Gilead no tiene fronteras, está dentro de tí, como el Espíritu Santo. La sociedad no tiene límites, forma parte de lo que somos, ya que parece que de forma natural el ser humano tiende a vivir en este tipo de organizaciones. Pero ¿y si esa sociedad te anula como persona y establece que tu papel en la historia es asentir, ser violada, gestar y parir? Solo debes quedarte callada, como una niña buena y dejar que la vida pase. ¿Cuanto tiempo se puede soportar esa opresión y hasta dónde puede llegar esta? El miedo es un aliado de la opresión, y es tan antiguo como la tierra que pisamos. Se trata de un instrumento muy poderoso para regular a los individuos que forman parte de un colectivo, pero es un arma que necesita estar perfectamente equilibrada funcionar. Si se usa a pequeña escala no causa efecto alguno, pero si te pasas y el miedo es superado por la esperanza o la desesperación, este se volverá en tu contra.
June está embarazada y por ello es valiosa para Gilead. Vive inmersa en una sociedad que no perdona, pero que sí aplaza las condenas si es por una causa mayor, como por ejemplo un embarazo. Las Criadas se negaron a matar a una de las suyas y esa rebelión ha de frenarse. Un acto de sororidad en un mundo en el que el amor y la empatía no tienen lugar. Las criadas sufrirán un amargo y doloroso castigo. Todas salvo June, que a ojos de sus compatriotas se negó a participar a sabiendas de que no arriesga nada; ya que su embarazo actuaba como velo protector. Ya sabemos que es una tarea sencilla decir no en un contexto en el que lapidar a una compañera se considera un acto de solidaridad ¡Qué loco está el mundo! En ese punto nos damos cuenta de la que la sociedad nunca pudo estar más perdida.
¿Dónde van aquellas que no fueron vencidas por el miedo? Pues a las colonias de excursión. Una última parada antes de la muerte. Allí podemos acabar todas y cada una de las mujeres que pensamos o actuamos de forma libre. Las colonias son una comunidad de mujeres cuyas mentes no fueron derrotadas ni su alma doblegada, por lo que han de ser destruidas físicamente. Ya sea porque has decidido acostarte con quien querías y no con el que te imponían, si has tratado de huir o si simplemente preferiste no someterte al régimen impuesto. Cualquier excusa es buena si se necesita mano de obra gratuita. Pero si son las fuertes de espíritu quienes forman ese grupo, ¿son las colonias un nido de esclavas o luchadoras esperando a atacar?
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