Casi dos años después del final de su segunda temporada, Channel 4 nos ha regalado la inmersión de Black Mirror en una de las tradiciones británicas más bellas: los especiales de Navidad. Para preparar su regreso por todo lo alto, contaba con una historia: su propia relevancia en el mercado televisivo; y un reclamo: más de una hora de episodio protagonizado por uno de los grandes de la televisión estadounidense, Jon Hamm (o Donald Draper).
Black Mirror, en mi opinión, siempre ha jugado mejor cuando ha dejado el futurismo a un lado y se ha centrado más en posibilidades reales del día de hoy. The Entire History of You, Be Right Back o su nueva White Christmas son terroríficas conceptualmente, poderosas desde un punto de vista narrativo, pero distantes al fin y al cabo: puede que en algún futuro alguna de esas (in)fundadas tecnofobias nos acechen, pero a día de hoy lo que verdaderamente aterra es lo que la humanidad es capaz de hacer con los recursos que posee. De ahí que The National Anthem significara lo que significó, tanto por lo novedoso como por lo impactante.
White Christmas es probablemente la más “futurista” de las propuestas de Charlie Brooker, pero también la más avanzada: toma conceptos tales como el stalking (cotillear, espiar) y el blocking (bloquear) de las redes sociales y los lleva al punto más extremo, todo ello a través de tres historias que finalmente acaban estando más conectadas de lo que parecía en un principio. La tecnología es la verdadera protagonista de este especial, minimalista como siempre a nivel narrativo, pero que abarca una temática mucho más amplia por las características del episodio.
Jon Hamm protagoniza esta distopía interpretando a Matt, un empleado de una empresa que se dedica a esclavizar a “copias” virtuales de sus clientes (generadas a partir del código extraído de sus cerebros) para que hagan sus vidas más fáciles (esto, aunque aterrador, me pareció bastante simbólico), pero que por la noche se dedica a ayudar a solteros sin mucho éxito en sus vidas románticas/sexuales a conocer a la persona ideal… para lo que surja. Matt le narra estas dos tareas a su compañero de piso (o lo que sea eso), Joe, con el objetivo de pasar una navidad en compañía y que el silencioso Joe le abra su corazón y le cuente sus secretos. Y hasta ahí puedo leer.
Además de Hamm, White Christmas cuenta con varias caras conocidos: las chicas de Game of Thrones Oona Chaplin y Natalia Tena, Janet Montgomery de Salem, y Rafe Spall de The Shadow Line. Carl Tibbetts, quien dirigió White Bear, ha sido el encargado de dirigir el especial.
En definitiva, White Christmas es una historia que no estaría mal que todo el mundo viera, teniendo en cuenta las conclusiones a los que no lleva (esos “bloqueos”, ay) y que podemos ver sin haber visto el resto de Black Mirror (aunque es muy recomendable). Humana, terrorífica e ingeniosa… ¡que todas las Navidades vengan con estos regalos!
Black Mirror, en mi opinión, siempre ha jugado mejor cuando ha dejado el futurismo a un lado y se ha centrado más en posibilidades reales del día de hoy. The Entire History of You, Be Right Back o su nueva White Christmas son terroríficas conceptualmente, poderosas desde un punto de vista narrativo, pero distantes al fin y al cabo: puede que en algún futuro alguna de esas (in)fundadas tecnofobias nos acechen, pero a día de hoy lo que verdaderamente aterra es lo que la humanidad es capaz de hacer con los recursos que posee. De ahí que The National Anthem significara lo que significó, tanto por lo novedoso como por lo impactante.
White Christmas es probablemente la más “futurista” de las propuestas de Charlie Brooker, pero también la más avanzada: toma conceptos tales como el stalking (cotillear, espiar) y el blocking (bloquear) de las redes sociales y los lleva al punto más extremo, todo ello a través de tres historias que finalmente acaban estando más conectadas de lo que parecía en un principio. La tecnología es la verdadera protagonista de este especial, minimalista como siempre a nivel narrativo, pero que abarca una temática mucho más amplia por las características del episodio.
Jon Hamm protagoniza esta distopía interpretando a Matt, un empleado de una empresa que se dedica a esclavizar a “copias” virtuales de sus clientes (generadas a partir del código extraído de sus cerebros) para que hagan sus vidas más fáciles (esto, aunque aterrador, me pareció bastante simbólico), pero que por la noche se dedica a ayudar a solteros sin mucho éxito en sus vidas románticas/sexuales a conocer a la persona ideal… para lo que surja. Matt le narra estas dos tareas a su compañero de piso (o lo que sea eso), Joe, con el objetivo de pasar una navidad en compañía y que el silencioso Joe le abra su corazón y le cuente sus secretos. Y hasta ahí puedo leer.
Además de Hamm, White Christmas cuenta con varias caras conocidos: las chicas de Game of Thrones Oona Chaplin y Natalia Tena, Janet Montgomery de Salem, y Rafe Spall de The Shadow Line. Carl Tibbetts, quien dirigió White Bear, ha sido el encargado de dirigir el especial.
En definitiva, White Christmas es una historia que no estaría mal que todo el mundo viera, teniendo en cuenta las conclusiones a los que no lleva (esos “bloqueos”, ay) y que podemos ver sin haber visto el resto de Black Mirror (aunque es muy recomendable). Humana, terrorífica e ingeniosa… ¡que todas las Navidades vengan con estos regalos!
Lo siento por el off topic, pero creo que los moderadores de esta página deberían ver los comentarios en el post ¨10 escennas más eroticas del año¨ y tomar medidas...Lo más malo es que hace 7 horas un moderador ha comentado ahí, pero ha hecho la vista gorda, me parece completamente inaceptable esta conducta por su parte, se supone que todos merecemos el mismo respeto y que el lenguaje inapropiado no debe aceptarse.
ResponderEliminarHola Ivo. Se borraron unos comentarios iniciales hace 12 horas, como señalas, pero esas mismas personas volvieron a escribir dos horas después. Lamentamos las molestias y te aseguramos que nos tomamos estos comentarios muy en serio pero no podemos estar constantemente moderando. Trataremos que esto se solucione cuanto antes.
ResponderEliminarEs rentable hacerse el ofendido, lo entiendo. Existe una cura para lo tuyo. ¡Ánimo! :3
ResponderEliminarTe das cuenta que Sheldon Cooper lo.interpreta un gay? Das pena...
ResponderEliminarLamentable que un ofendido (Ivo, en este caso) se aproveche del agobiante y rastrero espisodio de Navidad de Black Mirror para mostrar al aire su ofensa confesando su sexualidad. ¿Y a mí qué me importa? ¿Y a los que visitan qué les importa? No jodamos, Ivo, no jodamos.
ResponderEliminar¿O es que se necesita un manual para denunciar dicho comentario y enviar un mensaje privado al administrador de la página para que borren sin llamar la atención a los trolls de segunda? Lo siento pero me parece que tienes pocas luces.
Se me han quitado las ganas de comentar el episodio, buf.
Al margen de las rasgaduras de vestidos que hacen al sentirse ofendidos por sus orientaciones sexuales, convirtiendo en este post en la vergüenza televisiva que es "Salvame". A lo mejor es espectador y le haya gustado trasladarlo aquí, en el post. Lamentable.
ResponderEliminarEstoy con Lukkas. Espero que se anime a comentar la serie y se olvide del incidente. Por mi parte, comento lo que había comentado en sitios varios.
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No se me ocurre mejor regalo de navidad que el
regreso de "Black Mirror". incluso cuando -como es el caso- no es en
formato serie de tres episodios, sino con un film de poco más de setenta
minutos. No obstante como es habitual, Charlie Brooker se las ingenia
para aprovechar cada uno de ellos diseñando una pesadilla tecnológica
que podría adquirir presencia y cuerpo pasado mañana, porque le mérito
de la serie es cómo coge ideas del día a día y las traslada a un futuro
hipotético sin alzar demasiado la ceja ni abrazar la pura fantasía.
Dicho de otra forma, que simplemente agrava o magnifica; no crea: el
presente es suficientemente terrorífico como para no necesidar de nuevas
ideas. El punto de partida aquí es una cena de navidad que está
teniendo lugar en una casa en la que conviven un hombre hablador y
abierto, y otro cerrado en si mismo. Con la excusa de contar varias
historias para de una vez por todas abrirse y conocerse, arranca lo que
está destinado a ser un pequeño clásico televisivo para ver por estas
fechas. No a la manera de Frank Capra, claro, pero si estáis leyendo
esta crítica es que sabéis cómo se las gasta "Black Mirror" y qué bazas
juega para posicionarse como una de las grandes ficciones del siglo XXI.
Porque lo que puede salir mal, con Brooker se magnifica, y aunque
algunos de los temas que se abordan en estas tres historias
interrelacionadas que confirman "White Christmas" ya los hemos visto en
la serie (el de la segunda, por ejemplo, con Oona Chaplin) nos importa
poco porque en sus últimos 10 minutos todo se consigue encauzar por el
mejor de los caminos y se crea la magia de hacer ver algo diferente.
¿Mala hostia? Hay para dar y tomar en una conclusión terrible que nos
habla sobre hasta donde podemos llegar por la obsesión y se plantea un
futuro tecnológico totalmente viable en el que el 'block' del Twitter o
el Facebook se aplica a la realdiad terrenal con consecuencias
esperables, a una alternativa a este mundo en la cual no hay posibilidad
de elección: ¿dentro, o fuera del sistema? Lo mismo da. En el fondo
todos somos voyeurs de lo que nos rodea y "Black Mirror" se limita a
apuntarnos con el dedo y demostrar, con ideas cotidianas -las redes
sociales, los reality shows, el historial del navegador, etc, por citar
temas de la serie- cómo podemos llegar a límites absurdos si el mundo
sigue girando tan rápido como en la actualidad. "White Christmas" se
beneficia de la fuerte presencia de actores como Jon Hamm, Rafe Spall,
Oona Chaplin o Natalia Tena pero lo cierto es que no necesitaba de
'estrellas' para dejar en estado de shock: con este planteamiento, su
magnífico tramo final y la conclusión que deja, su poso, es suficiente.
Más "Black Mirror" es lo que necesitamos, Brooker. Necesitamos más de
esta droga hiperreal que tan pronto entra como sale por nuestras
retinas, aunque se asegura de que no la olvidemos con facilidad.
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Como bien dices un regalazo de navidad. Ayer también escribñi un post sobre el episodio en mi blog. Lo dejo por si tenéis curiosidad ;)
ResponderEliminarhttp://seriesanatomy.blogspot.com.es/2014/12/feliz-navidad.html
Saludos y felicies fiestas!