La productora independiente A24 ha puesto patas arriba Netflix con su nueva joya, la comedia dramática Beef. Con un reparto de lujo, con Steven Yeun (The Walking Dead, Minari) y Ali Wong (American Housewife) a la cabeza, nos muestran cómo dos personas con diferentes orígenes, pero igualmente frustrados, dejan que una pelea al volante consuma su existencia por su deseo de vengarse.
Yeun interpreta a Danny Cho, un contratista en números rojos que malvive intentando alcanzar las metas que su estricta familia coreana le marcó desde pequeño. Esperando una estabilidad económica inexistente que le permita casarse y formar una familia coreana, se arrastra por el mundo entre chapuza y chapuza. Su hermano, Paul, con un estilo de vida mucho más americano, es una constante en su vida, pero quién depende realmente de quién.
Por su parte, Wong es Amy Lau, la dueña de una pequeña tienda local a la que le va muy bien económicamente pero casada con George, un señor que hace tiempo que no la satisface y que se dedica a stalkear el Instagram de una de las empleadas mientras ejerce de amo de casa y cuida de su hija pequeña. El marido es el heredero de un gran diseñador de sillas e intenta triunfar con sus esculturas amorfas.
Las frustraciones de Danny y Amy colisionan literalmente a la salida de una tienda y empiezan una persecución para tratar de arruinarle la vida al otro. Espionaje, catfish, review bombing, pis y ¡hasta alguna que otra muerte! Todo vale en esta cruzada que han emprendido. Deseosos de apuntarse un tanto en la vida para tratar de callar las voces que les gritan que han fracasado.
Diez episodios de 30 minutos de infarto, que hacen de este Beef la serie perfecta para un buen maratón. Extremadamente graciosa y absurda, pero con el punto emotivo justo para acabar con una buen sabor de boca.
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