Por si alguno aún no se ha enterado, Breaking Bad regresa este domingo a AMC. Me extrañaría que alguien no lo supiese todavía, teniendo en cuenta la insistencia con la que se habla últimamente de ella, llegando incluso a ser trending topic en un país en el que se emite de estrangis en un canal de humor que trata de vender a la serie como si fuera una especie de comedia negra del siglo XXI. Inaudito.
No se puede negar que de comedia tiene poco. Salvo pequeños momentos que sirven principalmente para aligerar el tono y demostrar la humanidad de los personajes dotándoles del sentido del ridículo o de la habilidad de meter el dedo en la llaga, Breaking Bad es un drama con todas las letras. Un dramón que este 29 de septiembre llegará a su final, que se espera no será precisamente dulce.
Porque Walter White debe morir. Dejemos eso claro desde el principio.
Breaking Bad no es una serie que haya tratado el concepto de la retribución como se merece, pero creo que sí ha jugado con la idea del karma, o al menos sabe que su público espera que haya un veredicto que satisfaga a los espectadores de ese descenso a los infiernos de su personaje principal durante cinco temporadas. Un personaje que, en realidad, siempre estuvo con un pie en ambos lados de la moralidad y que no tardó mucho en demostrar de qué masa estaba hecho.
La gracia de Breaking Bad, en lo que respecta a su protagonista, no es que se trate de un hombre que hace todo lo posible por mantener a su familia, sino que hace todo lo posible por quedar por encima de todos, incluyendo a su familia. Walter era un hombre oprimido por su mujer, por su enfermedad, por su trabajo y, especialmente, por sí mismo. Encontrar esa vía de escape que le proporcionó Jesse Pinkman fue un vehículo para recuperar ese autoestima que quedó reducida con el paso de los años a la figura de un triste profesor de instituto. La droga y las posibilidades que le abrió su talento en la fabricación de metanfetamina en este sumergido mundo nos demostraron que Walter White simplemente llevaba una venda en los ojos y tenía las manos atadas; que siempre había sido el ambicioso Heisenberg, un monstruo hambriento de poder que esperaba su oportunidad. Desde el principio, desde que rechazó el dinero que le ofrecieron sus amigos los Schwartz, o desde que se vengó del repugnante ejecutivo con una vida mejor que la suya quemándole el coche, supimos que Walter White siempre fue un cabrón, pero que hasta ese momento no había tenido la oportunidad de demostrarlo.
Pero Walter White debe morir. Da igual cómo, pero debe hacerlo. Dentro de las numerosas posibilidades en las que puede concluir Breaking Bad, la única aceptable a estas alturas es la de la muerte de su protagonista. Ni siquiera la posibilidad de que sea capturado por Hank, algo que se plantea como una alternativa muy factible, sería satisfactorio. Heisenberg se ha sentado en el trono de la droga acabando uno a uno con todos sus enemigos (Tuco, Fring, Mike), eliminando a todos los peones (Jane) o doblegando a sus propios aliados (Jesse, Skyler). Ha llegado demasiado lejos, y por mucha redención que aparentemente busque encontrar tras ese cambio de opinión que vimos en Gliding Over All —que, por cierto, no se cree nadie— en el que Walter decide dejar el negocio porque ya ha ganado demasiado dinero —recordemos el I'm in the Empire business—, todavía tiene muchas cuentas que saldar. Demasiadas.
Este año, la promoción de Breaking Bad apenas nos ha dejado ver imágenes nuevas, pero sí nos ha ofrecido un vídeo promocional —ver abajo— que arroja más pistas de las que parece. Escenarios de la serie, la fantástica voz de Bryan Cranston y el soneto de Percy Bysshe Shelley, Ozymandias, ilustran esa conmovedora profecía en la que se han convertido esos escasos segundos de rodaje. Un poema que habla sobre la ambición y sobre la inevitable caída de todo poder, que eventualmente sufre la decadencia propia del tiempo o de otros poderes. Oh, Heisenberg.
Personalmente, la lista de posibilidades acerca del final de Breaking Bad me marea. El cáncer, la venganza de Jesse, la ambición de Skyler, el peligro de otros enemigos o la cárcel son tan solo las optativas más lógicas, pero lo único que tienen en común es un penoso desenlace para Walter White, algo con lo que todos estamos de acuerdo. Vince Gilligan ha asegurado que el final de su serie no será tan vago como el de The Sopranos y que el equipo ha tratado de buscar aquel que ofrezca la mayor satisfacción. Ya lo rezaba la primera frase promocional de la temporada: all bad things must come to an end. Crucemos los dedos.
Personalmente, la lista de posibilidades acerca del final de Breaking Bad me marea. El cáncer, la venganza de Jesse, la ambición de Skyler, el peligro de otros enemigos o la cárcel son tan solo las optativas más lógicas, pero lo único que tienen en común es un penoso desenlace para Walter White, algo con lo que todos estamos de acuerdo. Vince Gilligan ha asegurado que el final de su serie no será tan vago como el de The Sopranos y que el equipo ha tratado de buscar aquel que ofrezca la mayor satisfacción. Ya lo rezaba la primera frase promocional de la temporada: all bad things must come to an end. Crucemos los dedos.
Sí, Walter White debe morir. Otra cosa es que lo haga.
Hay un artículo muy interesante de Poniewozik para la revista Time sobre la moralidad de la serie que han rescatado hoy en Vaya Tele —donde, por cierto, mencionan nuestra entrada Breaking Bad y la sinestesia: un estudio del color— que dice una verdad como un templo: es responsabilidad de la serie conseguir que pensemos sobre lo que se merece Walter, pero no es responsabilidad suya darle su merecido. Breaking Bad ha disertado sobre la moralidad de sus personajes intensamente durante todo su desarrollo, ofreciéndonos pruebas, opiniones, matices que nos fuerzan a generar una opinión y a tomar decisiones. Pero no tiene una obligación más allá que la de mostrarnos los hechos, porque el juicio, al fin y al cabo, es nuestro.
Sobre ello también habla Alberto Nahum en Jot Down. Del Crimen y castigo. De esa relación tan complicada que hemos establecido con Walter White. Porque hemos crecido con él. Hemos sufrido con él pero, a pesar de todo, no podemos evitar desearle la muerte. Él es el verdadero enemigo, él es el peligro.
Pero, ¿qué sucedería si Walter White no muriese? ¿con qué cara nos quedaríamos?
Afortunadamente, creo que lo bueno de los siguientes ocho episodios que le quedan a Breaking Bad —además de que es Breaking Bad... como si no fuera razón suficiente— es que todas las cartas están sobre la mesa y todos, incluyendo a los espectadores, han tomado su decisión. Solo falta que las piezas encajen, o dejen de encajar. Hay muchas cosas que pueden suceder y que probablemente sucedan. Hay que atar muchos cabos sueltos y ofrecer muchas explicaciones.
O no.
Conocí a un viajero de una tierra antiguaque dijo: «dos enormes piernas de piedrase yerguen sin su tronco en el desierto;junto a ellas, en la arena, semihundidodescansa un rostro hecho pedazos, cuyo ceño fruncidoy mueca en la boca, y desdén de frío dominio,cuentan que su escultor comprendió bien esas pasionesque todavía sobreviven, grabadas en la piedra inerte,a la mano que se mofó de ellas y al corazón que las alimentó.Y en el pedestal se leen estas palabras:"Yo soy Ozymandias, rey de reyes:¡Contemplad mis obras, oh poderosos, y desesperad!"No queda nada a su lado. Alrededor de las ruinasde ese colosal naufragio, infinitas y desnudasse extienden, a lo lejos, las solitarias y llanas arenas
y por mucha redención que aparentemente busque encontrar tras ese cambio de opinión que vimos en Gliding Over All —que, por cierto, no se cree nadie— ???
ResponderEliminarHeisenberg sale del negocio, eso es casi un hecho. Y no es solo por haber ganado mucho dinero, ni por las palabras de Skyler. La verdadera razón es porque el cáncer regresó.
Walter sale del negocio una vez Skyler le pregunta que cuánto dinero es suficiente. Obviamente, después de cinco temporadas y a pesar de todo lo que ha hecho, esa decisión es muy poco convincente. No sé tú, pero a mí me parece lógico que Walter guarde un as en la manga y vaya a seguir en su "negocio" (no el de la droga o el del dinero... el negocio de un Imperio) de un modo y otro.
ResponderEliminarLa razón del cáncer tiene sentido, sí, pero como no se dice nada en ningún momento no puedes afirmar tal cosa. Un saludo.
Walter sale del negocio después de la resonancia. Y sí, no se ha dicho nada del cáncer, pero creo que en BB no es necesario que lo digan con palabras.
ResponderEliminarY si de verdad sigue en el negocio veo una incoherencia...
Walter puede sonar muy convincente con su "I'm out", pero Skyler jamás se lo creería hasta comprobarlo con hechos: que Walter no desaparezca de casa para hacer meth (y no creo que Walter deje solo a Todd en el laboratorio). Y al final del capítulo vemos una familia unida con los niños de vuelta en casa, por lo tanto Skyler comprobó que Walter no miente.
Entiendo que después del discurso del negocio de un imperio y la actitud de toda la temporada 5 es difícil comprar que Walter este diciendo la verdad. Pero bueno, así lo veo yo.
Pronto sabremos lo que de verdad está ocurriendo. Saludos.