The Walking Dead: World Beyond nos pide una semana más un esfuerzo para adaptarnos al ritmo de unos supervivientes adolescentes sin experiencia. Y no solo eso, sino que parece que todo el universo, incluidos los "empties", tienen su propia velocidad programada. Una muy lenta y sin chispa. Nadie con la capacidad de supervivencia de estos niños se hubiese librado tan fácilmente de la muerte en The Blaze of Gory: tanto del lugar como del episodio.
Parece que los jóvenes protagonistas de The Walking Dead: World Beyond avanzan en su aventura con la suerte de su parte. Avanzan con un ritmo errático y lleno de errores básicos de supervivencia que nos sacan de quicio pero que al mismo tiempo nos deja ver un desarrollo coherente. No es culpa de la serie que después de diez años viendo matar caminantes nos creamos sicarios. Son jóvenes sin experiencia y lo demuestran en cada paso que dan. Incapaces de matar a los caminantes y tomando decisiones apoyadas en el efecto superconfianza del que no entiende el peligro porque no lo conoce.
El personaje que se muestra más desafiante y capaz de cometer más errores es Iris. La semana pasada vimos cómo su mundo se venía abajo, y ahora, fingiendo una valentía que roza la osadía mete a sus compañeros en la boca del lobo al convencerles de adentrarse en The Blaze of Gory. Es muy curioso que veamos tan pronto el cambio de dinámica entre la hermanas, sobre todo porque es Hope la que se convierte en el personaje más racional de los cuatro, la voz de la conciencia y la que parece estar intentando dejar pistas para que les encuentre Felix.
Precisamente este cambio de paradigma resulta precipitado incluso para ellas mismas. En un momento del episodio Hope le dice que se supone que es Iris la que debe reconducir sus malas decisiones y no al revés; Iris contesta que ha pasado mucho tiempo de eso. Y es que, como le recuerda Hope, ha pasado literalmente un día. Suponemos que es la serie mostrándonos que los adolescentes toman decisiones guiados por el impulso y sin recapacitar ni un segundo, pero por muy joven que uno sea, no se abandonan los principios en 24 horas. Aceptamos su falta de madurez mediante los juegos con los que se entretienen en el camino pero no tanto en su toma de decisiones.
Pisándole los talones están Felix y Huck. Guiados por lo mal que cubren su rastro “The Endlines” (no hay nada más teen que dar nombres a tu grupo de amigos), Felix nos lleva en un viaje por su vida anterior. Una vida marcada por el rechazo de su familia a su homosexualidad. Curioso que el retraso provocado por la COVID-19 haya hecho que la emisión del episodio coincida con el Día para salir del armario 2020.
Le vemos recorrer las mismas calles que había recorrido cuando sus padres le echaron de casa, mismas calles que volvió a atravesar cuando las bombas empezaron a caer y quiso salvarles. Sus padres prefirieron morir que aceptar la ayuda de su hijo gay. Por suerte, pudo encontrar a Leo, Iris y Hope y convertirse en el hombre luchador y fiel con el que nos encontramos ahora.
Felix y Huck son precisamente los que más nos pueden ofrecer de su pasado, son los mayores de la serie y ya tenían una vida concreta previa al Apocalipsis. Eso sí, parece un poco forzado que Felix se enfrente a estos recuerdos tan pronto, sobre todo porque el catalizador de estos momentos son las calles en las que vivía. Calles que, viendo lo cerca que están de Campus Colony, ha debido de atravesar muchas veces. ¿No?
Promo: 1x03 The Tyger and the Lamb
COMENTARIOS