(La siguiente valoración contiene algunos spoilers. Intenta ver primero la segunda mitad
de la tercera temporada de LCDP para evitar sustos)
El inicio de esta segunda parte nos mantiene al borde del estrés, parece que ya se ha acabado todo porque vemos cómo la policía consigue entrar en el Banco de España. Pero en el fondo sabemos que El Profesor siempre se saca un as de la manga: ¿qué hay dentro de la cámara acorazada que es tan importante que se ha protegido desde el Estado a prueba de pulmones humanos?
La respuesta se encuentra tan ligada a la actualidad que asusta: la cámara protege documentos de Las Cloacas de Interior e Inteligencia, todos los secretos más oscuros del gobierno, de altos mandos y de expresidentes cuya magnitud se extiende a nivel internacional. Así, la serie vuelve a explotar su lado más antisistema. Logran que los cuerpos de seguridad del estado se retiren del edificio.
En esta mitad de temporada, a grandes rasgos, tenemos la consolidación de dos personajes que hasta el momento solo habían aparecido momentáneamente: Alicia Sierra y (la vuelta de) Río. A su vez, se coloca como aún más esencial en la trama Palermo mientras se reduce el papel de Lisboa (la antigua inspectora Murillo). A continuación, veremos los aspectos más relevantes de la segunda mitad de La Casa de Papel:
La tensión entre personajes
Los hombres pueden ser machistas independientemente de su orientación sexual. Eso demuestra Palermo, el sustituto gay de Berlín, con sus perlitas misóginas constantes. Como si esto no fuera poco, se muestra en batalla abierta constante con Nairobi porque ella no está dispuesta ni a soportar sus comentarios ni a ver como trata mal a Helsinki. En el fondo, Palermo es un alma dañada y dolida y por eso se muestra tan reacio a expresar sus emociones. Machito normativo alert.
Por su parte la nueva inspectora al mando, Alicia Sierra mantendrá una abierta tensión tanto como con El Profesor como con Lisboa (la ex inspectora Raquel Murillo, puesto que estudiaron juntas en la academia de policía). La personalidad de Sierra es cínica, manipuladora y fría. Ella es la que controla y decide las torturas a las que se somete a Río con el objetivo de que hable. Logrará mantener contra las cuerdas constantemente a El Profesor, puesto que no sigue la normativa de la policía, hasta el punto de que le coloca en su contra una baza que él había jugado anteriormente: el poder de la audición. (Vean el final, no hay necesidad de hablar tan abiertamente de spoilers.) Como fan acérrima de Vis a vis aún me cuesta no ver a Zulema Zahir detrás de esa gran barriga de embarazada de la inspectora Sierra, creo que Nimri ha enfocado los dos personajes de forma similar, pero tengo que admitir que Alicia es casi más malévola.
Por desgracia, hay una tensión entre personajes que se echa de menos en esta temporada: las personas secuestradas. En las primeras partes, tanto Arturito como Alison Parker fueron fundamentales. En esta temporada se ha reducido a un informático inseguro al que Denver intenta animar para que consiga su objetivo romántico y a uno de los guardaespaldas del gobernador del Banco de España, objetivo de la violencia de Palermo, tramas ya no secundarias sino terciarias, casi.
Todas las pequeñas victorias se tornaron en una derrota aplastante (al menos, eso parece)
En el atraco en sí, la banda logró burlar al equipo especial de la policía que intentó entrar de nuevo al Banco en una jugada magistral que implicaba a un nuevo miembro no humano. En la caravana de conexión al exterior, Lisboa y El Profesor se manejaron para mantenerse a salvo de las pesquisas de Ángel.
Cuando parece que todo está en orden y nuestros atracadores pueden volver a salirse con su botín, Sierra da un golpe maestro: todos los recursos imaginables del estado se centran en recorrer la zona en la que se encuentran El Profesor y Lisboa. El final nos deja un mal sabor de boca: El Profesor ha caído en la trampa que más temía: la de tener sentimientos, mostrarse errático y no reflexivo y, aunque en el fondo queremos pensar que en la siguiente temporada lo arreglará todo, no lo sabemos. Porque el profesor no puede ponerse delante de una bala. Y eso, aunque nos duele y en el momento mostramos toda nuestra furia a la pantalla, nos mantiene con unas sanas expectativas.
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Para finalizar me gustaría realizar un ejercicio de honestidad. Cada persona que critica algo tiene un sesgo y, en este tema, quiero hablar del mío: me gustan las series españolas, intento defender algún aspecto de toda la producción nacional porque tiene un valor enorme enfrentarse a un guion y ponerlo en pantalla. Probablemente existan fallos en La Casa de Papel, pero a grandes rasgos, es una gran serie y tener a Netflix como aliado ha sido un acierto creativo.
A continuación, comparto con ustedes dos cuestiones para conocer mejor la personalidad de la serie. La primera es un hilo de Twitter en donde uno de los guionistas, Javier Gómez, comparte con sus seguidores todo el camino creativo en la elaboración de esta tercera parte. La segunda es una colaboración que quienes estén activos en Twitter agradecerán: La Casa de Papel 'meets' Desatranques Jaén.
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