La tercera parte de las Chilling Adventures of Sabrina (CAOS) pone de manifiesto, y de una manera muy clara, que absolutamente todo necesita a la bruja protagonista para funcionar. Si hasta ahora la habíamos visto dividirse entre su vida en la Academia y en el Instituto, ahora tenemos que añadir a la lista el Infierno. Nuevas responsabilidades para la joven bruja, que cada vez está más pluriempleada.
Esta nueva entrega tiene mejor ritmo que su predecesora, y lo consigue mediante un mayor número de tramas que se entremezclan y que, pese a contar con tan solo ocho episodios para desarrollarse, se fusionan y explican con suficiente coherencia narrativa. Algunas cumplen incluso un rol descongestivo que no viene del todo mal, aunque deja la sensación de montarse con parches. ¿Que no sabemos por dónde tirar? Pues a buscar cosas al infierno.
La temporada pasada terminaba con Nick absorbiendo en su cuerpo a The Dark Lord y siendo arrastrado al infierno por Lilith. La promesa de Sabrina de ir al infierno con sus amigos mortales y rescatarlo se cumple en un tiempo récord. Un episodio basta para que la joven bruja reclame el trono que por derecho le pertenece a cambio de liberar a su novio. Lo que parece un cartucho quemado con mucha prisa, se convierte en el catalizador de una nueva aventura para Sabrina en su nuevo trabajo a media jornada como Reina del Infierno.
La storyline de liderazgo infernal de Sabrina carece de fuerza en esta temporada, suponemos que porque será eje central en la próxima entrega. En esta parte, limitan el viaje infernal a la búsqueda de las Reliquias de la Muerte Reliquias Impías. El trono de Sabrina es amenazado por Caliban, príncipe del Infierno, un nuevo personaje de la serie que termina siendo un añadido bastante plano. Las tres reliquias, custodiadas por Herodes, Poncio Pilato y Judas garantizarán el reinado a aquel que consiga reunirlas todas o, al menos, al mejor de tres, que para eso son impares.
De vuelta al mundo brujo al que estamos acostumbrados, el aquelarre de la nueva High Priestess Zelda se tambalea. El mermado grupo de brujas y warlocks se debilita por momentos porque la fuente de su poder era The Dark Lord, con este exiliado, la magia es prácticamente nula. El debilitamiento de las brujas es el resurgir de los paganos, que llegan a Greendale preparados para vengar la masacre que su pueblo sufrió siglos atrás.
El plan de los paganos pasa por “resucitar” a sus dioses, empezando por el Hombre Verde, cuya receta de resurrección pasa por el sacrificio de un virgen. Los candidatos/marcados son Harvey, Theo y Mrs. Wardwell. Como personajes, los paganos han estado muy mal presentados. Aparecen de la nada como si de un Freak Show se tratase, montan la feria y casi no sabemos nada de ellos. Ni un poco de su personalidad, ni un poco de contexto.
De hecho, solo cuatro tienen nombre. Pan, el líder que es el que menos se luce de todos; Nagaina, una especie de Medusa que da más de un disgusto a Harvey y Roz; Circe, la vidente del grupo y enemiga número uno de Hilda, y por último Robin, un chico mitad duende que comienza como cebo para Theo pero que termina enamorado y traicionando a su pueblo. Ni siquiera esa transición está bien explicada. Tienen mucho potencial y ponen en grandes aprietos al aquelarre, pero te pierdes en ello esperando averiguar algo más de estas misteriosas criaturas.
El grupo pagano es tan poderoso y tan inteligente que acaba ganando la lucha contra las brujas. Y con Sabrina atrapada en el infierno por culpa de Caliban, parece que todo está perdido. Pero CAOS recurre también, al estilo Avengers o Runaways, a los viajes en el tiempo que restauran absolutamente todo durante el último episodio de una serie. Un recurso barato y que choca con lo bien lograda que está el resto de la temporada. Lo más interesante de todo esto es que ahora tenemos a dos Sabrinas. Una viviendo la vida teenager y la otra gobernando el Infierno. Podemos presuponer que la del infierno se acabará corrompiendo y tendremos Sabrina vs Sabrina en la cuarta parte.
Paralelamente a todo, y con menos importancia de la que acostumbra a poseer, se encuentra el Father Blackwood. Lo vemos por primera vez escondiéndose de Prudence, que ha prometido matarlo, y acaba convertido en el “frasco” en el que guardan a The Dark Lord para poder liberar a Nick. Por un momento intenta dominar la situación pero acaba por guardarse su mejor baza para la cuarta entrega. Acompañado de sus hijos Judas y Judith y de Agatha (que ha liquidado a Dorcas) libera algo que tendremos que esperar para conocer. Suponemos, que funcionará de historia central durante los primeros dos o tres episodios de la cuarta temporada para no quemar demasiado la trama de las dos Sabrinas.
Esta tercera entrega está tan bien lograda que se devora en un santiamén. Por temporadas como esta, cobra sentido el estilo Netflix de los atracones, que hacía tiempo que no nos sentaban tan bien. Lo peor, el tiempo de espera hasta que llegue la cuarta entrega.
Esta tercera entrega está tan bien lograda que se devora en un santiamén. Por temporadas como esta, cobra sentido el estilo Netflix de los atracones, que hacía tiempo que no nos sentaban tan bien. Lo peor, el tiempo de espera hasta que llegue la cuarta entrega.
Promo: Chilling Adventures of Sabrina Parte 3
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