Señores y señoras, la espera ha terminado. Por fin ha vuelto después de más de un año una de las series más esperadas en mucho tiempo. La segunda temporada de Stranger Things ya está aquí, y después de ver los primeros capítulos os puedo asegurar de no decepciona en absoluto.
La serie de Netflix, dirigida y escrita por los hermanos Duffer, fue un éxito internacional asombrando a un público que recordaba con nostalgia su infancia en los años 80 al verla y, al mismo tiempo, a un público más joven que, aunque no se sienta tan identificado, disfrutaba de una serie de ciencia ficción que juega con las referencias y clichés para hacer algo de lo más original y fresco.
La segunda temporada empieza pisando fuerte pero de forma sutil, organizando a los personajes y sus tramas preparando el terreno para todo lo que hay por venir. Un año después de que nuestros protagonistas vivieran una aventura sobrenatural, parece ser que todo se ha calmado y que siguen adelante con sus vidas. Pero esa tranquilidad dura muy poco, ya que cosas muy extrañas empiezan a ocurrir de nuevo y vemos cómo los protagonistas tienen que lidiar con recuerdos, remordimientos y secuelas debido a lo que pasó. Will sufre episodios en los cuales recuerda imágenes verdaderamente terroríficas de cuando fue abducido por el Demogorgon. Y por si eso fuera poco, los clásicos bullies del colegio no le dejarán olvidar lo que ha pasado. Por otro lado, Nancy se siente culpable por la muerte de su amiga Barb, y está dispuesta a hacer lo correcto.
Nuevos personajes llegan a Hawkins. Max, la nueva chica atrevida y rebelde que se mueve más con el patinete que con las piernas, se convierte en la nueva integrante del grupo de los chicos, y viene acompañada de su hermanastro Billy, un adolescente violento y agresivo que no puede traer nada bueno. Además, conocemos a Bob, el nuevo novio de Joyce que intenta formar parte de la familia y que hace lo que puede por ayudar a su pareja, una madre preocupada y alerta que se ha vuelto muy sobreprotectora con Will.
Nuestra querida Eleven reaparece haciéndose de rogar hasta el final del primer capítulo, con el pelo más largo y hablando un poco más. Está viviendo en secreto con Jim, el jefe de policía de Hawkins, y aunque la joven está aparentemente a salvo y mejorando, no tardará mucho en cansarse de vivir apartada de su pandilla, en especial de Mike. Se nos muestra a una Eleven más humana, que nos recuerda que es una niña antes que un extraño experimento del gobierno. Necesita respuestas, amigos y una vida. Podemos ver también cómo llegó Eleven a casa de Jim y con suerte sabremos más sobre sus orígenes. Además, esta temporada nos resuelve una de las mayores incógnitas que teníamos: si Eleven es el experimento número once, ¿dónde están los otros diez? Ya se nos da una pista de ello en el primer episodio de esta nueva temporada.
La trama de esta segunda temporada es ágil y muy entretenida, pero se toma su tiempo y no aturde. Crea nuevos misterios y no se hace repetitiva en absoluto ya que todo está evolucionando. Podemos apreciar una temporada más oscura pero con la misma personalidad ochentera y nostálgica que envuelve toda la serie e invita al espectador a disfrutar de un viaje en el tiempo acompañado por nuevos misterios, monstruos, personajes y dudas.
Si algo tenemos por seguro, es que nada es normal en esta serie y siempre supera nuestras expectativas. Stranger Things ha vuelto a nuestras pantallas eclipsando a los demás regresos, resolviendo una o dos incógnitas y planteando tres más, dándonos historias humanas que nos tocan la fibra sensible y esa ración de ciencia ficción que todos necesitamos como mínimo una vez al año. Hay mucho por venir, y nueve capítulos por ver que ya están disponibles en Netflix España. Y ahora, si me perdonáis, me voy a ver los que me faltan.
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