Olivia Pope, deseada por naciones enteras. Se veía ya libre tras convencer a Ian de hacer una subasta. Gus no estaba de acuerdo con el procedimiento. Pum, un disparo y cambiamos de jefe. Al traste todo. La subasta sigue en pie pero con menos a repartir. Mientras ella intenta salir gracias a sus habilidades negociadoras, el resto del mundo está intentando comprarla o encontrarla.
Lizzie Bear está dispuesta a testificar en contra de Andrew y él debe firmar su renuncia, pero se niega. Contará todo sobre su aventura con la Primera Dama. Pobre Mellie, ahora que ayuda a su marido a recuperar a su amante, ahora que está completamente resignada, le vienen mal dadas por todas las direcciones. En un momento único, el matrimonio más poderoso del mundo se sincera. Quieren a su hijo de vuelta, pero lo que más anhela Fitz, y le es posible conseguir, es tener a Olivia a su lado sana y salva. Ella quiere ser la Presidenta de los Estados Unidos. Grandes aspiraciones las de Mellie, ¿no? No puede permitirse acabar destruida por Andrew, así que habrá que dejar al vice campar a sus anchas, de momento.
Quinn, Jake y Huck saben que deben acudir a Maya Pope. A cambio de televisión por cable, ella puede hacerles entrar en la puja. Antes habrá que hacer su trabajo sucio. Una masacre. Huck vuelve a esa zona oscura de la que, según Quinn, siempre sabe volver. Jake está preocupado por dejarle libre. En plena discusión, consiguen entrar en la subasta, justo a tiempo para verla desaparecer. Y es que Irán acaba de comprar a Olivia Pope. POTUS se niega a "neutralizar el activo", obviamente. Huck ya la da por muerta. Pero es pronto para dar por hecho que la transferencia será llevada a cabo. Olivia habla farsí. Y por qué no. Olivia es el ama del cotarro. Les monta un lío digno de la comedia más ligera en la que ambas partes piensan que los otros les atacarán y no hablan sobre ello. Todos se marchan por donde han venido y Liv consigue un día más.
Abby no consigue saber nada acerca de Olivia por parte de sus excompañeros, Por eso decide preguntar a Fitz. Así se entera de la verdad. Con quien más furiosa está no es con Quinn y Huck, es con David Rosen. Realmente es una rabieta contra su exnovio pero suelta todo lo que llevaba dentro y eso les une. Es David quien le hace saber que lo lógico, dadas las circunstancias, y lo que opinaría un gabinete de crisis, es que hay que deshacerse de Olivia. Fitz, reunido con estas mentes pensantes, decide seguir adelante con el rescate. Cyrus está desquiciado. No puede pensar más que en los errores que el Presidente está cometiendo y en lo poco que ha servido su esfuerzo hasta llegar a este punto. Pero no lo dirá. Se encargará de eliminar a Olivia con ayuda de la CIA porque es más importante la seguridad de un país que la de un individuo. Abby comprende la situación pero debe pedir ayuda.
Abby no consigue saber nada acerca de Olivia por parte de sus excompañeros, Por eso decide preguntar a Fitz. Así se entera de la verdad. Con quien más furiosa está no es con Quinn y Huck, es con David Rosen. Realmente es una rabieta contra su exnovio pero suelta todo lo que llevaba dentro y eso les une. Es David quien le hace saber que lo lógico, dadas las circunstancias, y lo que opinaría un gabinete de crisis, es que hay que deshacerse de Olivia. Fitz, reunido con estas mentes pensantes, decide seguir adelante con el rescate. Cyrus está desquiciado. No puede pensar más que en los errores que el Presidente está cometiendo y en lo poco que ha servido su esfuerzo hasta llegar a este punto. Pero no lo dirá. Se encargará de eliminar a Olivia con ayuda de la CIA porque es más importante la seguridad de un país que la de un individuo. Abby comprende la situación pero debe pedir ayuda.
Andrew posee una amnistía que depende de la seguridad de Olivia y eso a Lizzie Bear le parece terrible. Acude a Huck para hacerle pagar, pero este acaba de decidir hace un segundo, tras un par de conversaciones distendidas, que ya no va a matar a más gente. Entra de nuevo en la subasta, puja a nombre de Marie Wallace (Maya Pope), hace retirarse a varias fuerzas como ISIS o los chechenos y empata con San Petersburgo por dos mil millones de dólares. Los secuestradores preguntan a Olivia qué deberían hacer y ella se decanta por Marie Wallace, así que deciden vender a los rusos. Fallo de principiante, Liv. Abby contacta con la Interpol y trata de llegar a tiempo a las dependencias de la CIA.
Maya lleva a Jake hasta Rowan, que se siente decepcionado con la visita y reniega de su hija. Huck va directo a por Andrew para ayudar a Lizzie. No lo mata pero lo deja más para allá que para acá. Mellie y Lizzie están muy contentas con su pequeña, sucia y secreta venganza.
Cyrus comienza a tener dudas. Si encuentra el momento perfecto para liberar a Olivia, le gustaría hacerlo, pero hay demasiada tensión y demasiado en juego. En el último momento anula el lanzamiento de misiles. Conoce al que va a recoger a Olivia: Stephen era uno de los gladiadores. Simplemente desapareció al final de la primera temporada. Cyrus ha reconocido a Stephen viendo su coronilla desde un satélite, ojo. Abby sabía que Stephen vivía en San Petersburgo y la Interpol se encargó de encontrarlo. Cyrus se libra porque es más importante la seguridad de un país que la de un individuo y Olivia puede volver a casa. No reconoce frente a la CIA haber desvelado ningún secreto de estado, pero sabemos que contó que POTUS haría cualquier cosa por ella. Algún día, esto explotará por alguna parte. Y ahí estará Rowan para arreglarlo.
Liv recibe la esperada visita. Fitz quiere comprobar por sí mismo que está a salvo. Pero ella le recrimina algo que él no ha sabido ver: es más importante la seguridad de un país que la de un individuo. Esta es la lección de hoy. Le echa a patadas de casa por haber entrado en guerra con West Angola en este test tan importante que se le ha presentado. Y punto.
La semana que viene es la season finale (doble) de How to Get Away with Murder. Scandal descansa hasta el cinco de marzo.
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