El pasado viernes se estrenó la primera de las grandes apuestas de Movistar para esta temporada: La zona. La nueva producción de los hermanos Cabezudo cuenta la historia de las consecuencias humanas y sociales de un desastre nuclear ocurrido hace tres años en el norte de España. Su protagonista, Héctor, es un inspector supuestamente retirado que vuelve a trabajar tras el extraño asesinato de un hombre en la denominada "Zona de riesgo".
Con esta premisa tan ambiciosa, los creadores de la reputada Crematorio han vuelto a la televisión para demostrar el genio de la ficción española de gran presupuesto y, sin duda, lo han logrado. Escenarios apocalípticos, personajes grises, tramas a todos los niveles y buenos diálogos marcan el nivel de La zona, una serie que puede sentar un precedente para el futuro de las series de calidad en España.
Tal y como hicieron con Bajo sospecha, los hermanos Cabezudo han escogido de nuevo el thriller como género para contar esta delicada historia y el resultado, una vez más, es impecable. No se puede decir que no haya ningún rasgo del género que no cumplan: tramas policiales, personajes dramáticos, estética de cine negro, intriga bien manejada, brillantes cliffhangers, mucha acción y algo de drama. Si te gusta el thriller, quedarás encantado con la serie.
Por otro lado, la serie cuenta con un reparto de lujo: Eduard Fernández, Alexandra Jiménez, Emma Suárez, Juan Echanove, Sergio Peris-Mencheta, Carlos Bardem... La elección de actores, la mayoría de ellos procedentes del cine, demuestra, de nuevo, la intención de darle un aspecto de cine. La zona tampoco escatima en gastos a la hora de diseñar la puesta en escena. Grandes planos generales, una sofisticada iluminación, inspiradores escenarios y un gran trabajo de fotografía ayudan a crear la atmósfera idónea para esta historia.
Pero, apartando todos los logros técnicos y artísticos, lo más importante para que una serie sea inolvidable son las historias y los personajes que se retratan. Para mi gusto, aquí es donde La zona ha pinchado al crear una situación tan alejada de la realidad (aunque sea una clara metáfora de la crisis) y jugar con unos personajes tan traumatizados que cuesta identificarse con ellos. Salvo el personaje del inspector Uría, los demás no me han llegado a emocionar ni importar, me han parecido personajes demasiado arquetípicos y que dejan poco margen a la improvisación.
Lo que sí que logra La zona es generar un ambiente creíble de personajes perdidos ante una situación difícil de entender que, sin duda, nos recuerda mucho a la serie de las series: The Wire. Desde la idea y su denuncia social (una región en crisis y cómo la sociedad y el gobierno actúan ante ella) hasta el personaje principal (un inspector enganchado a los ansiolíticos que se siente maldito y que no puede dejar de investigar algo que le está haciendo mal). La serie más cinematográfica de la televisión americana también ha marcado a esta y eso se nota.
Una premisa original, una buena ejecución del género, un presupuesto de altura y consagrados referentes. Con La zona, Movistar ha demostrado lo que con una buena libertad artística y económica se puede conseguir. Que los fans de series tipo The Wire como los hermanos Cabezudo vuelvan a tomar el control ya es un gran paso hacia la evolución de la ficción televisiva española que tanto estábamos esperando.
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