Empezamos con la Dra. Cerone. Cerone de los Cerone de toda la vida, del barrio de Chamberí, asiduos a la verbena de la Paloma y a los bocadillos de calamares con una legendaria relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor. Tal y como aventurábamos, la señora de madrileña tiene lo mismo que un pan payés con butifarra. Gentilicios aparte, resulta que la doña no sólo es amiga de los Grey —los Cerone, los Grey, los Martín y los Sánchez, una piña— de siempre, sino que es tita de Meredith. Tita, pero que llevo investigando sobre ti cuatro episodios y tienes que cruzar un océano para que me acuerde de tu nombre. #LaConsistencia.
El conato de trama moderadamente interesante llega con el abuelo cebolleta levantando una liebre: la Dra. Paseo de la Castellana 52 le tenía un poquito de inquina a la del tiovivo, y como Meredith no tiene nada mejor que hacer con su muerte vaginal en un episodio como éste, rauda y veloz entra en modo paranoia, se marca un Homeland y da por hecho que a esa mujer le sobra el tiempo y el dinero para hacerse un Madrid-Seattle única y exclusivamente para vengarse de la hija de una tipa que se murió hace 26 temporadas. Madrileña chula y chulapa, ahí está.
Hablemos de Amelia. Amelia no quería jugar al parchís, al Monopoly o a las tres en raya. Amelia se pasa la game night por la máquina de las resonancias porque ella tiene claro que sólo quiere jugar al teto. Por lo visto, no hay doctores, enfermeros, celadores, pacientes y máquinas expendedoras más sexualmente apetecibles en ese hospital que Owen Hunt. “I want you to use me in every way you can think of”, le dice la maceta a Amelia. Eso mismo le diría a los guionistas y así se ve para lo que ha quedado. Qué pena de ERE. Qué mal repartido.
Y los últimos en discordia. Otros consistentes, otros bien llevados: Maggie y Jackson. Maggie y Jackson llevaban desde el final de la pasada temporada que sí, que no, que ni en tu casa ni en la mía. Ahora que Jackson tiene a una ex-mujer con problemas de sustancias y una maravillosa novia estable, que está a lo suyo con los concursos de ciencia con su mamá, justo ahora le da por abandonarlo todo e ir a consolar a Maggie. ¿Por qué ahora? ¿Por qué el timing ha pasado de moda esta temporada como los pantalones de campana y las sudaderas de El Niño? Cuántas preguntas y casi tan pocas respuestas como ganas hay en ese estudio de seguir haciendo la serie.
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