Las apariencias engañan. Esa sería la moraleja del episodio si esta semana The Walking Dead fuese una fábula. Los 42 minutos de esta semana han estado marcadas por la desconfianza, las sospechas, el miedo y la estrategia. Pero ninguna de esas cuatro vías se aleja de la premisa de que nada está tan claro como parece en primer lugar; no todo es negro o blanco y TWD está lleno de grises. Tan gris como este episodio, que nos engaña, que nos hace creer que estamos avanzando al intercalar escenarios y elenco, pero que termina siendo tan lento como aquellos episodios protagonizados por uno o dos personajes.
La desconfianza. Ese es el leitmotiv de la trama que se centra en los personajes que se encuentran tras las vallas de Hilltop. Maggie no se fía de los Saviors que tiene bajo rejas en su territorio. Tampoco confía en Gregory, al que también ha dejado encarcelado. Pero sobre todo, parece no confiar en sus decisiones cuando son duras. La hija de Hershel es una conciliadora, como su padre. Pocas veces la hemos visto perder la paciencia y tomar decisiones como la de disparar a un hombre en la cabeza como amenaza o reducir a cero las raciones de comida de sus enemigos para poder alimentar a los suyos.
Otro hombre que no genera mucha confianza es Alden. El prisionero que sospechosamente tiene más líneas y de cuya amabilidad y buena actitud no nos fiamos. Nadie se convierte en una persona con voz en el mundo de Negan comportándose como un corderito. Detrás de los más débiles físicamente, suele haber una mente manipuladora. Eugene lo ha demostrado y puede que este nuevo recurrente lo haga. Por cierto, seguimos sin saber por qué Jared sigue vivo. Pequeño Henry, ataca. Además, por alguna razón que no conocemos, Carol, Morgan e Enid están de vuelta en la colonia sin habernos mostrado su viaje de vuelta. Gracias por ello.
Las sospechas. El hilo conductor de la trama de los alexandrinos que deambulan por el bosque. Tara es la elegida para soportar las críticas esta temporada. Las mismas críticas que tuvo que soportar Rosita la temporada pasada por su excesivo ímpetu. A la ex policía y viuda de Denise no le cae bien Dwight. Tiene todo el derecho y tiene motivo suficientes para querer matar al ex Savior. He de admitir que me da un poco de pereza los que critican las acciones de Tara. Lo único que veo mal es que se repita un patrón que ya hemos visto. Rosita y Tara se están intercambiando los papeles y veo muy probable que alguna de las dos best friends termine muriendo en esta campaña.
Dwight tiene en Daryl a su mayor aliado en el grupo. Y Daryl tiene en Rosita a la persona en la que confiar. Extraño vínculo entre ambos que no sé si desembocará en el primer romance del dueño de la ballesta, pero que no nos pilla de nuevas, teniendo en cuenta que este acercamiento comenzó con la muerte de Denise.
Las sospechas terminan con Tara persiguiendo a Dwight por el bosque, tan sólo como excusa para que Dwight regresa a los Saviors como infiltrado porque la única persona que conoce su traición no ha llegado todavía al Santuario. Coincidencias de las que se suelen dar a menudo en la serie y que nos conducen de vuelta al juego interior, que nos llevará a un nuevo plan de escape, que nos llevará a quién sabe qué.
El miedo. El miedo se apodera de Dr. Carson en su escapada a los Thelma y Louise con el padre Gabriel. Un médico y un sacerdote que, como chiste argumental, han dado la talla. Para sorpresa de todos los que tengan dos dedos de frente, Carson, que ha sido el sanitario de Hilltop durante buena parte del Apocalipsis y que ha salido en unas cuantas aventuras, se pierde por el camino. Encima, Gabriel, que se está quedando ciego para añadir milagros a la lista de supervivencia del Santo, no es de gran ayuda.
El médico pierde toda la esperanza que a Gabriel, como hombre de fe, le sobra. Un Gabriel que se une a la lista de supervivientes capaz de matar a walkers en condiciones "complicadas": Beth disparando a la cabeza de varios caminantes con la mano escayolada, Carl apuntando con el no-ojo y ahora el padre matando zombies con los ojos cerrados y la ayuda de Dios. Cerramos trama con un hombre que no puede ver y un hombre que no puede caminar siendo atrapados por los Saviors una vez más. ¿La diferencia? Que la presencia de Siddiq, que estudió un año de medicina, le da a Carson el permiso para morirse una vez hay sustituto. Y así es como despedimos al doctor de la manera más absurda posible. Y Gabriel, de nuevo haciendo compañía a Eugene.
La estrategia. Negan es el artífice de la artimaña que da nombre al episodio. Lo es, inspirado por el balbuceo constante de Eugene que le da a su hasta el momento líder la idea definitiva. Al menos, la que centrará el episodio que viene. En este mundo en el que nos paseamos, puedes estar muerto, puedes estar vivo o... Y ahí se encuentra el vacío legal apocalíptico. ¿Para que matar a tus enemigos si puedes conseguir que se conviertan y que se coman a sus amigos? Así es como en el episodio que viene veremos a los Saviors cargar armas llenas de sangre y vísceras zombies para infectar a sus enemigos. Lógicamente, no será el plan absoluto y genial que se creen, pero como todas las pseudo-tramas que tenemos normalmente, algo de daño hará. ¿Quién será la víctima?
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