Tras un largo recorrido lleno de parones que duran un mes y capítulos argumentalmente insulsos esta semana hemos llegado a la primera parte de lo que será el final de temporada de la que fue una de las series revelación de la pasada temporada, y la cosa pinta bien. Puede que el tema de los detractores de la magia no nos convenza del todo y/o no se haya presentado todo lo bien que podría, pero su resolución creo se está resolviendo a la perfección.

Es entonces, ya pudiendo dormir con Wendy, John y Michael cuando descubre que desde el día de su llegada a la casa Darling, una mágica sombra acecha a los niños, tratando de llevarles a Nunca Jamás, la tierra sin padres donde no se crece. Pese a que por su experiencia, advierte a los niños de los peligros de la magia, Wendy hará caso omiso de su consejo, yéndose una noche por la ventana con la misteriosa sombra. A su regreso la mañana siguiente —bastante más tiempo en Nunca Jamás— cuenta a Bae y sus hermanos la verdadera naturaleza de la sombra, llena de maldad y con ansias de llevar a niños a Nunca Jamás y no dejarles regresar, atrapados en un mundo miserable en el que por las noches lloran echando de menos a sus padres. Una visión tétrica en la que ni rastro hay de Peter Pan. La noche siguiente, cuando la sombra vuelve a casa de los Darling, esta vez a por un chico —por esta razón dejó volver a Wendy—, Bae se va con ella salvando así al pequeño Michael, pero consigue escapar de la sombra para llegar a parar al Jolly Roger, el barco del Capitán Garfio. ¿Se convertirá a la larga Bae en Peter Pan, domando a la malvada sombra? ¿Nos encontraremos ante una versión totalmente diferente de la historia? Lo han hecho tan bien que me he quedado con unas ganas locas de saber más. Esto me recuerda a los primeros capítulos.

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