no ha sido la solución, si lo que quiere es sobrevivir, puede que tampoco. Ya lo veremos pero tiene todas las papeletas para ser la siguiente.
Psicológicamente, el Apocalipsis debe destrozar a cualquiera y su juicio se puede nublar pero si algo ha hecho Daryl y el resto de sus compañeros ha sido aprender a sobrevivir por encima de todas las cosas, incluida la venganza o el orgullo. Por eso me resulta incoherente que un tipo como él caiga en la trampa de volver a buscar a Dwight, que ya lo ha tenido contra las cuerdas dos veces, en lugar de esperar su momento para matarle sobre todo ahora que sabe que forma parte de los Salvadores. Lo peor de su expedición suicida es que sabía que iban a ir a buscarlo y que era probable que hubiera nuevas víctimas. Está claro que Daryl se mueve por orgullo más que por venganza en esta ocasión y ese error puede haber sido fatal para él. Porque nadie piensa que estemos ante otro caso Glenn, ¿verdad?
La llegada de Negan y sus Salvadores nos han devuelto un miedo que habíamos perdido, ese pellizco en el estómago que siempre hemos tenido, la sensación de que ninguno de los personajes son intocables (quizás un poco Rick). La esencia de The Walking Dead vuelve a estar presente y con la séptima temporada se espera que la serie sufra un revés que la sacuda por completo, hay que reconocer que le hacía falta.
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