Conocíamos el potencial de Westworld para ampliar su universo, pero todavía no lo habíamos visto en acción hasta esta semana. Virtù e Fortuna ha creado en pocos minutos una atmósfera perfecta para trasladarnos a un nuevo mundo y presentarnos a una nueva personaje. Pensábamos que los samuráis iban a ser los únicos invitados de la segunda temporada, pero Raj World, inspirado en la colonia británica de la India, ha aparecido de repente y sin avisar. Parecía que estábamos en una línea temporal lejana y que íbamos a conocer a un tal Nicholas, pero todo cambia cuando el mundo indio se va al traste (quizás después del despertar de Dolores) y el muchacho muere de un disparo.
Parece mentira que hubiésemos olvidado que Westworld es una serie liderada por mujeres. Todo el protagonismo de la escena recae en Grace (Katja Herbers), una humana que, primero, se enfrenta a un androide en rebelión y, después, huye de un tigre de bengala descontrolado. La nueva mujer misteriosa acaba traspasando las fronteras del parque para caer por un precipicio y aparecer en la orilla del río. Todo cobra sentido con la escena del primer episodio en la que se relata cómo las fronteras entre los mundos de Delos están desapareciendo. Parece que esto es el principio de una hibridación narrativa muy interesante, aunque desconocemos el futuro de Grace con la Ghost Nation, el espeluznante grupo de nativos americanos.
Mientras, la tropa de Maeve deambula por el parque y huye de los asilvestrados con las caras pintadas de blanco. Mentiríamos si dijéramos que nos interesa la vida sentimental de Lee Sizemore y su paralelismo con la narrativa de Hector, pero eso se suple rápido con la aparición de Armistice. No estaba muerta, estaba de parranda y por el camino había recolectado un lanzallamas y un brazo robótico nuevo. Tampoco estaban muertos Sylvester y Felix Lutz. ¿Os acordáis de ellos? Son los que reparaban a los anfitriones y los que se enfrentaron a Maeve en la primera temporada. En concreto, Sylvester es el que tenía ese negocio secreto de androides como juguetes sexuales. Y es por eso que la justicia poética continúa con ellas sometiendo a aquellos que las ridiculizaron y manipularon en el pasado.
Una vez están todos reunidos en amor y compañía, el grupo continúa el viaje en busca de la hija de Maeve. Pero en el camino comienza a nevar, algo poco habitual en Westworld. Entonces, Lee encuentra enterrada en la nieve la cabeza de un samurai y, de repente, un hombre corre hacia ellos con una katana en las manos. Sí, por fin damos la bienvenida al Shogun World, aunque es posible que tengamos que esperar dos semanas para saber algo de este nuevo mundo y si el soldado japonés conseguirá rebanar alguna parte de sus cuerpos.
Una vez están todos reunidos en amor y compañía, el grupo continúa el viaje en busca de la hija de Maeve. Pero en el camino comienza a nevar, algo poco habitual en Westworld. Entonces, Lee encuentra enterrada en la nieve la cabeza de un samurai y, de repente, un hombre corre hacia ellos con una katana en las manos. Sí, por fin damos la bienvenida al Shogun World, aunque es posible que tengamos que esperar dos semanas para saber algo de este nuevo mundo y si el soldado japonés conseguirá rebanar alguna parte de sus cuerpos.
¿Y qué ocurre con Dolores y Bernard? Después de todas aquellas charlas filosóficas que tenían frente a frente en el antiguo taller de Ford y del despertar de ambos, se produce su primer reencuentro y sus tramas confluyen con Peter Abernathy como nexo. Tanto él como Bernard son secuestrados por los Confederados, que ahora trabajan para Dolores con el objetivo de frenar al ejército de Delos. Sin ser tan hostil como el encontronazo con Maeve, el hombre inspirado en Arnold comienza a extraer la información oculta, pero los soldados llegan a tiempo y se llevan al padre de Dolores. Eso sí, nadie se percata de la presencia de Bernard, que aterriza aturdido en el suelo de la cabaña.
En ese momento, Bernard intenta escapar de allí, pero Clementine regresa por la puerta grande para golpearle en la cabeza. Desconocemos qué ocurre después o por qué sus funciones motoras fallan. Sí sabemos que en el futuro vuelve a encontrarse con Charlotte y su tapadera continúa intacta. ¿Qué significará ese líquido blanco que le sale de la oreja? ¿Está averiado su mecanismo robótico por asimilar más información de la que puede? Es probable que Delos tenga un caballo de Troya en su interior, aunque en el bando androide no podemos perder de vista a Teddy, que parece algo confundido con su naturaleza y con las órdenes que está siguiendo de su amada.
Westworld continúa dándonos acción, misterio y sangre episodio tras episodio. La calidad es evidente y el espectáculo que nos está regalando este año es impagable. Pero tenemos que sumarnos al barco que apunta a la innecesaria longitud de su metraje. Está bien que el inicio de una temporada pueda servir como evento especial para la serie y alcance la hora, pero que se convierta en la constante de toda la entrega resulta un poco agotador. Como ya poco se puede hacer, la única recomendación que damos es evitar el atracón, porque uno puede acabar saturado de tantos androides.
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