Michael Cudlitz (Abraham en la serie) dirige su segundo episodio de la serie, después de Stradivarius. Por desgracia, es uno de esos episodios escrito sin ganas y con situaciones de baratillo. El avance que vivimos es casi nulo en la trama principal y las pinceladas que recibimos de los personajes de apoyo están dadas sin gusto y sin fuerza.
El episodio de esta semana es un episodio coral, y con un reparto tan extenso es casi imposible que ocurra algo distinto a lo que ha pasado esta semana. Se pierde la fuerza narrativa porque nadie tiene el tiempo suficiente para vender la historia. Los dos grandes frentes narrativos de esta semana son las adaptaciones de Lydia a su vida en Alexandria y la de Ezekiel a su vida sin reino ni Reina.
En Alexandria, una gran parte de la comunidad la mira con recelo, especialmente Gage, el amigo de Addy y Rodney; y a un par de desconocidos de la carretera. Ser hija de Alpha no es una buena carta de presentación, y aunque ella ya estaba con ellos cuando los susurradores decidieron decapitar a diez de sus amigos, ella acaba pagando con los resquemores y el duelo de los supervivientes.
El personaje de Lydia es un misterio. No sabemos qué nos podrá ofrecer ahora que no tiene interés amoroso, algo que marcó su camino en los cómics. Parece que puede ser el punto de encuentro entre Daryl y Negan, ambos sienten una inevitable necesidad de protegerla. Negan llega demasiado lejos para hacerlo, acaba matando de manera accidental a una miembro de la banda de la carretera. Negan se da a la fuga antes de que se pronuncie el Consejo.
Mientras, en Hilltop se cae un árbol que pone en peligro la seguridad del refugio y obliga al grupo de Magna (porque no queda nadie más) a defender el recinto, Ezekiel vive una crisis existencial al no saber cómo vivir en una nueva realidad en la que no tiene poder ni a sus seres queridos. Perder a su reino, a su hijo y a Carol ha sido un golpe difícil de asimilar, y fuerzan un momento de desahogo con Michonne, otra que según la serie ha perdido mucho.
Esta situación me provoca cierto malestar, estoy un poco harto de que algunos personajes parezcan santos sólo porque sus pérdidas son personajes principales y no secundarios. Tan válido es que Alden pueda mostrar su pena por Enid, que le duró un episodio, como lo pueden hacer Michonne y Carol. La muerte es igual por mucho que no nos afecte a los seguidores de la serie de la misma forma, deberían tener el mismo respeto por todos los duelos, aunque lógicamente no lo tengan en pantalla.
Además, el dúo Ezekiel y Michonne, que tanto han cebado en las promos, se queda en nada. Han sido muy inteligentes al darnos ese beso en verano, porque los que nos "alegramos" por cierto guiño a los cómics nos hemos quedado con cara de póker, ya que el beso es un impulso incómodo que no parece que vaya a más. Sobre todo, porque como Michonne tiene los días contados, no daría tiempo a hacer algo bien construido entre ambos.
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