Antes de hablar de la nueva serie de la canal británico ITV he de reconocer que no soy seguidor del género fantástico, ni siquiera sigo Doctor Who, el máximo exponente de la ficción fantástica británica, y es algo que debería solucionar.
Jekyll y Hyde, serie de corte fantástico, me ha sorprendido para bien, para muy bien. El piloto dirigido por Colin Teague (The White Queen, Docto Who, Torchwood, Being Human) se estrenó el pasado 25 de octubre y se centra en la historia del nieto del afamado Henry Jekyll, una adaptación de 10 episodios que Charlie Higson ha realizado de la novela de Robert Louis Stevenson ‘El Extraño Caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde'.
La trama de la serie es más bien sencillita y se deglute rápido. Robert Jekyll (Tom Baitman) sufre un trastorno que le vuelve violento cuando se encuentra bajo estrés y se trata con pastillas. Debido a un problema con una herencia volverá a Londres, tras el retiro al que le ha tenido sometido su familia de acogida en Ceylan, y según vaya descubriendo más sobre su pasado, más va a descubrir sobre el demonio que lleva dentro.
Sin embargo, más que la manida historia del personaje que ahonda en sus orígenes para descubrirse a sí mismo, me gusta más la historia paralela que desarrolla la serie con la agencia MIO (Military Intelligence Other). Al igual que existen el MI5 y el MI6 para velar por la seguridad de la Corona británica, esta agencia, dirigida por Sir Roger Bulstrode (Richard E. Grant) trata las amenazas sobrenaturales: monstruos de toda índole, vampiros, fantasmas, hombres lobo... y ahora con Mr. Hyde. Evidentemente si hay una agencia gubernamental, hay una sociedad malvada dedicada al crimen y las fechorías. En este caso se llama Tenebrae, y poco más se conoce sobre ella en el piloto salvo el hombre-perro (brutal) que avisa (The Harbinger, título del episodio) de la llegada de un ser superior, y al Capitán Dance (Enzo Cilenti).
El cómo se desarrolle esta parte de la historia va a marcar el devenir de mi interés por continuar, o no.
Una de las cosas que realmente envidio de estas producciones británicas es el magnífico cuidado que tienen con las localizaciones y los decorados de gran calidad. Jekyll y Hyde roza la estética de Peaky Blinders, aunque no tan videoclipera como la serie de Steven Knight, y se sitúa más cerca de Doctor Who, su claro referente en el tono y temática fantástica.
Si bien los monstruos creados con CGI están muy currados (más quisieran series como The Walking Dead tener esa calidad, y no la de cuchillos clavados en el aire sin oposición), no me convence del todo el repetido uso del slow motion en todas las escenas de acción.
Otro de los puntos a favor que aligeran el visionado, como para no tomárselo tan serio, es la auto referencia a la cultura british: 'London Calling', El Hombre Invisible o Sherlock Holmes son algunos de ellos. Quién sabe si surgirá algún crossover de aquí.
Estamos ante una serie con un personaje que perfectamente podría aparecer en Penny Dreadful, (ya lo hizo en la La Liga de los Hombres Extraordinarios de Alan Moore) con el punto de Doctor Who y las historias de los superhéroes de Marvel, la historia de El increíble Hulk no es más que Jekyll y Hyde.
En definitiva, una serie entretenida y sin pretensiones que las de entretener al respetable. Y yo, me he entretenido.
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