El viaje de los Waterford en representación de su nación a Canadá ha de catalogarse como lamentable. No podemos decir que el resultado sorprenda, ya que de base resulta increíble que éste haya tenido lugar. ¿Qué hace un país democrático reconociendo un gobierno dictatorial y medieval? Hay veces que hay que llevarse mal con los vecinos. sobre todo si estos tratan a parte de su población como esclavas sexuales. Será Luke, para orgullo de June, quien pondrá fin a la visita del matrimonio. Tras un primer encuentro en la puerta de un hotel con el hombre que mes tras mes viola a su mujer, éste queda destrozado. Nick, que no parecía tener en sus planes conocer al marido de June, es impactado por sus duras palabras y a la vez por sus sentimientos mutuos hacia la misma mujer. Esto impulsa al chófer a entregarle las cartas de las mujeres de Gilead, traicionando a su país pero honrando a aquellas que han perdido su voz.
La estancia en Canadá pone la miel en los labios a Serena. Ésta no es capaz de perdonar a su marido por haberla pegado, lo que es totalmente lógico para una persona normal, pero que en Serena tiene ciertos matices de hipocresía. No hay más que ver la frialdad y crueldad con la que Serena trata a todo aquel que considera inferior. Su paso por el país vecino le da la opción de ser libre y de dar voz a las mujeres de su país, pero la señora Waterford está cegada por la maternidad y deja pasar la oportunidad. La humillación propia no estaba en su lista de deseos cuando luchaban por implantar la locura que es Gilead, y sin embargo, permitió que las mujeres perdieran todo su poder. Tal vez debería haber prestado más atención cuando firmaba la venta de los derechos y libertades de su género.
June, por su parte, aprovecha la ausencia de sus secuestradores para
asegurar la felicidad de su futuro hijo al que deberá abandonar nada más
nacer. La decisión de Serena es firme e inamovible: June dejará la casa tan pronto dé a luz.
Esta noticia vuelve a dejar a la criada sin opciones y decide crear
alianzas para que su bebé conozca la bondad y a poder ser que sea
enviado a un hogar con un matrimonio que sea capaz de amar. Los
Waterford son unos tiranos, retorcidos y maltratadores. ¿Qué clase de
infancia puede tener un niño a su cargo? O, más bien, ¿qué tipo de ser
humano saldría de ese experimento macabro?
Serena no puede soportar más la espera. A sus ojos, su hijo está retenido por June y ella ha decidido hacerle salir de su prisión. Nuevamente usará a su marido, como buen títere que es, para herir a la criada en el proceso. Sin embargo, la esposa nunca cuenta con la debilidad extra de Fred hacia la June. Tras la inducción al parto natural y poco efectiva, Fred le regala a June un viaje en el que por diez minutos puede ver a su hija. Pero la cosa se tuerce en el momento de la despedida, ya que a pesar de que el comandante es una persona muy poderosa, no está exento de cumplir la ley. Que la criada vea a su antigua hija está prohibido y no existe ninguna razón para que el chófer y la criada de los Waterford estén en una casa a varios kilómetros de sus jefes. Por suerte o por desgracia, según a quién preguntes, solo es descubierto Nick. June queda atrapada en esa enorme mansión a pocos días de dar a luz.
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