El
estreno de Modern Family fue todo un fenómeno. Ganadora de 22 premios Emmy, el bebé de Steven
Levitan y Cristopher Lloyd (no ESE Cristopher Lloyd) realmente revolucionó
la comedia familiar con el mockumentary de las tres familias que todos conocemos y
adoramos. La que llegó a ser la joya de oro en USA se sostiene con una media de
8 millones de audiencia por capítulo y una trama que se podría considerar
floja pero que sigue manteniendo la calidad de siempre. ¿Qué le pasa
entonces?
Es inusual que una sitcom se reinvente cada temporada. La estructura que suelen tener a lo largo
de las diferentes entregas que emiten no se ve modificada y se basa más que
nada en continuar dando historias típicas de cada personaje. Dependiendo de si
los personajes son realmente buenos y los guionistas, ingeniosos, la serie
sigue en el aire. Y ahí está Modern
Family, siete temporadas después,
aguantando. Estamos acostumbrados a ver una serie dónde los chistes rápidos
abundan por todas partes y a un humor inteligente de primera, momentos emotivos
que acaban demostrando alguna filosofía familiar con las que todo el mundo se
siente identificado y que, al parecer estamos teniendo demasiados.
Comenzando con las tramas
principales, al parecer esta temporada girará en torno a todo el tema de
Haley-Andy y Alex la universitaria. Mitchell ha montado su propia empresa y nos
ha dado un par de capítulos bastante interesantes, sobre todo el tercero con Closets, closets, closets, closets y unos diálogos buenos pero ahí es a donde
quiero llegar. En un capítulo entero hay dos o tres cosas de las que me acuerdo
y comparándolo con entregas anteriores, esto está siendo un poco pobre, amigos.
Todas las escenas de Julie
Bowen son geniales, más que nada por el hecho de que está ella en ellas pero
vamos, Phil y Claire siempre han sido mis personajes favoritos y al parecer son
los únicos que siguen como si del primer capítulo se tratara. Y es el ejemplo
perfecto de cómo una sitcom debería funcionar: todos sabemos que Phil es
el adulto que se niega a ser maduro y Claire una maniática del control que se
preocupa únicamente por su familia y que quiere llevarse bien con sus dos hijas.
Cada línea o gag que tienen se basa en esas características y
funcionan perfectamente. Por ejemplo, el 7x05 (The Verdict) de esta
temporada en el que Claire tiene que ocupar el puesto de Jay en la empresa, y además
lleva a Alex y Haley con ella. A parte de mostrarnos cuán buena actriz puede
ser Bowen, sí que entretiene con unas escenas que son Claire en estado puro,
tal y como la llevamos viendo por seis temporadas y no cansa para nada.
Los Dunphy son los que más
frescos se mantienen a lo largo de la serie. En esta temporada, se debe en gran
parte a que los tres mini dunphy’s ya
han crecido y pueden propiciar nuevas ideas a la trama de la familia. Ya
tenemos suficiente material con Claire y Phil, pero si introducen a un Luke que
se quiere hacer mayor cuanto antes (cogiendo prestado el coche de sus padres o
metiéndose en una banda de chicos), a una Alex que empieza su vida por su
cuenta y le oculta cosas a sus padres (como cuando la pillaron sacando dinero y
metiéndose en una furgoneta) y a una Haley que ya puede sostener tramas por sí
solas sin tener que depender de otros miembros de la familia (trama Haley-Andy
totalmente), la historia de los cinco miembros más queridos de la tele no cansa
para nada.
Pasando a otra de las
familias, toca hablar de Cam y Mitchell. Ambos personajes eran (y son) los
favoritos de muchos seguidores de la serie. La viva imagen de los cánones de
los homosexuales pero que a la vez podían hacer que la audiencias se sintiese
identificada con muchos de sus capítulos. Mitchell es el más responsable y quien
parece ser el más sensato de todos los personajes de la serie, y Cam el
fabuloso que le cae bien a todo el mundo y que nos da la sensación de estar
viendo algún drama de instituto cada vez que aparece en escena. Lily no
convence ya, su aire de diva y mezquina (malcriada, vamos) no suele ser algo
que se sostenga a lo largo el tiempo, es una niña pequeña y al principio se
podía considerar de adorable pero vamos, más de lo mismo. Poco a poco está
contando con menos protagonismo que antes, y se agradece. La trama de esta modern family arrancó perfectamente en el primer capítulo de la temporada, pero
exceptuando al 7x03 (The Closet
Case), ya no pueden enamorarnos
con sus simples gestos y expresiones porque necesitan una buena historia de la
que sustentarse.
Ahora toca hablar de la
tercera y última familia: los Pritchett. Empezando por Jay, Ed O’Neill está
genial cada vez que logra conmovernos abriendo el corazón de piedra que tiene
su personaje. En las primeras temporadas, su trama más sensiblona se basaban en
arreglar las cosas con Mitchell y dejar de ponerle pegas a su orientación
sexual. Ahora le toca ablandarse con su tercer hijo, Joe, y por el momento le
hemos visto “sacrificándose” para acompañar a Fulgencio a la guardería y
dejando su trabajo detrás (donde logró mejorar sus relaciones con Claire), ahora
solo el tiempo dirá si la trama es suficiente. Moviéndonos hacia el personaje
de Sofía Vergara, Gloria se hizo con el corazón y la baba de muchos
espectadores porque su personalidad despampanaba dentro y fuera de la pantalla
pequeña. Una de las colombianas más famosas de América se sustenta de su mal
acento y su ignorancia en cuanto a cultura americana se refiere. Poco a poco se
va acomodando a su papel de ciudadana estadounidense, como vimos en el 7x05
haciendo de jurado (la gracia del cual no duró mucho o no lo supieron aprovechar
muy bien). Pero en el 7x06 (The
more you ignore me) sí que la
vimos en su pleno papel de pueblerina recordando como se hacía la salsa de su
tía abuela. Aunque el final se podría considerar racista, ¿qué gracia tendría
si una serie de comedia no exagera la visión que el mundo tiene de Latinoamérica?
En conclusión, la serie sigue
manteniendo el nivel pero comenzando a tener unas lagunas que si no se
controlan bien terminarán inundando al bebé de Steven Levitan y Cristopher
Lloyd (sí. sigue sin ser ESE Cristopher Lloyd). El último capítulo emitido (Phil's Sexy, Sexy
House) ha sido el mejor de toda la temporada y seguro que augura la
remontada de los productores. Cada entrega suele llegar 24 capítulos y es normal que algunos no
puedan mantener el nivel que otros pero no es buena señal que ya comencemos la
temporada preocupando al personal. Sea como sea, aquí seguiremos riéndonos con
las meteduras de pata estas tres familias, sentados en nuestras butacas sin que
nadie nos interrumpa porque Modern
Family ha llegado lejos y se
merece nuestros respetos.
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