Tras un año de espera, por fin ha vuelto Élite, y con ella nuestro grupo de niños pijos preferido. Después de ver los ocho episodios de una sentada, solo puedo definir esta temporada con los siguientes conceptos: intensidad, mamarracheo y vergüenza ajena.
En esta temporada, la muerte de Marina es uno de los ejes argumentales principales, ya que veremos como Guzmán debe sobrevivir a tal hecho y como Samuel seguirá investigando para sacar a su hermano de la cárcel. Todo esto se entrelaza con los intereses de Carla y Polo por ocultar la verdad, los secretos de los alumnos nuevos y la desaparición de uno de los alumnos de Las Encinas.
Élite llegó a nuestras pantallas como una serie joven y moderna que trataba sin tabúes diferentes temas como la sexualidad, el VIH, el racismo, la desigualdad de clases o la religión, al mismo tiempo que la trama principal avanzaba. En esta segunda temporada todo esto se ha diluido a causa de unos guiones artificiales y la escasa capacidad interpretativa del elenco, que parece que se hubieran olvidado de cómo se actúa de un año para otro. Esta mezcla provoca en varias ocasiones cierta vergüenza ajena que lejos de causar rechazo hace que no puedas dejar de mirar. La narrativa de la serie no innova nada respecto a la temporada anterior, pero es una fórmula efectiva para engancharte al drama adolescente y maratonear la serie como si no hubiera un mañana.
Un aspecto técnico muy positivo ha sido la mejora de la fotografía, la luz y el color respecto a la temporada anterior. Se nota que la presión de ser un éxito internacional ha tenido algo que ver con esta mejora y con querer acercarse a una estética más estadounidense.
Esta temporada, la serie añade a tres nuevos personajes que aportan un soplo de aire fresco a las tramas. Por un lado, tenemos a Rebeca, una joven de barrio, descarada y decidida que se muda con su madre a la casa de Guzmán, que la ha vendido por problemas económicos. Rebeca pronto se hará amiga de Nadia y Samuel y se convertirá en la diva choni que todos necesitábamos. Por otro lado, tenemos a Valerio el medio hermano de Lu. Es guapo, problemático, tiene un problema con las drogas y es el ojito derecho de su medio hermana. Por último, está Cayetana, una joven con aspiraciones más grandes que su secreto. Desde el primer momento lo único que desea es ser amiga de Lu y alcanzar el puesto más alto de la jerarquía del instituto.
Élite no deja de ser una serie que busca enganchar a su público, que aceptará de buena mano el más es más que se ha marcado esta temporada. Solo hace falta observar Twitter donde la serie sigue siendo trending topic después de varios días y con más de un hashtag.
Esta temporada consigue lo que se propone: enganchar, triunfar y arrasar entre los jóvenes. Y es que Élite es una de esas series que puede que no nos aporten mucho pero que todos deseamos que llegue la próxima temporada para encerrarnos en casa y ver todos los episodios del tirón.
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