A escasos dos capítulos de despedir esta quinta temporada, Castle hace lo que mejor sabe hacer: guardar los momentos de tensión y sufrimiento para los capítulos finales. Así estamos los fans, agarrándonos a la silla, temiendo lo que los guionistas puedan tener preparado para la season finale. Still no consigue alcanzar el nerviosismo o estrés que tienen otros capítulos en los que nuestra querida detective ha estado en peligro mortal, pero aún así cumple con las expectativas. Y muy bien, además. Muchos tacharán este capítulo de relleno, y razón no les falta, pero aún así puede considerarse uno de los mejores de esta temporada.
Espero que las dudas que Beckett mostraba en el capítulo de la semana pasada se hayan desvanecido, y es que Castle no podría haber demostrado su amor de una manera más pura y sincera que esta. Sí, es cierto que quizás el escritor haya aparentado tomarse la relación más a la ligera que Kate, pero esto es sólo una especie de escudo, de máscara. En realidad, el escritor daría su vida por la detective. Y nos lo ha dejado muy claro.
El episodio comienza con la identificación de un sospechoso de haber incendiado un piso en mitad de la ciudad, a quien acorralan en su casa. Pero las cosas se complicarán muchísimo en el momento en el que Kate active una bomba bajo sus pies, dejándola totalmente inmóvil durante horas. Mientras Esposito, Ryan y Gates hacen lo que mejor saben hacer, Castle será el encargado de amenizar la estancia a su amada, que nerviosa, ve cómo las posibilidades de desactivar la bomba se reducen según pasa el tiempo.
¿Y qué mejor manera para olvidarte de que tienes una bomba bajo tus pies que discutir quién se enamoró primero? Una de las mejores cosas de esta serie siempre ha sido la innegable química que aportan los dos protagonistas, y que en este capítulo, tenemos el placer de volver a recordar. Así, podremos ver los mejores momentos entre escritor y detective: las mejores pullas, los momentos chorras de Castle, los modelitos de Kate (y la evolución de su melena)... Pero sobre todo, aquellos instantes en los todos nosotros estuvimos tirándonos de los pelos esperando a que alguno de los dos diera el paso definitivo.
La discusión va para largo, y la trama que envuelve este capítulo es totalmente secundaria. Mientras la hora final se va a acercando, Kate le pide a Castle que se vaya. A más de alguno se nos soltó una lagrimilla cuando Beckett se despide de su padre por teléfono y va asumiendo que va a morir. Pero Castle, haciendo gala de todo su encanto hasta en los momentos más difíciles, vuelve, nada más y nada menos que con... ¡dos cafés!
Finalmente, consiguen desactivar la bomba al descubrir parte del turbio pasado del sospechoso. Ambos, que forman una perfecta pareja no sólo en el ámbito sentimental, sino también en el profesional, se aferran a la esperanza de que sus conjeturas pueden ser acertadas, y aciertan con la clave que desactiva el artefacto. El abrazo y la felicidad de los dos en ese momento es indescriptible.
Uno de los momentos más hilarantes del capítulo lo protagonizará Gates: "Oh, for heaven's sake, Detective. Just kiss the man!" Y así descubrimos que la Capitana no tiene un pelo de tonta. Ya sólo quedan dos capítulos para cerrar esta quinta entrega y todavía no hay indicios de lo que nos puedan tener preparados. ¿Volveremos a saber del padre de Castle? La verdad es que sería un final bastante interesante. Kate ya ha tenido su ración de drama para el resto de la serie y ya es hora de que nos muestren tramas nuevas.
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