El encapuchado verde ha vuelto a nuestras pantallas tras una midseason finale realmente emocionante. Evidentemente, igualar el episodio anterior era muy difícil, pero aun así debemos reconocer que este episodio ha sido flojo. La trama más interesante ha sido la investigación de Laurel sobre Sebastian Blood, ya que la trama de Oliver no nos cuenta nada que no hayamos visto antes. Aun así, el episodio no ha estado mal, sólo que ha sido bastante flojo comparado con otros episodios. ¿Vosotros qué pensáis?
El Terrorista

Felicity se ha ido unos días a cuidar de un Barry en coma tras el accidente que le proporcionará superpoderes. Mientras tanto,
Oliver se encargará de que alguien le diga la identidad del hombre con la máscara de calavera sin mucho éxito. Sus prioridades cambian cuando empiezan los ataques de
un terrorista que quiere cargarse mediante bombas a todos los políticos de Starling City. El terrorista es un miembro de una milicia en contra del gobierno que trabaja en una tienda de juguetes. A la vuelta de Felicity, Oliver le guarda rencor por haberse ido, aunque sea ella quien descubra todo el pastel tras analizar los restos de la primera bomba. Los restos los obtienen gracias a un trato que hacen con Lance,
los restos a cambio de que Felicity le proporcione registros telefónicos de todos los policías porque piensa que uno de ellos es un traidor. Oliver acudirá a Sebastian Blood para que se aleje de su campaña política para que no sea objetivo del terrorista, pero no le hace caso. Finalmente,
en un evento de Sebastian Blood es donde el encapuchado logra detener al terrorista.
El Verdadero Sebastian Blood

Todos sabemos que Laurel es muy cabezota, y cuando se empeña en algo, no parará hasta que lo consiga. Esta vez,
el objetivo es Sebastian Blood, que tras activar la voz de alarma en su cabeza en el episodio anterior –gracias a Roy, Thea y Sin–,
su principal objetivo será descubrir lo que Sebastian esconde. Su táctica es acercarse a él para encontrar algo que pueda mostrar un camino que seguir. Evidentemente, el primer paso es preguntarle por su relación con Cyrus Gold –el super hombre–, y según nos cuenta, era un pastor que le ayudó cuando se quedó huérfano.
Cuando era un niño, su padre maltrataba a su madre, y un día ella acabó con su vida y no volvió a verla; desde entonces Cyrus Gold fue el encargado de criar a Sebastian. En un principio, Laurel se siente estúpida por haber creído que Sebastian escondía algo, pero
pronto volverá a tener sospechas, y es que descubre que paga el manicomio de una mujer llamada Maya Resik. Laurel investigará y descubrirá que Maya es su tía, pero no le cuadra que teniendo una tía, se haya quedado viviendo en orfanatos, así que decide hacer una visita a Maya para descubrir la verdad. La sorpresa es que
la mujer no está loca, y no resulta ser su tía, sino la madre de Sebastian. Según sus palabras, Sebastian es el diablo, y fue él quien mató a su padre e hizo que la encerraran allí.
El Nuevo Roy
Tras haber sido inyectado el Mirakuru en su torrente sanguíneo, Roy ha cambiado. Él es consciente de que no es el mismo, y se mantiene reservado y no habla con nadie.
¿Qué le produce el Mirakuru? Lo primero que Roy descubre es que
las heridas sanan más rápido de lo normal, pero el segundo efecto lo descubrirá cuando el terrorista desate el pánico en el evento de Sebastian Blood. Una explosión fallida desata el caos y unos andamios preparados para el evento caen encima de la multitud.
Roy al ver lo que va a suceder y que su suegra corre peligro de ser aplastada, no duda en ponerse entre el andamio y ella. Ante el asombro de todos, Roy no sólo no es aplastado, sino que tiene la fuerza suficiente para apartarlo del camino.
¿Qué será de Roy? Evidentemente, no es el primero que sufre los superpoderes del Mirakuru. Años atrás,
cuando Slade consiguió sobrevivir, tuvo los mismos efectos, pero Sara le comentó que los japoneses habían descubierto que el Mirakuru producía deformidades o volvía loca a la gente. Slade empezó a perder el control de sí mismo, y cuando Ivo se pone en contacto con ellos para hacer un trato, él ya se fue abandonando a Oliver y a Sara a su suerte.
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