Después de los previsibles y aburridos acontecimientos de los últimos capítulos, no se me ocurre otra palabra para describir la temporada de Parenthood que no sea mediocridad. El episodio antes del parón navideño revolvió un poco las vidas de los Braverman y el de la semana pasada parte de estas nuevas situaciones para volver a aburrirnos durante 40 minutos una semana más. Aunque un par de cosas buenas sí hemos visto: no hemos tenido que soportar el tedioso drama entre Amber y Ryan y el único personaje que no es de la familia Braverman y que tiene cierto protagonismo, Hank, ha vuelto a salvar el episodio.
Me da la sensación de que el principal problema de esta temporada es que están olvidándose de los personajes. Les dan un drama al que enfrentarse pero sin nada especial que permita a las historias ser más originales o distintivas. Parece que los guionistas están escribiendo la serie con el piloto automático.
Si nos hemos conseguido librar de Amber esta semana, no así de su hermano y su madre. Drew, por su parte, sigue con sus aventuras amorosas en la Universidad. No es que moleste, ni sea una mala historia, es simplemente que Drew resulta muy irrelevante. Siempre lo ha sido pero cuando se aleja de las interacciones con su familia, su vida personal es mucho más intrascendente. Es un buen niño pero ver su vida en pantalla es tremendamente aburrido. Sarah, por otra parte, conoce el gran misterio de su vecino: ¡es un prestigioso médico que ayuda a los niños desfavorecidos! Casualmente y aunque la lógica no acompañe, vive en el mismo edificio que una mujer que no aguanta más de dos semanas con el mismo trabajo. Su relación, que parece que se convertirá en un triángulo amoroso con Hank de por medio, es lo de siempre.
Los problemas de maritales de Julia y Joe también están tomando un rumbo que hemos visto antes en innumerables ocasiones, sin embargo, creo que el principal problema de esta historia es que es muy difícil no ponerse del lado de Joe cuando Julia se está comportando como una niñata, no tanto por su relación con Ed sino por su incapacidad para comprender la decisión de su marido de volver al trabajo y su propia decisión de dedicar su tiempo a la familia en vez de al trabajo. Si tomas una decisión de ese estilo deberías aceptar las consecuencias y no inventar dramas para hacer sentir mal a Joey.
Lo único que mereció la pena, para variar, fue Hank. El único personaje que no forma parte de la familia Braverman y que es el único soportable. Dudo mucho que sea casualidad. Su posible descubrimiento esta semana, aunque poco sorprendente (¿de verdad no se lo había planteado antes?) nos da la mejor trama del capítulo y su relación con Max, aunque difícil, tiene más sustancia que la relación del niño con sus propios padres, que parece que han decidido que Hank sea su niñera particular.
La calidad de la temporada anterior está muy lejos y está temporada de Parenthood está siendo una gran decepción, que aún podría ser soportable si no fuera tremendamente aburrida.
COMENTARIOS