Nunca sabremos a ciencia cierta si fue a propósito o si realmente a Ilene Chaiken, creadora de The L Word (Showtime, 2004-2009), el personaje de Jennifer Schecter se le fue totalmente de las manos. Tal como cualquier estudiante de psicología de segundo año podría diagnosticar, esta escritora novel que se muda del tradicional midwest norteamericano al centro neurálgico de California, sufría una patología egocéntrica que, sin control, no podía llevar a buen puerto. Desde luego, la profesión de artista y una ciudad como Los Ángeles, meca de buscavidas, requiere que uno muestre más amor propio del que probablemente se debería atribuir, pero esa inocencia con la que Schecter pedía atención acabó perdiéndose, o más bien, acabó transformándose, en pura maldad, una maldad totalmente enfocada hacia aquellos que la aceptaron sin reservas, y hacia ella misma.
Bienvenida a Los Ángeles
Reprimida al principio, Jenny fue el ojo del espectador en las dos primeras temporadas, especialmente del espectador ajeno al mundo gay, un mundo al que ella misma pertenece, aunque aún no estaba enterada de ello. Esto sirvió para que conectáramos con su constante confusión y malas decisiones. Pero a medida que su nueva vida volvía a tener forma -con Jim, su ex-novio, fuera del mapa, al igual que Marina, su primer y auto-destructivo amor lésbico-, el reflejo de Jennifer en el agua, cual Narciso, se iba haciendo cada vez más apetecible. Sus tramas, en cambio, iban perdiendo fuerza en favor de sus compañeras de elenco (embarazos, infidelidades y enfermedades salpicaban las vidas de sus co-protagonistas). Así que la estrella de Jenny se fue apagando. Su personaje se fue aislando cada vez más (la única relación romántica seria que los guionistas le atribuyeron, Carmen, nunca acabó de cuajar) así que su mundo habitado únicamente por ella misma se fue haciendo más y más grande.
Auto-Parodia
La personalidad vanidosa de Jennifer Schecter se reflejaba claramente en su obra literaria. Con dotes totalmente inexistentes en cuanto a ficción, la escritora basó todos sus trabajos en su propia vida. Desde luego, la ruptura de un matrimonio debido al descubrimiento de una nueva identidad sexual así como una peligrosa tendencia a la auto-lesión da para escribir muchas cosas, pero es la absoluta falta de creatividad y originalidad de Schecter lo que la lleva a ganarse la enemistad de sus compañeras, al esparcir sin ningún tipo de pudor ni responsabilidad las experiencias personales de sus amigas. Empieza el debacle, tanto del personaje como de la serie, que sólo puede salvarse por genialidades como esta:
Poniéndose meta, la serie de Showtime decidió hacer una película con la misma trama de la serie, que es, a su vez, la trama del libro de Jenny. Por fin las plegarias de fama de Jenny eran contestadas, y en un claro guiño a la mediocridad abundante que tanto se premia en Hollywood, la actitud repelente de Schecter se hizo más y más irritante, no por ello llevándose menos medallas. Su narcisismo fuera de control la llevó a considerar que no había nadie lo suficientemente cualificado para adaptar y dirigir su novela al cine, con lo que la cateta de pueblo pasó a ser la nueva estrella emergente de Sunset Boulevard, dándonos de paso un bofetón bien fuerte en la cara a todos los técnicos de la profesión, alegando con este hecho que ningún conocimiento técnico y artístico es necesario para trabajar en el medio audiovisual (esto, realmente, explicaría muchas chapuzas -su cabecera, sin ir más lejos- que la serie contenía a nivel de producción).
Conductora hacia el abismo
A medida que la serie continuaba su paso por arenas movedizas, era cada vez más difícil mantener a Jenny en plano sin despertar en el espectador ganas de volarle las rodillas con una escopeta de perdigones. Sus maquinaciones, más propias de la capitana de las animadoras del instituto que de una persona adulta, no sólo resultaban cansinas, sino que destrozaban los buenos arcos argumentales que mantenían los demás personajes. Los guionistas no quisieron admitir que Jenny había terminado su función en la serie, y la convirtieron en ese niño aburrido cuyas trastadas tienen como única finalidad captar la atención de sus apáticos padres.
Mostrando un obsesivo deseo de controlar y manipular todo a su alrededor -incluso a la incontrolable Shane- y aún más sedienta de protagonismo tras el fracaso de su película (fracaso que ella misma alimentó) en la última temporada de la serie observamos los mil y un intentos de sabotaje de Jenny a las amigas que la iniciaron y adoptaron en su exclusivo círculo, con un solo final como consecuencia de sus actos.
Jennifer Schecter marcó el camino. El camino de una serie que hizo parecer a Sex and The City un producto de ABC Family en sus inicios, pero que acabó emborrachándose de su propia fama antes de tiempo. Igual que Narciso, incapaz de levantar la mirada de su propio reflejo en el agua, Jenny (y The L Word) tuvo su final en una piscina. Al menos se le atribuyó un final poético, mucho más de lo que este horrible personaje jamás mereció.
Uf, uf, ufffff!!! Creo que NUNCA he odiado tanto a un personaje como a ella. Me acuerdo de lo insoportable que era y me crece e odio por dentro...
ResponderEliminarY lo peor, unos guionistas penosos. No me creo que hicieran nada a propósito en relación a ella, no sabían por donde coger al personaje y escribían cagada tras cagada.
totalmente de acuerdo con los comentarios jajajaja Adoro la serie, me parece una de las mejores, pero para mi es el personaje más odiado!
ResponderEliminarJenny era un personaje que muy pocos llegaron a entender. Para mi el mejor de todos. El más complejo y el más interesante.
ResponderEliminarY sí, el final fue poético y sobretodo simbólico. Desde luego, quién no entendió eso, es porque el odio hacia el personaje le cegó. Mejor dicho, a muchos os cegó. Así que, obviamente, no estoy de acuerdo con nada de lo que has escrito.
Lo bueno de describir (y simplificar hasta etiquetar de narcisista) a un personaje que el 99% de la audiencia que tenía TLW odia, es que pocos de los que lleguen hasta aquí van a diferir de tu visión/opinión.
Un saludo.
BRAVO. Yo no podría haberlo dicho mejor.
EliminarEs una pena que los personajes complejos y tan interesantes, que además tratan un tema tan delicado como es la salud mental se sigan malinterpretado e infravalorado a día de hoy, solo porque "aburren o son molestos". Una verdadera pena...
Como la propia Mía Kirchner dijo: "No. Jenny no está muerta. Esa no es la historia que debe contarse sobre una superviviente de violencia sexual. No es una historia que se pueda envolver y atar con un lazo como si no hubiera existido. Así que no, no está muerta." Y amén.
Si, como dices, el 99% de la audiencia que veía TLW odiaba a este personaje, más los propios personajes dentro de la serie, realmente somos muchísimos los que no entendimos absolutamente nada. Así que espero que me detalles más la etiqueta de "complejo" e "interesante" que le calificas al personaje de Jenny (que, por cierto, son etiquetas que no influyen en el amar u odiar a alguien).
ResponderEliminarPor cierto, no gano nada si la gente opina o no lo mismo que yo.
Saludos.
Amé con locura a Jenny, fue mi personaje favorito, quizá se les fue de la mano a los guionistas pero solo fue en la última temporada, creo, entre otras cosas que enloqueció al descubrir que no podía ser amada, nunca tuvo un amor tipo Bette y Tina, Danna y Alice, Shane y Carmen. Sí, era egocéntrica y le costaba distinguir la realidad de la ficción pese a todo era un personaje hermoso sobre todo al inicio de la serie, podrían haber sido más generosos con ella pero la convirtieron en una villana que ya no era tan divertida sino simplemente odiada, Mia es una excelente actriz en esa sexta temporada había algo que no era verosímil.
ResponderEliminarThe L word es de principio a fin la serie sobre la película basada en un libro que es la vida de Jennifer Schecter. Un espejo infinito que deforma los anteriores. Magistral.
ResponderEliminar"Esa Puta Jenny Shecter" como la llaman cada vez más a lo largo de toda la serie ES la serie en sí misma. Desde el capítulo piloto al octavo de la sexta temporada que es el final, Todo lo que vemos es Jenny. Una de las mejores series de todos los tiempos. Uno de los personajes más complejo y que más evoluciona (y de forma coherente e irremediable). Adoro de corazón a Jenny Shecter.
Volverán a dar mas capítulos de the le word es una serie q te deja muchas enseñanzas y para mi es una de las mejores q las tima q haya a acabado y sus actrices son muy estupendas
ResponderEliminarVolverán a dar mas capítulos de the le word es una serie q te deja muchas enseñanzas y para mi es una de las mejores q las tima q haya a acabado y sus actrices son muy estupendas
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con que mencionas sobre Jenny, es un ejemplo claro de cómo las vivencias difíciles no deberían servir como excusa para dañar a los demás, se caracteriza por su comportamiento manipulador, inestable emocionalmente y, en ocasiones, abiertamente cruel hacia aquellos que la rodean. Su historial de traumas personales, incluyendo abusos sexuales y problemas de autoestima, puede ser un indicio sobre las razones detrás de su comportamiento. Sin embargo, no justifica ni absuelve sus acciones.
ResponderEliminarUtiliza a las personas a su alrededor como herramientas para su propio beneficio emocional, sin considerar las consecuencias de sus acciones. Esto es especialmente evidente en sus relaciones interpersonales, donde manipula y lastima a sus amistades y parejas sin remordimiento. No podemos excusar el comportamiento tóxico simplemente porque alguien ha experimentado dificultades en el pasado. Todos somos responsables de nuestras elecciones y cómo afectan a los demás, independientemente de nuestras experiencias personales. No entiendo que le ven de complejo e interesante, se critica fuertemente a otros personajes de la serie, pero esta sin duda es la que merecía un final como el que tuvo.