Es la noticia de la semana: Trescientos millones. Trescientos millones son los que Netflix le ha desembolsado a Ryan Murphy por un contrato de exclusividad para las próximas cinco temporadas. Trescientos como los espartanos, que si él los pillase les hacía un remake, siendo al menos doscientos setenta interpretados por Sarah Paulson. No es el primer golpe en la mesa televisiva que da la plataforma y RyRy se une a la todopoderosa Shonda Rhimes en la cuna del binge-watching legal contemporáneo.
Que estos dos van a traer incontables éxitos (y probablemente alguna que otra mamarrachada que se quede en entrañable guilty pleasure de dos temporadas y gracias, ¿verdad, Scream Queens?) es algo indudable. Si con dos fichajes ya nos volvemos más locos que los señores de Intereconomía o donde sea que se hagan esas tertulias de fútbol que son el Sálvame para señoros, imaginad cuando empiecen a repartir sus machetazos, ejecuciones, divas torturadas y escándalo en general.
Hoy nos preguntamos, desde la hipótetica cartera sin fondo del amigo Reed Hastings, a qué otros cinco showrunners tendrían que blindar los de Netflix para terminar de hacer llorar al total de cadenas norteamericanas.
Joss Whedon
Joss Whedon, aunque nos cueste escribirlo, antaño era un gran nombre de la televisión. Desde que conoció las mieles y los millones de Marvel, se pasó a la gran pantalla y dejó atrás las grandes historias para conformarse con blockbusters veraniegos y los cuatro mismos superhéroes según a Disney le haga falta llenar arcas. Joss parió a Buffy, a Angel por ende, una Firefly pendiente de resucitar y una cosita llamada Dollhouse que iba a continuar su legado televisivo, pero esas dos temporadas se quedaron más bien en el olvido.
Y, bueno, Agents of S.H.I.E.L.D., pero eso literalmente es un universo paralelo y a Netflix lo último que le falta es más de lo mismo.
Jill Soloway
En el amor y en la guerra todo vale. Y como en el audiovisual de amor hay poco y es más divertida la competición feroz entre cadenas, ¿por qué no robarle a Amazon su mayor tesoro artístico? Con I Love Dick cancelada y con Transparent envuelta en unas dimensiones de escándalo que ya veremos cómo sobrevive, ¿qué mejor momento que éste?
A Jill no le vendrían mal unos presupuestos un poco más de plataforma VOD ganadora, que no es que a ella se le dé mal apañarse con poco, pero estaría bien ver producciones intimistas como las suyas infladas de capital. Además, seguro que conociendo el departamento jurídico de Netflix se beneficiaría mucho del caso Spacey. Quién pudiera entrar a esas cocinas y ver cómo se ha cortado esa cabeza.
Aaron Sorkin
Ésta es la típica que empieza con un “no hay huevos” un viernes de cañas, como cuando le propusieron Big Little Lies a Meryl. Aaron Sorkin necesita un comeback televisivo pero ya. Probablemente no, tiene pinta de tener una cuentas muy saneadas y se nota que si le hace falta un poco de cash, cualquier estudio le compra un guion de noventa minutos para no complicarse la vida mucho. Y, aun a malas, teatro y apañado.
La cuestión es que hace ya cuatro años que The Newsroom echó el cierre; una segunda vuelta a Studio 60 o un formato similar no estaría de más y todos los aquí presentes sabemos que el público necesita ver a más gente hablando y andando a la vez porque somos simples y fácilmente extasiables.
Lena Dunham
¿Cómo resistirse a la reina por la que se acuñó el para nada manido término "voz de nuestra generación"? Lena es La Voz, es la Sinatra de los millennials y nos negamos a que su filmografía se limite a catalogar Girls como un one hit wonder o verla haciendo el canelo en American Horror Story porque Ryan siempre se sale con la suya.
Es un reto para cualquier guionista pasar página, especialmente tras un proyecto tan personal como la vida y obras de Hannah Horvath. ¿Queremos más líneas autor-personaje eternamente difusas o es Netflix el lugar adecuado para dejarla experimentar tanto delante también como solamente detrás de la cámara?
Bryan Fuller
El argumento de blindaje de Fuller es muy sencillo: alguien tiene que atarle. No tenemos claro cuántos proyectos ha abandonado en el último par de meses, si le queda alguno encima de la mesa o si, por dejar, ha dejado hasta a su marido, perro y casa con una mano delante y otra detrás.
Independientemente de la curiosidad que nos genera ver American Gods como pollo sin cabeza o irónicamente mejor encarrilada sin su capitán, Fuller lleva años atrapándonos con su particular toma de decisiones estéticas y rompedoras narrativas fantásticas, de ésas que dejaron huella hace más de diez años y con tan sólo dos docenas de episodios. Pushing Daisies, que igual os suena de algo y no todo es Hannibal.
Greg Berlanti
A Greg le conoceréis por tener toda una cadena de televisión sometida al acoso y derribo de sus superhéroes (Arrow, The Flash, Supergirl, Legends of Tomorrow, Black Lightning, a saber qué más, etc.) y sus aproximadamente veintiocho crossovers mensuales. En realidad es una broma, Netflix ya ha tenido suficiente con un Iron Fist.
Habíamos dicho cinco showrunners. Y que Netflix deba agenciarse. Éste no es el caso, pero gracias.
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