Doll & Em, egoactrices en egoapuros

Hay personajes públicos que pueden permitirse el lujo de escribir series basadas o ambientadas en su propia vida, protagonizarlas y encima salir airosos de ello. Lo hizo Jerry Seinfeld en Seinfeld. Lo hizo Larry David tanto en la anterior como en su Curb Your Enthusiasm. Lo hizo Tina Fey en 30 Rock. Lo hizo Louis C.K. en Louie. Incluso Lena Dunham en Girls.

Lo que tienen en común estos personajes es que, al fin y al cabo, tienen o tenían algo que contar, y por ello sus series tienen como común denominador esa nota referencial que aporta un elemento diferenciador y exclusivo. 

Lamentablemente, Emily Mortimer y Dolly Wells (a quien conozco ahora), carecen de ese encanto.

Su Doll & Em, una Entourage gafapasta y decadente, es la última propuesta de la británica Sky Living (y adquirida inmediatamente por HBO, quizá para aprovechar el papel de Mortimer en The Newsroom) que nos cuenta la historia de Emily, una actriz bastante conocida en Hollywood, que ve cómo cambia su vida cuando su amiga Doll se muda a Hollywood para ser su asistente personal y huir de sus problemas. A partir de entonces nos encontramos con lo predecible, con la típica historia de chica normal que se tiene que acostumbrar a las peculiaridades de Hollywood, y con la actriz que tiene que hacer la vista gorda con su amiga de toda la vida, la cual finalmente se convertirá en su principal enemiga al robarle todo el protagonismo.

La serie, que se estrenó en Reino Unido en febrero, y en Estados Unidos hace poco más de una semana, cuenta con el aliciente de ver a actores de éxito interpretándose a sí mismos (hay cameos de John Cusack, Chloë Sevigny, Andy Garcia y hasta de Susan Sarandon), y por supuesto ofrece todo el "morbo" que una producción sobre el "Hollywood real" puede proporcionar. Lamentablemente, más allá de eso no parece ser más que el divertimento de dos amigas que pensaron que su relación podría dar mucho juego como serie de televisión. Y no es asi.