Tras dos semanas de parón, Arrow ha vuelto a nuestras pantallas. Me gustaría decir que ha sido un episodio memorable y de los mejores de la serie, pero solo he sentido bochorno y vergüenza ajena. Solo espero que quien haya escrito el guión de este episodio haya sido castigado a verlo en bucle durante 24 horas. Un texto flojo, con frases manidas y en el que los personajes no parecen ellos mismos han provocado que los 45 minutos que dura el episodio se hayan convertido en los peores de esta semana. Esto sumado a que no está siendo la mejor temporada de la ficción hace que me pregunte si The CW se atreverá a renovarla o si decidirá hacerle un lavado de cara en la siguiente temporada.
Durante este episodio, el Oliver alcalde debe enfrentarse a la ciudad. Y es que pagar a Cayden el soborno ha sumido a Star City en la bancarrota. Ollie promete que en 48 horas el dinero volverá a las arcas municipales y que todo seguirá como si nada. Tras descubrir que Black Siren tiene los 70 millones de dólares, el Team Arrow se pone a buscarla desesperadamente. Esto ocasionará que irrumpan en la guarida del Team Canary y se produzca la primera gran pelea. El episodio iba bastante bien hasta este momento en el que los seis personajes parecían niños de parvulario que se insultan. Un guión sencillo y plano provoca que una de las escenas clave de la temporada sea una auténtica vergüenza ajena. En esta escena, Dinah debería proclamarse como la archienemiga perfecta del encapuchado, pero en cambio vemos una escena chapuza con actuaciones desbocadas. Adiós a una oportunidad perfecta de ver algo nuevo en la serie. Tras el enfrentamiento y el descubrimiento de que ellos no tienen a Black Siren, el Team Arrow vuelve a su búsqueda; no sin que antes Rene le coloque un micrófono a Oliver.
Por otro lado, Lance tiene escondida a Laurel hasta que se recupere de las heridas que le ocasionó su última pelea con Black Canary. Pero no solo busca su bienestar, sino que sigue convencido de que puede transformar a la metahumana en su difunta hija… Pero esto no le dura mucho, ya que Thea descubre el escondite de Quentin y decide avisar a Oliver para recuperar el dinero. Una vez reunidos en la cabaña, Laurel les promete que devolverá el dinero si la sacan del país. Oliver acepta y Quentin decide que se marchará con ella porque es su querida hija. Esto no será tan fácil, ya que por sorpresa aparece el Team Canary dispuesto a vengar la muerte del novio de Dinah. Los dos equipos se enfrentan despiadadamente entre ellos con conversaciones sin sentido y dando mucha vergüenza ajena. Otra vez. Con Rene malherido y a punto de morir, Curtis consigue convencer a Dinah de que esta no es la forma de vengarse y que si mata a Black Siren la ciudad se quedará sin fondos. Oliver interfiere entre Dinah y Laurel provocando que esta última se escape.
Por último, Curtis y Dinah se encuentran en el hospital esperando la recuperación de Rene cuando aparecen Felicity y Diggle. Curtis les deja claro que ya no son amigos, que no volverán a colaborar con ellos y que se olviden de volver a ser un único equipo. Con estas palabras podemos ver que la separación de los héroes va en serio. Solo espero que no se repitan las bochornosas escenas de este episodio. Al final, vemos cómo Black Siren se encuentra con un repartidor y le cuenta que lleva dos años secuestrada y que se llama Laurel Lance ¿Qué estará tramando la metahumana?
Como mencioné al principio, este episodio es uno de los peores de la serie; sobre todo a nivel de guión, ya que las conversaciones parecen estar troceadas y provocan que se pierda la intensidad de la trama. Arrow debe ponerse las pilas y encauzar su temporada o lo único que conseguirá es un bajón de audiencia que ni la propia Supergirl será capaz de levantar. Quizás es hora de que la serie tenga un lavado de cara y que personajes como Curtis, Rene o Diggle abandonen la serie. Existen personajes más carismáticos como Arsenal (Colton Haynes) o Speedy para formar un nuevo equipo que ayude a Green Arrow a salvar Star City.
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