Demos gracias porque se han dado cuenta de lo obvio sin dar muchos rodeos. Tras los Sectionals de la semana pasada y varias temporadas dando tumbos en mayor o menor medida, la serie de —una de tantas— el señor Murphy ha caído en la cuenta de que tenía que cortar por lo sano. ¿Que poco tardará en volver a lo de siempre? Obviamente, pero de momento demos un voto de confianza a Glee, que en este capítulo pretende volver a sus orígenes, recordándonos —a posta, eso está claro— lo que era esta serie en sus inicios.
Tras el desmayo de Marley, que aunque se ensañan con ella no se vuelve a saber nada —esto es de juzgado de guardia, la bulimia es un tema serio, por favor, no la uséis más de excusa—, los Warblers son proclamados ganadores automáticamente, dejando al New Directions fuera de cualquier competición venidera en este curso, y, en consecuencia, fuera de todo para los de último año. Esta oportunidad es aprovechada por Sue que, una vez más, les deja sin recursos y uno a uno, los componentes de lo que parecía un club sólido, se van uniendo a otras asociaciones para llenar su hueco. Todos menos Marley, que apoya a Finn hasta el final —Finn hasta el fin... me ha tentado mucho ponerlo— consiguiendo un sitio para ensayar. Que esté nevando y sea al aire libre no importa, de alguna manera tenían que seguir la serie, supongo. Gracias a una llamada de Rachel que anima a Finn a seguir con el Glee Club adelante recordándole el por qué se fundó ese grupo —metatelevisión a tope— y al espíritu musical de los miembros, todos vuelven al rebaño, esta vez por amor a la música, como debe de ser. ¿Qué motivación tendrán de ahora en adelante?
Mientras, en Nueva York, tras la fiesta de Acción de Gracias llega la exhibición de invierno de NYADA, donde Carmen Tibideaux reparte sus ansiadas tarjetas doradas a los diez mejores alumnos de la escuela. Aunque parecía imposible, Rachel se lleva una de esas tarjetas y, con la ayuda inintencionada de Cassandra, que le demuestra que el baile no es lo suyo, arrasa en su actuación usando su mejor arma: su voz. El alma de Broadway que Lea Michele lleva dentro y nos deja a todos boqueabiertos con su maravillosa voz —que le lleva a la victoria de no sabemos qué—, que aunque no soy una gran fan de esta chica, mira que canta bien. Tras un bis aclamado por el público, Tibideaux decide sacar su espíritu navideño y darle una oportunidad a Kurt, quien tras el concurso/exhibición recibe una carta de admisión para NYADA. ¿Significará esto el final de su trabajo en Vogue?
Además de esto nos enseñan lo que todos ya sabíamos, que Sam y Brittany acabarían juntos, y así ha sido, le pese lo que le pese a las bloggers lesbianas que tanto miedo le dan a Britanny. ¿Qué pensará Santana al respecto?¿Volverá para reconquistar a Brit? Yo lo espero, pero es que a mí Santana me puede.
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lo unico que le critico al capi es la poca capacidad para tratar la bulimia que es un tema serio y aqui lo ningunean, eso y que al menos no sacaran una escena de los wamblers celebrando haber ganado... :D por lo demas un buen episodio... regular...
ResponderEliminarel episodio ha estado muy bien, ahora...las canciones no valian nada!! Sabiamos que Kurt iba a entrar en NYADA y creo que han tardado mucho en meterle, pero bueno me alegro, y la escena de Rachel y la discusion con Cassandra ha sido lo mejor dle episodio. Y como dices, a mi Santana me puede!!! espero que vuelvan a estar juntas porque aunque era muy evidente, Brittany y Sam no pegan ni con cola
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