Hace aproximadamente un mes, Movistar+ estrenó una serie llamada Hierro. Una apuesta arriesgada tanto por la protagonista de la trama (una jueza desterrada de la península encarnada por Candela Peña) como por su localización principal: la más pequeña de las islas del archipiélago canario.
Como canaria, instantáneamente el miedo me corrió por las venas. ¿Cómo sería el tratamiento del acento canario?, ¿con estereotipos y lugares comunes?, ¿apareceríamos como seres aplatanados y desganados?, ¿se obligaría a actores y actrices de la península a impostar nuestra forma de hablar? Ciertamente partía de una premisa enormemente negativa. No me culpen por mis prejuicios, ya tenemos pruebas con las polémicas por el tratamiento de los acentos de Andalucía en series generalistas, entre las últimas Brigada Costa del Sol (Telecinco), o en las privadas La Peste (Movistar+).
Y si la población andaluza se queja (y con razón) de la visibilidad de su idiosincrasia en los medios audiovisuales, la canaria es que ni existe. Somos ocho piedras volcánicas en un océano lejano, un territorio de ultramar, los olvidados. Sin embargo, Hierro destruyó todos mis temores rápidamente.
Actores y actrices de Canarias
Gran peso de la trama recae sobre personajes encarnados por actores y actrices de Canarias, entre las más conocidas a nivel nacional Antonia San Juan, pero también Kimberly Tell (Buscando el Norte, 45 revoluciones) y Mónica López (Que Dios nos perdone, El reino), entre otros. En general, la mayoría del elenco procede de esta comunidad autónoma, lo que le otorga una naturalidad a su discurso que no se hubiera conseguido de otra manera.
Son canarios, incluso, los personajes secundarios como todos los amigos y las amigas de Fran (no quiero hacer spoilers así que no voy a desvelar quién es) entre los que destacan personas con nombres guanches como Yeray e Idaira. Todo lo anterior favorece que aparezcan en pantalla (no me aventuro a asegurar que el guion estuviera planteado así) términos y expresiones del dialecto canario que se emplean cotidianamente.
Kimberly Tell, durante la promoción de la serie, consideraba lo siguiente al respecto: "Todo lo que yo había hecho hasta ahora me había exigido neutralizar el acento o fingir un acento extranjero, así que esta ha sido la primera vez que no he tenido que centrarme en algo tan superficial y he podido dejarme llevar del todo". Una realidad más habitual de lo que parece en un país que nos impone la centralización.
La cultura e idiosincrasia de la isla de El Hierro
Al mismo tiempo, otro acierto recae en el encaje natural de la trama con cuestiones culturales de la isla. Su director Jorge Coira y su creador Pepe Coira han sabido poner en valor aspectos muy concretos de la vida en esta zona de Canarias: la polémica de la Bajada de la Virgen de los Reyes (a la que la jueza tiene que dar permiso y no entiende a qué viene tanta vehemencia de la población), el deporte de la lucha canaria, que surge como testigo de los entresijos del segundo protagonista: Díaz, interpretado por Darío Grandinetti, el traje tradicional herreño y su baile típico que aparecen transversalmente en algunos momentos puntuales, hasta el punto de que el ritmo de los pitos y las “chácaras” (castañuelas) se mezclan con la banda sonora… y un largo etcétera de decisiones atrevidas que muestran cuestiones que para la gente de Canarias son cotidianas con el valor añadido de que no se cae en la exotización.
En definitiva, Hierro se coloca a la vanguardia del entorno audiovisual en España, donde aún existen enormes reticencias a que existan tramas o personajes de fuera de “las Castillas”. España es más que Madrid, Canarias es más que turismo y playas.
COMENTARIOS