Volviendo al estreno, en este capítulo se dan dos historias principales:
Por un lado tenemos el de la entrega del Premio Nobel de la Paz. Cuando se anunció el ganador por televisión (los niños frikis de los Simpson estaban al tanto y expectantes) todo el mundo se llevó una sorpresa al saber que el premio iba a ser para Krusty el Payaso. Hasta que ya se nota que las nuevas tramas de esta serie comienzan a ser cada vez más lentas y aburridas. Pues bien, en el camino a recoger su premio en Oslo, Krusty, Homer y Bart son parados en La Haya para que Krusty sea juzgado por todas sus fechorías Es decir, el premio era una trampa para que el payaso fuese a Europa (sigh). Para evitar que Krusty sea juzgado, Homer y Bart deberán buscar alguna buena acción que el payaso haya cometido en el transcurso de su historia. A pesar de todas sus fechorías, Bart descubre que el que Krusty no actuara en Sudáfrica en 1989 permitió que Nelson Mandela saliera de la cárcel. Ni que decir tiene que yo tampoco entiendo la relación entre una cosa y la otra.
La otra historia se centra en Lisa, un personaje cuya repelencia crece a medida que la serie se alarga y alarga. Envidiosa (lo es) porque Bart fuera con Krusty, y no ella, que es una friki con todas sus letras (F - R - E - A - K), se encabrona y la buena de su madre la decide llevar a un campamento dedicado al desarrollo artístico de los talentos. En el campamento cuyo nombre no recuerdo están también Finn, Rachel y Mercedes de Glee (Cory Monteith, Lea Michele y Amber Riley, respectivamente; un cameo peculiar, que incluso se marcan unas canciones -estos sí que se caerán en picado como sigan por este camino de salir en todas partes). En él también están Bret McKenzie y Jemaine Clement de Flight of the Conchords, que son los directores del campamento (consejeros, etc.). Después de una semana con ellos, Lisa tiene que volver a su vida normal, que le resulta tan deprimente que se escapa al barrio de Sprooklyn, donde Bret y Jemaine le dijeron que se encontraba el centro artístico de Springfield. este lugar es tan deprimente como la vida de Lisa y cuando se encuentra con Bret y Jemaine le revelan que ellos no son artistas, y que nunca será una artista en una ciudad como esta, y así destrozando sus sueños (un mensaje con fundamento). Marge recoge a Lisa y regresan a casa, la niña afirmando que jamás se rendirá, o algo así.
OPINIÓN: La he dejado bastante clara al inicio del post. Los Simpson cansan, llevan mucho tiempo en antena y no tienen nada nuevo que ofrecernos (dijeron bien en South Park que The Simpsons ya lo habían hecho todo -aunque de esto ya hace años). Los seguidores de la serie, que no fans extremistas, reconocemos que la seguimos por pura tradición (tantos años hacen mella), pero no por placer. Creo que Matt Groening debería plantearse muchas cosas. Destacamos una breve aparición del Señor Largo, que sale tan poco en la serie.
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