"The Politician es una comedia sobre valor, ambición y conseguir lo que quieres a toda costa", así, en forma de aviso y de presentación, con cierta ironía, mencionando a continuación que "aquellos lidiando con problemas mentales pueden encontrar esta serie perturbadora" es como empieza el nuevo proyecto de Ryan Murphy, Brad Falchuk e Ian Brennan para Netflix.
La serie nos dice qué pretende y qué podemos esperar, y se mofa sutilmente de la posible sensibilidad de un público nuevo y más generalista del que están acostumbrados sus creadores. Lamentablemente, esa picardía se desvanece conforme avanza la temporada.
Payton es un joven extremadamente ambicioso y rico con una misión: ser el próximo presidente de los Estados Unidos. Ha trabajado toda su vida entorno a esa meta y no dejará que nada ni nadie se lo impida. La interpretación de Ben Platt de este personaje que recuerda a previos trabajos de Murphy (Rachel Berry de Glee), plasma a la perfección esa pasión y determinación de un protagonista inadaptado e incomprendido, pero la falta de profundidad tanto de este como de los otros personajes impiden la conexión total con la audiencia. Aunque el elenco y sus interpretaciones son excepcionales, se echa de menos un contexto emocional que vaya más allá de la campaña política en la que se basan los ocho episodios. Por ello, ni una trastornada y brillante Jessica Lange ni la frescura que siempre transmite Gwyneth Paltrow son capaces de redirigir el popurrí insaciable que es The Politician.
Cabe decir que la serie tiene una cohesión y coherencia que no siempre es característica de los trabajos de sus creadores, y queda muy clara la intención satírica y crítica de representar una sociedad superficial y codiciosa en donde las apariencias importan y la perfección es un trofeo. Lleva la firma de Ryan Murphy en cada escena y una personalidad muy marcada que construye una historia que funciona, pero le cuesta demostrarlo, tanto que hasta el capítulo final no nos queda demasiado claro a dónde quiere ir.
Con una segunda temporada ya confirmada, y con sentimientos encontrados respecto a este curioso desastre que es The Politician, nos encontramos esperanzados. La idea está ahí, la intención es obvia, y los elementos que la harían una comedia de calidad también, pero acaba siendo demasiado superficial.
Tal vez la metáfora política ha llegado demasiado lejos, y la serie promete pero no cumple. O tal vez la misma ambición que representa es la que juega en su contra, lo que quiere conseguir es demasiado grande, y no consigue alcanzarlo. En un momento del segundo capítulo, la madre de Payton le dice a su hijo que "su ambición le asusta". A nosotros también.
COMENTARIOS