Este capítulo de Boardwalk Empire ha sido, como decirlo... un poco anticlimático. No sé si ha sido por la altura de temporada en la que estamos, a un capítulo de cerrar la cuarta temporada, o por el hype de las promos (ay... las carga el diablo); pero hemos tenido una entrega muy pausada que, sin duda, no será así la semana que viene. Vamos a darnos una vuelta por Atlantic City...
Empezamos con el despetar de Nucky, que recibe una llamada de Means. El agente levanta a Thompson en mitad de la noche para decirle que tiene una rata en su organización, y que si quiere saber el nombre necesitará pagar una cuantiosa suma de dinero. Pese a que no accede a la petición de Means, le queda la duda bajo la nariz. Mientras, su compañero al otro lado del teléfono es detenido por los federales.
Chalky, tras su movido capítulo anterior, ha sido recogido por un viejo amigo de cuando él era niño. En la conversación con Maitland en el coche hemos conocido el pasado de White y cómo se hizo la cicatriz de su cara. Óscar, que recondujo sus modales y le enseñó todo lo que sabe cuando era un crío, los acoge en su casa.
Óscar le recuerda que tiene una familia, una hija que se va —iba— a casar y que no se puede fugar con una amante que no sabe ni cocinar. Daughter Maitland, evidentemente, no se encuentra cómoda en aquella casa y le insta a Chalky a que huyan sin mirar atrás y formen una nueva vida lejos de Atlantic City. Chalky, que se ve inútil ya en la ciudad, decide aceptar y fijar su salida para el día siguiente.
Sin embargo, no están solos. En mitad de la noche, White se despierta y ve que Maitland no está. Cuando sale a buscarla, Óscar le asegura que se ha ido (¿Dónde?) y, de repente, aparecen algunos matones de Narcisse —¿Cómo lo han encontrado?— pistola en mano. Los hijos y ayudantes de Óscar repelen el ataque, pero éste ha sido herido de bala en el torso.
Gillian, por su parte, ha definido en este capítulo su papel en esta temporada. Roy le ha advertido que su trabajo ha terminado en la ciudad, y que se va a marchar. Pero le pide que se case con él y que se marchen juntos al lugar al que lo manden. Ella, sin duda, acepta. Cuando se van a marchar del restaurante, aparece uno de los socios de Roy, al que éste se la ha jugado. Sin mediar palabra, Roy le "pega un tiro" y ambos huyen de la escena.
Ante el dilema moral que se plantea Roy, que piensa en llamar a la policía, Gillian se opone totalmente. Tiene una idea concebida de su cambio de vida y no piensa permitir que nada ni nadie la trunque. Por ello, le confiesa a Roy el asesinato del chico en la bañera, en un intento de mostrarle que todo se supera. Y ahí está la clave. Roy era un detective privado que tenía como objetivo lograr la confesión de Darmody. Desgarrador el plano cenital de Gillian siendo capturada por los agentes de policía.
Y volvemos a Nucky. En un almuerzo con Eli y su familia que inicialmente parecía muy inocente, se ha abierto el cajón de las sospechas. Primero, cuestiona a su hermano sobre quién no es de confianza dentro de su organización. Sale a la palestra Knox, del que Eli dice no tener nada malo que decir (a pesar de que esté trabajando con él para vender a su hermano) También, como le ha ordenado Knox, Eli sugiere a su hermano una reunión entre Masseria, Luciano, Lansky y él para solucionar el conflicot en que están inmersos. Thompson acepta. En mitad de la cena, la mujer de Eli habla sobre cierto vendedor de seguros que tenía dominado a su marido. Cuando empieza a describirlo —a Knox, con lo que la cara de Nucky comienza a cambiar— Eli abronca a su mujer de forma muy exaltada y con el temperamento que le caracteriza.
Como hemos dicho, la cara de Nucky cambia por completo cuando conoce los rasgos del vendedor de seguros. Al hablar con Willie, éste le cuenta que el de la aseguradora tenía "cara de niño" (creo que ese rasgo de Knox se ha comentado en la serie). Por ello, Nucky llama a Sally y le dice que quiere desmarcarse de la operación que están llevando a cabo en Tampa.
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Buen episodio, algo más calmado como hemos comentado al principio, en el que hemos echado de menos a Al Capone y Nelson Van Alden en Chicago, del que esperamos mucho para la próxima semana. La traca final llega el lunes que viene, y seguro que va a ser muy sonora. Y a ti, ¿Qué te ha parecido el episodio?
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