Ya tocaba. Quiero decir, ya tocaba escribir este texto y, no menos importante, que Andrea le diera la patada a su querido Gobernador. Que no es que me caiga mal, pero llevamos esperando esta ruptura en The Walking Dead desde que se vieron las caras por primera vez.
En ese sentido se nota que han querido, una vez más, redimirse. Ya lo dije anoche por Twitter, que con esta serie era siempre una de cal y otra de arena, e incluso me atrevería a decir que esta temporada más que nunca. Afortunadamente, y aunque este episodio no nos haya llevado mucho más lejos de donde estábamos, sí que ha servido para reencontrarnos con ese personaje que ya creíamos perdido, Andrea.
No voy a decir que sea creíble, de todas formas, pero habrá que admitir esta excepción. Aunque expliquen la importancia de Michonne para Andrea con ese interesante flashback inicial, eso no justifica que hasta que (siendo guiada por Milton, que si no la pobre igual ni se daba cuenta) no ve que el Gobernador pretende vengarse de su antigua amiga de la forma más sádica posible y con innumerables instrumentos de tortura, no reconozca que está en manos de un loco. ¡Andrea, por favor!

Descartada la opción de acabar con él ahí mismo, con un Milton súper creíble que se lo impide, a Andrea sólo le queda escapar. De casualidad, esto nos reúne con Tyrese y Sasha, que vigilan una de las paredes por las que escapará la rubia como quien no quiere la cosa.
Mientras la rubia huye, a punto de comenzar a ser perseguida por el Gobernador, nos muestran algo más de Tyrese y Sasha, de la tensión que hay entre ellos y sus antiguos compañeros, y la desconfianza que generan en su nuevo grupo. Normal, si son testigos de otra de las barbaries de Woodbury: cómo los hombres del Gobernador atrapan zombis para soltárselos después a los de la prisión.
Eso es muy interesante y plantea muchos dilemas morales pero volvamos a lo interesante: la persecución de Andrea. No sé vosotros, pero yo tenía el corazón en la boca y no precisamente por el silbido del Gobernador a lo Omar Little (de hecho, rompe bastante con el momento). Me daba más miedo la estupidez de Andrea que el Gobernador en ese almacén abandonado (¿cuántas veces te puedes tropezar, por dios?) y llegado el clímax en el que la rubia fríamente le echa a la horda de zombis encima sólo pude aplaudir.
Obviamente no nos íbamos a librar de el Gobernador a dos episodios del final de la temporada pero la intención ha valido la pena y nos acerca cada vez más a su desaparición, que esperemos sea épica. Ha sido frustrante el final, no lo voy a negar, pero en cierto sentido era previsible que Andrea volvería a Woodbury, a esa silla de tortura que al final ha sido destinada a ella.
¿Cómo se librará de ésta la rubia?
Por cierto. Milton, el peor mentiroso de la historia.
Genial la escena del almacén. Gran tensión. En cuanto a lo demás, parece que todo el mundo queda un tanto agilipollado en cuanto pone un pie en Woodbury. La estupidez que ha contaminado a Andrea desde el primer capítulo de esta temporada ahora se ha trasladado a Tyresse, incapaz también de ver que en el pueblecito no reina precisamente la democracia. Y en cuanto a redimirnos, el momento Andrea cargándose a tres zombies con solo una navajita en el bosque, cuando uno de ellos la pilla por detrás. Epic. Epic. Epic.
ResponderEliminarSi, lo único "malo" de este episodio ha sido el momento Andrea en el bosque. Pero por lo general un episodio bastante bueno. Estoy esperando a que el último grupo en llegar a Woodbury se vayan de allí junto con Milton y Andrea, en dirección a la cárcel. Si no, nadie se creerá que puedan hacer frente a todos los del pueblo, además, alguien del grupo de Rick tiene que morir, y espero que no sean los "de siempre". Esto cada vez tiene mejor pinta, apunta a final épico, ¿dónde quedarán los zombies en todo esto? xD
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