Uno de los detectives más extravagantes de la televisión
está de vuelta y no nos referimos precisamente a Sherlock Holmes, sino a Dirk
Gently. Nacido en las novelas de Douglas Adams, autor de la aclamada Guía del
autoestopista intergaláctico, nuestro investigador holístico favorito regresa a
la pequeña pantalla para intentar resolver un nuevo caso paranormal, en una
segunda temporada que promete ser mucho más loca, disparatada y excéntrica que
la primera, algo que a priori parecía imposible.
Dirk Gently: Dirk Gently's Holistic Detective Agency es el
perfecto ejemplo de serie modesta, que se estrenó sin crear demasiado ruido mediático ni concentrar tras de sí una masiva legión
de seguidores pero que, sin embargo, al igual que muchas otras ficciones de
este tipo, se convirtió rápidamente en un éxito dentro de la oferta televisiva gracias a una calidad e historia lo suficientemente buenas como
para ofrecer al espectador un producto tan ameno y entretenido que lo mantenga cada semana expectante por saber cómo
continúa. De hecho, su primer capítulo es una sucesión de
acontecimientos tan mamarrachos, absurdos y caóticos que una vez finalizado lo primero que acabarás pensando es qué demonios acabo de ver. No obstante
esta locura, igual que ocurre en Doctor Who, que mezcla elementos de ciencia ficción,
humor inteligente y situaciones descabelladas, consigue que te olvides de toda
lógica y simplemente disfrutes de la aventura. Porque, seamos sinceros, intentar
explicar/resumir el argumento es más complicado que entender la propia serie. Y
es que, al igual que pasa con otras pequeñas joyas de la ficción como The OA o Legion, ésta es una serie que sólo puedes acabar amando u odiando.
Si pensabas que tras lidiar en su primer caso con una secta
hippie, viajes en el tiempo e intercambios de cuerpo Dirk (Samuel Barnet), Todd (Elijah Wood) y Farah (Jade Eshete) no
podían toparse con nada más raro, te equivocabas. Haciendo honor al espíritu de
la serie, la season premiere arranca en un extraño mundo de fantasía donde un
peculiar caballero de pelo rosa se encuentra en plena huida para buscar a la
única persona que puede salvar su mundo. Que no es otra que nuestro
excéntrico detective de chaqueta amarillo chillón. A partir de aquí, el resto
del episodio vuelve a convertirse en una sucesión de momentos caóticos y sin ninguna
lógica aparente que sirven como carta de presentación para introducir los
nuevos elementos, tramas y personajes de esta temporada, cuya temática parece indicar que girará
en torno a la magia y los viajes interdimensionales.
En cuanto al nuevo caso, la serie ha optado por repetir el
esquema de la primera temporada y dejarnos un montón de sucesos y escenas
aparentemente inconexas, que seguramente cobrarán sentido en la recta final de
la temporada, lo que funciona para dejar a los fans al filo del sofá esperando su dosis semanal de locura y fantasía. A nivel personal, nuestros protagonistas tampoco lo han tenido
fácil desde la última vez que les vimos. Todd y Farah se han convertido en
fugitivos del gobierno después de que Dirk fuera secuestrado por el ejército como parte del Proyecto Blackwing, una iniciativa encargada de estudiar a
personas con “habilidades especiales”. Por su parte, Todd ha dejado de lado el escepticismo que le caracterizó la
pasada temporada y se ha pasado al pensamiento holístico, aceptando lo caótica
y bizarra que es su nueva vida. Una vida que Farah no parece estar encajando
tan bien como su compañero, algo comprensible teniendo en cuenta que, después de
varios meses de búsqueda, la mejor pista para recuperar a tu amigo es
perseguir a un conejo por medio del campo. Por su parte, el gobierno ha convertido
a Dirk en un conejillo de indias, mientras tratan de descubrir (aunque sin mucho éxito) cómo
funcionan sus “poderes”.
La única que sigue igual que siempre es Bart (Fiona Dourf, Deadwood), nuestra
asesina holística, que sigue dejando una estela de cadáveres a su paso.
Esperemos que en esta temporada tenga un mayor protagonismo, pues su personaje, a
pesar de ser uno de los mejores, es también de los más desaprovechados. En
cuanto a las nuevas incorporaciones, la más destacada es la de Tyler Labine (Deadbeat) que interpreta a
Sherlock Hobbs, el típico sheriff de pueblo ansioso por
encontrar un gran caso. Un deseo que verá cumplido en cuanto se tope con el trio protagonista y se vea arrastrado a sus locuras. Por último, el nuevo villano de la temporada, interpretado por John Hannah (Spartacus), a pesar de su breve tiempo en pantalla, promete ser un peligro mucho mayor del que supusieron los hombres de la máquina en la pasada entrega.
El regreso de Dirk Genly confirma que su primera temporada no fue un simple golpe de suerte. La serie sabe cómo superarse a sí misma, sin perder el espíritu que le confirieron tan buenas criticas en su estreno, dejando a los fans con miles de preguntas y la angustia de volver a tener que esperar una semana más para poder resolverlas. Si consigue mantener esta línea, este pequeño diamante en bruto tiene todas las papeletas de convertirse en una serie de culto dentro del género de la ciencia ficción.
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